Es difícil pronosticar el futuro, pero cuando en épocas de elecciones se dice, “no se sabe quién ganará”, solo se sabe quién pierde: la gente.
Tenemos buenos números en concepto de entradas de dólares por el precio internacional del “yuyito”, pero también tenemos la experiencia de la dilapidación de los recursos provenientes de las retenciones, es decir el mal manejo de la economía.
La presidente Cristina K se esfuerza en presentarse como una muy buena administradora y tiene la arrogancia de dar cursos —discursos— en el exterior, sobre cómo capear las crisis económico-financieras.
También expresa a través de un intendente K, devenido en vocero de su pensamiento, que Daniel Scioli no sabe administrar y que por (de hecho) le deje su lugar a Gabriel Mariotto, quien como se sabe es muy leal (¿a quién?) y que había prometido el pago total del aguinaldo a los trabajadores de la administración provincial de Buenos Aires, cosa que no pudo realizar, debido a que Scioli regresó de Europa antes de lo previsto. De haberse quedado unos días más, el gobierno central le hubiese girado los 2.800 millones de pesos que necesitaba para su pago.
Qué situación tan absurda. En una reunión familiar en un restaurant encontré un conspicuo personaje del radicalismo, Enrique Nosiglia, a quien le imputé que Alfonsín había dejado de ser mi referente a partir del Pacto de Olivos —Menem-Alfonsín— a lo que contestó: “Quisimos quemar al peronismo y se incendió el país”.
Espero que no se obtenga el mismo resultado con esta pelea entre el Gobierno Central y el de la provincia de Buenos Aires.
No estoy defendiendo a Scioli, pero lo que él temía desde hace mucho tiempo, que no le giraran los fondos necesarios para administrar la provincia —y que de esta forma le incendiaran el rancho— se le dio, aún cuando se portó como un dócil aplaudidor del modelito. Ojo, ya no lo podemos llamar “modelo”, no llega a la edad adulta, los hechos lo están demostrando, no vale la pena enumerarlos. El mercado inmobiliario y todo lo que requiera el uso de dólares, lo atestigua.
Sin embargo, creo que Scioli, junto a Hugo Moyano —otro podría ser Mauricio Macri— aclaró que estos últimos no son en absoluto personas de “mi confianza”, como acostumbra a publicitar Mirtha Legrand cuando aconseja vender el oro —único elemento que puede guardar algo de estabilidad con respecto al precio— pero en fin, negocios son negocios y Mirtha lo sabe: podrían ser una alternativa, después veríamos cómo influimos para que no se sigan repitiendo las películas como en los viejos cines de continuado.
Frente a una absoluta falta de una verdadera oposición, que pueda tener alternativas, me pregunto ¿qué hacemos? ¿Seguimos esperando el Mesías o el “hombre gris” de Benjamín Parravicini o nos encolumnamos detrás de los que pueden tener opciones frente a este desgobierno corrupto y soberbio, que en los espacios internacionales, busca el diálogo y en nuestro país como verdaderos montoneros buscan y provocan los enfrentamientos permanentes?
Otra forma sería formar un nuevo movimiento, el número 645 aproximadamente de organizaciones que han pedido en Inspección de Justicia, la personería jurídica para actuar como partido político, pero esto sabemos es una utopía total, ya que nuestra idiosincrasia es la de buscar un líder, cualquiera sea, para encolumnarnos y que nos lleve. ¿Adónde? No importa, solo que nos conduzca y nos evite pensar ya actuar en consecuencia, la cultura del trabajo es una de las mayores pérdidas que hemos sufrido, con la complacencia y designio de varios últimos gobiernos que se dicen peronistas, aunque de peronistas, tengan únicamente la camiseta.
Y bueno, le pido a los lectores de Tribuna de Periodistas que tiren alguna idea y que entre ellas, no figure la del intercambio, si no me adjudicarían que incido en promocionar e inculcar mis propios intereses.
Mientras tanto, sigo tan desorientado como Cátulo Castillo, cuando le puso la letra al tango Desencuentro.
Estás desorientado y no sabés
qué "trole" hay que tomar para seguir.
Y en este desencuentro con la fe
querés cruzar el mar y no podés.
La araña que salvaste te picó
-¡qué vas a hacer!-
y el hombre que ayudaste te hizo mal
-¡dale nomás!-
Y todo el carnaval
gritando pisoteó
la mano fraternal
que Dios te dio.
¡Qué desencuentro!
¡Si hasta Dios está lejano!
Llorás por dentro,
todo es cuento, todo es vil.
En el corso a contramano
un grupí trampeó a Jesús...
No te fíes ni de tu hermano,
se te cuelgan de la cruz...
Quisiste con ternura, y el amor
te devoró de atrás hasta el riñón.
Se rieron de tu abrazo y ahí nomás
te hundieron con rencor todo el arpón
Amargo desencuentro, porque ves
que es al revés...
Creiste en la honradez
y en la moral...
¡qué estupidez!
Por eso en tu total
fracaso de vivir,
ni el tiro del final
te va a salir.
Walter A. Gazza
info@tarjetatei.com.ar