Los bloques de diputados y senadores que conforman el oficialismo bonaerense comenzaron a resquebrajarse. Las diferencias entre el sciolismo y el kirchnerismo se acentúan cada vez más. En esta disputa soterrada es fundamental el papel de los denominados independientes.
No estamos dando una gran noticia si afirmamos que en ambos bloques del FpV-PJ de las dos cámaras, hay pensamientos con distintos matices, legisladores que han experimentados diversas trayectorias, con tácticas disímiles y que reportan a conductores que están más cerca o más lejos de determinados círculos de poder: nacional o provincial.
Muchos legisladores provinciales, con escasa posibilidad de continuar en sus bancas, se reconocen como parte del proyecto nacional y popular; otros, en cambio, se encuentran más cerca de lo que significa el Gobierno de la provincia de Buenos Aries y, por último, también están aquellos que exhiben su condición de eternos peronistas, con más o menos coincidencias de este lado o del otro lado de la General Paz. Están, incluso, los que consideran que esa bifrontalidad es la fortaleza de la oferta electoral y política del peronismo.
La situación que tensa en demasía la cuerda de la que pende el equilibrio inestable que muestran los bloques del oficialismo no es otra que uno de “los grandes problemas” que tuvieron varios gobiernos latinoamericanos en esta coyuntura histórica: la alternancia.
Esta situación en Argentina tiene por el momento final abierto. Néstor Kirchner había resuelto este inconveniente con la sucesión de Cristina Fernández de Kirchner. La alternancia no lo enfrentaba con un problema constitucional, como al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez. Ni se imaginaba la salida a la brasileña con una “candidata de confianza”. El mismo espacio político resolvía el problema, pero ahora la situación es otra. Los estrategas K deberán buscar una alternativa o utilizar algunas de las experiencias de nuestros hermanos latinoamericanos.
El nudo
Frente a esta disyuntiva que desvela al kirchnerismo de paladar negro, aparece en el firmamento el distrito más poderoso del país —por su peso político, económico y electoral— donde su máximo responsable político, Daniel Scioli, no tiene impedimentos formales para ser una alternativa en esta encrucijada histórica.
No será hoy ni mañana cuando esta cuestión, que carcome a más de un dirigente del oficialismo, tendría que ser resulta; pero será más temprano que tarde. No escapa a ningún dirigente de la provincia de Buenos Aires que forma parte del oficialismo que también es mucho lo que se puede hacer en el mientras tanto.
Los seguidores del gobernador entienden que Scioli es parte del proyecto nacional y popular con apenas una diferencia de estilo, una cuestión de “formas y no de fondo”. En el otro extremo están los legisladores que primero fueron funcionarios nacionales y luego provinciales que entienden que la candidatura de Scioli “es clausurar el proyecto por derecha”.
La “crispación” y el “conflicto permanente” no convence a los sciolistas, en cambio para los kirchneristas o cristinistas “el conflicto es intrínseco a la democracia y al proyecto”, sin conflicto no hay sustentabilidad política.
También aparecen visiones diferentes con respecto al pasado, a los ’70 y a los ’90; el posicionamiento frente a los medios también abre abismos entre unos y otros; mientras unos se muestran orgullosos de la nueva Ley de Medios, otros entienden oportuno manifestar su satisfacción por la aprobación de la norma, sin estigmatizar adversarios.
Estos rasgos generales, entre otros, de la dirigencia oficialista no desaparecen a la hora de abordar la agenda cotidiana que es propia de las legislaturas. Un determinado proyecto de declaración o solicitudes de informes pueden disparar en un debate interminable dentro de las propias bancadas del oficialismo, como fueron los casos recientes sobre la publicidad oficial o relaciones del Gobierno provincial con determinadas empresas en el rubro juego. O los permanentes “chisporroteos” que aparecen recurrentemente relacionados sobre “la inseguridad” que campea en la Provincia, con sus anclajes en el ámbito de la Justicia y el Servicio Penitenciario, y por supuesto en la Policía.
Además de las visiones y posturas múltiples, los dirigentes también registran un origen o relaciones que los remite a determinado espacio o grupo de referencia dentro del amplio campo que es el FpV-PJ, relaciones que no escapan a la dinámica de los acontecimientos y de la propia relación. Dentro de los subgrupos también podemos encontrar tensiones que no están del todo consolidadas.
