Desde que se conoció que se aproximaba la presentación del polémico gurú indio Sri Sri Ravi Shankar en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, varios salieron a criticar que se haya utilizado fondos públicos para pagarle por su presentación, las cuales se realizarán en el marco de las jornadas de espiritualidad organizadas por la Fundación El Arte de vivir, el domingo que viene.
Las críticas surgieron, no solo por el "prontuario" que trascendió respecto a la figura de Shankar, sino también porque transcendió que la Ciudad de Buenos Aires gastaría u$s 2,5 millones en sponsorear un evento que promete "enseñar a respirar", en medio de cuestiones más importantes que resolver.
Este jueves, el jefe de Gobierno Porteño salió a desmentir que le pague a Ravi Shankar y aclaró que la Ciudad solo colabora en la difusión del evento.
Sin embargo, en 2006, el gobierno nacional también recurrió al gurú. “Hacinados sí, pero muy tranquilos”, decía el título del diario oficialista Página/12 el 26 de julio de ese año.
“Los carceleros y presos dependientes de la Nación podrán disfrutar de cursos de relajación y respiración dictados por la fundación El Arte de Vivir para mejorar la convivencia en las unidades penitenciarias”, explicaba el matutino.
En ese entonces, fue el ministro de Justicia de Néstor Kirchner, Alberto Iribarne, quien contrató Ravi Shankar para que su fundación practique cursos de relajación y respiración a presos y guardiacárceles, ante la sobrepoblación carcelaria y la violencia en las prisiones.
En ese momento, la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) criticó el convenio con Ravi Shankar y planteó en su informe periódico un “interrogante budista-policial”: “¿Nos pueden explicar para qué (Shankar) firmó un convenio con el ministro de Justicia de la Nación, Alberto Iribarne, para dar sus cursos al personal de las cárceles y otro con la viceministra del Interior, Silvina Zabala, para darlos al personal de la Policía Federal? ¿Será que Iribarne y (el ministro del Interior) Aníbal Fernández creen que guardiacárceles y policías pueden mejorar algo con la meditación budista?”.
José María González