Suenan las cacerolas.
Los funcionarios dicen que no las escuchan.
Los críticos dicen que quienes hacen sonar las cacerolas defienden la compra de dólares y no se fijan en el hambre de los que menos tienen. Estos mismos dicen que son inmorales, insensibles ante las necesidades de los que nada tienen.
Los críticos de las cacerolas no ven a los inmorales en sus filas.
El inmoral vice rock star es invisible para ellos.
El inmoral “dipu chateador” no existe para ellos.
El inmoral hijo del poder que compra 100 mil dólares tampoco existe.
Al vivaracho que anuncia que tenemos que pensar en pesos y ahorra en dólares tampoco lo ven.
Los inmorales y vivarachos abundan en este gobierno y esta es una pésima señal que, por suerte, cada día es más evidente para parte de la mayoría votadora de este régimen.
Más de un cacerolero es un votante arrepentido de formar parte del 54%.
Y esta es la buena noticia: el 54 ya fue.
Daniel Valenzuela
dvalenzuela007@gmail.com