Creo que esta carta apunta a hacernos pensar en lo que realmente estamos viviendo como sociedad.
Estoy cansado de tener que elegir a la hora de informarme. Si quiero escuchar las buenas noticias o algún logro tengo que ver tal canal oficialista. Que si quiero saber de tal caso de corrupción o lo que hizo cual funcionario, tengo que ver tal otro canal. ¿Por qué si hay una sola realidad tenemos que elegir quien nos la cuenta? ¿Quiénes son ellos para elegir lo que nos dicen y lo que no? ¿En que se ha transformado el periodismo…? Y con esta última pregunta es cuando se ilumina la respuesta.
El periodismo como lo conocemos ya no existe. Son muy pocos los medios que pueden llamarse independientes y además informar de verdad a su público. En el afán de la obtención del rédito como con toda actividad comercial, el periodismo se ha convertido en un producto. Ha evolucionado de la mano del marketing y se ha transformado.
Cada vez más, las empresas que deberían comunicar, se adueñan de la información y la transforman según su criterio y conveniencia. Brindan datos de manera selecta y siempre siguiendo su línea editorial, es decir su conveniencia. Acompañan a la noticia con estadísticas, cuadros comparativos y anexos que tratan de dar valor a lo que se quiere transmitir. Se impone en la noticia la opinión personal de los oradores, quienes terminan juzgando los hechos y formando la opinión del público hacia cualquier rumbo. Es lamentable el abuso de la utilización por parte de los “informadores” del tiempo verbal potencial. Inundan con supuestos y probabilidades que, en lugar de extender la información, solo sirven para ocultarla, ya que en este caso deja de ser importante el contenido y vale más la primicia de lo que supuestamente sucederá.
Con todo esto se aprecia claramente que el producto informativo le robo el protagonismo a la información, quien ha pasado a segundo plano.
No solo los medios informativos se ven alterados por la intromisión del marketing, sino que se produce el mismo fenómeno a la inversa en los programas de entretenimiento. Tomemos como ejemplo los últimos sucesos de público conocimiento (el caso Moria Casan) nos encontramos con noticias judiciales siendo primicia en programas masivos como el de Marcelo Tinelli. En este caso, la información en sí se transformo por completo en una primicia publicitaria, donde de ser el factor principal pasó a ser el adorno del espectáculo.
Lamentablemente, el periodismo parece seguir evolucionando por este camino del marketing para brindar productos en lugar de informar como debieran.
Alejandro Reyes
adanielreyes@yahoo.com.ar