Primera escena: suena el teléfono en el domicilio particular del dueño de una casa de cambio. Del otro lado de la línea aparece la voz de Guillermo Moreno, que lo convoca a una reunión para tratar "la cuestión del dólar paralelo". El empresario primero se sorprende, pero luego reacciona y promete asistir al encuentro.
Segunda escena: reaparece ante los medios Axel Kicillof, autor intelectual de la nacionalización de YPF. Pero además de hablar de la compañía, le dedica un buen rato al asunto del dólar. Sentado en primera fila, pero sin micrófono al alcance, lo escucha su supuesto jefe, el ministro de Economía Hernán Lorenzino.
Tercera escena: en un encuentro con empresarios pyme, la ministra de Industria, Débora Giorgi, defiende el modelo económico del ciclo kirchnerista pero lanza una velada advertencia a la secretaria de Comercio Exterior, Beatriz Paglieri, para que las trabas a las importaciones no sigan perjudicando al sector.
Bien podría tratarse de un chiste de esos que relatan una secuencia de escenas y que finalmente la rematan con lógica de humor absurdo, pero en realidad todas estas cosas sucedieron en los últimos días en
Todo esto, en medio de los nervios generalizados que provocan las restricciones al mercado cambiario, que si bien es cierto que sólo afectan directamente a poco más que el 10% de la población, alteran el estado de ánimo colectivo y generan el caldo de cultivo para el regreso de protestas sensibles como los cacerolazos.
Dólar y algo más
La reaparición pública del viceministro Kicillof no fue casual, por cierto. La presidenta Cristina Kirchner lo mandó a poner la cara porque a él, precisamente, le atribuyeron un proyecto para pesificar integralmente la economía que provocó mucho ruido, más que el aconsejable, entre los empresarios de primera línea.
Tampoco vienen reaccionando bien los ahorristas desde que el Gobierno instrumentó las restricciones al mercado cambiario, a juzgar por el hecho de que fue retirado el 25% de los depósitos en dólares en los últimos siete meses. La cruzada "cultural" del Gobierno choca así contra un muro de desconfianza.
¿Por qué la gente se refugia en el dólar, más allá de si lo deja en el banco o debajo del colchón? Los economistas hacen una cuenta sencilla: quien compró dólares el año pasado a $4,20 y vendió ahora en el mercado paralelo a un promedio de $5,90, ganó casi un 40% apostando sus ahorros al billete norteamericano.
Ese 40% es justamente lo que "el mercado" está señalando como la "tasa de devaluación" del peso argentino. En boca de un intendente oficialista del Conurbano: "Te aseguro que el dólar va a estar a cinco mangos para fin de año. El Gobierno es operativo, no dogmático", pronosticó ante este columnista.
Ese nivel, en torno a los cinco pesos, es el que Moreno comenzó a exigir para la cotización del dólar "blue" a los dueños de las casas de cambio que manejan las operaciones en
Cimbronazos políticos
En medio de esta situación, los tres niveles del Estado padecen la falta de recursos y comienzan a aumentar la presión tributaria sobre los contribuyentes. El caso paradigmático del momento es la provincia de Buenos Aires, donde la aprobación de la reforma impositiva provocó cimbronazos políticos y económicos.
Los está padeciendo en carne propia el gobernador Daniel Scioli, quien finalmente asumió el costo político de haber firmado el decreto para disponer el revalúo del inmobiliario rural, luego de varias semanas de intensas negociaciones con
Pero tampoco salió ileso el kirchnerismo, que quedó atrapado en las versiones de presuntos sobornos en
El radicalismo, cuyo bloque se partió en Diputados, y el PRO-Peronismo, que perdió un senador, tampoco la pasaron bien esta semana en Buenos Aires, donde parecen haber sido arrastrados por la interna que sacude al oficialismo. En este contexto, el campo vuelve al centro de la escena tras un período de ostracismo.
Por eso no sería de extrañar que al conflicto abierto en
"La oposición al Gobierno es la economía", se le escuchó decir a un reconocido sindicalista que ahora juega en la interna de
Mariano Spezzapria
Agencia NA