Se debe consignar que el sciolismo como tal es una formación reciente, e inclusive, algunos entienden que es una formación autónoma del propio gobernador. Si bien es cierto que Scioli formó parte del armado de las listas desde que llegó a la gobernación en 2007, no fue mucho lo que pudo cosechar como “tropa” propia hasta aquí.
El Senado
La formación de “La Juan Domingo”, agrupación originaria del Senado provincial fue una reacción post definición del reparto de poder en el Palacio Legislativo, en donde nuevamente los criterios de la Casa Rosada fueron más tenidos en cuenta que los del gobernador.
Al margen del vicegobernador Gabriel Mariotto, que como tal conformó la fórmula junto a Scioli y que aparece como la expresión nacional en la misma, las restantes autoridades de la Cámara también fueron producto de una negociación fuera de la Legislatura. Allí también los pareceres de Cristina Fernández de Kirchner fueron aceptados por los funcionarios provinciales estoicamente.
El senador Sergio Berni, vicepresidente en uso de licencia del Cuerpo y presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Acuerdos, Santiago Carrera y la presidente del bloque Cristina Fioramonti, son los tres senadores más influyentes de la Cámara alta. El trio, sin duda alguna está en “sintonía fina” con la presidenta de la Nación, y no tan así con el gobernador, al cual simplemente respetan.
Diputados
Por el lado de la Cámara de Diputados también primó el mismo criterio. Scioli insistió con su delfín Martín Ferré como aspirante a presidente de la Cámara baja, pero en la Casa Rosada prefirieron la continuidad al frente del Cuerpo de Horacio González, razón por la cual el hombre de Ituzaingó comenzó a cambiar su juego político: estar más ligado al futuro del Gobierno nacional que provincial.
El bloque del oficialismo en la Cámara joven quedó en manos de un hombre cercano al vicepresidente de la República, Amado Boudou, quien intentó desplegar un armado provincial que por el momento está en suspenso. El diputado Juan De Jesús, el boudouista que preside el bloque, por otro lado tuvo una experiencia no del todo feliz en el gabinete sciolista.
La estratégica vicepresidencia quedó para el camporista “en problemas” José Ottavis. El gobernador, al no poder colocar a ningún delfín en un cargo de importancia en Diputados, fue compensado en el reparto con un hombre suyo en el Consejo de la Magistratura.
Fue de espaldas a estos sucesos que algunos legisladores —alineados con el exmotonauta— entendieron que no había tiempo que perder para la construcción de un espacio que los contengan como parte del proyecto nacional, pero también como actores del proyecto provincial que encabeza Daniel Scioli. El gobernador dio luz verde a la movida en un manto de prudencia.
Pero los sciolistas de la Cámara joven no se plegaron abiertamente a “La Juan Domingo”, originaria del Senado, sino que miran con atención ese pelotón de independientes que por ahora no sienten necesidad de estar aquí o allá, que falta mucho y que “ahora hay que resolver los problemas de la gente”. Los independientes no quieren ultras ni de un lado ni de otro, y por lo tanto no están dispuestos a conformar uno de los polos. Si bien los diputados sciolistas fueron al lanzamiento de Los Todos, algunos los califican como sciolistas de “baja intensidad”.
También habría que consignar que la realidad de Diputados y Senadores es diferente. El titular del Senado Grabriel Mariotto suele realizar cruzadas mediáticas que hacen temblar a todo el gabinete bonaerense; del otro lado, Horacio González, no plantea diferencias en esos términos con el Gobierno provincial, por el contrario trata de ser un “puente de plata” entre ambas dimensiones del oficialismo.
Además, entre los independientes están los legisladores que ven con buenos ojos al intendente de Tigre, Sergio Massa, quien oscila entre el Gobierno nacional y provincial. El joven dirigente, ya tiene decidido que encabezará la lista de diputados nacionales, tal cual adelantamos en ediciones anteriores.
Hay que resaltar también que en la Cámara baja hay tres diputados del sabbatellismo que no forman parte del bloque oficialista, pero son aliados del proyecto nacional y disparan —las veces que pueden— severas críticas al Gobierno provincial en áreas donde el kirchnerismo/cristinismo también expresan algunas diferencias con el Gobierno de Scioli. Varios legisladores que ya peinan canas y que de internas saben mucho, dicen que no se trata de una casualidad.
(Fuente El Parlamentario)
Redacción de Tribuna de Periodistas
el articulo esta bueno pero por favor no mesclen el nombre del gran boxeador mexicano julio cesar con es basura de hugo de venezuela