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Cristina: facilidad para ganarse enemigos y rencor para recomponer relaciones

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UNA REVELADORA DESCRIPCIÓN DE LA PRESIDENTA DEL AÑO 2003
UNA REVELADORA DESCRIPCIÓN DE LA PRESIDENTA DEL AÑO 2003

Una de las notas periodísticas más completas que se escribió sobre Cristina Kirchner, fue por puño y letra de Franco Lindner en revista Noticias. Fue el 24 de mayo de 2003. Allí se describe la personalidad de la hoy Presidenta con una precisión que asombra. Su carácter vengativo, su obsesión por la higiene y hasta su obsesión por carteras y zapatos ya se veían con claridad en la nota que, si bien no puede encontrarse en Internet, Tribuna de Periodistas pudo rescatar de la hemeroteca de editorial Perfil (ver scaneo al pie). No se transcribe completa, sino las partes más relevantes:

 

El chiste, casi impublicable, lo cuenta un miembro del Gabinete en retirada de Eduardo Duhalde. Dice que Néstor Kirchner "tenía los ojos normales hasta el día que la conoció a Cristina: quedó así de lo ‘rompebolas’ que es ella". Dueño de la típica sutileza bonaerense, el chascarrillo expresa una gran verdad: en el entorno del presidente que se va, nadie digiere a la esposa del que viene. Cristina Fernández de Kirchner es una mujer con carácter.

(…) Algo es seguro: de ahora en adelante, sea en Olivos, en el Senado o en algún despacho de la Rosada, se convertirá en la mujer más poderosa del país. Y en la más temida.

(…) Cristina está acostumbrada a cogobernar con Kirchner. En Santa Cruz, donde los opositores, según el estado de ánimo, la llaman "la Bruja" o "la Lupina", el poder de ambos es indiscutible y no hay funcionario que pueda hacerles sombra. Él decide, pero ella aconseja. Él administra, pero ella comunica. Él negocia, pero ella veta. Y eso no cambiará cuando se instalen en Buenos Aires.

Un cuadro santacruceño lo explica así: "Cristina nunca va a discutir en público alguna decisión que tenga que tomar su marido. Pero en privado...". Del otro lado, uno de los pocos bonaerenses que no tuvieron que hacer la valija se queja: "El problema es que ellos dos ejercen un mando verticalista. Y eso va a generar cortocircuitos, porque cuando uno es presidente tiene que abrir el juego".

(…) Tiene facilidad para ganarse enemigos y demasiado rencor para recomponer relaciones —con Elisa Carrió se detestan desde los tiempos del informe sobre lavado—, y que son unos cuantos los peronistas que no le llevarán el apunte cuando ella arengue a votar las leyes kirchneristas. La relación con sus pares del PJ ya era mala, pero empeoró tras la cruzada de Cristina contra Luis Barrionuevo. La senadora jamás perdona a quienes considera sus enemigos, una categoría a la que Barrionuevo ingresó con grandes méritos cuando definió a su esposo como "un perro muerto" al que los intendentes bonaerenses debían sacar a pasear.

(…) La coquetería también incluye ropas de colores tan fuertes como su carácter y una amplia colección de carteras y zapatos, además de algunos excesos de juventud como los tapados de visón en los tempranos ‘90, cuando recorría las destartaladas unidades básicas de Santa Cruz para hacer campaña por su marido.

(…) Católica creyente, Cristina jamás pasó por el diván, pero más de un psicoanalista se sorprendería con su obsesión por la higiene. Algunos de sus tics bordean la paranoia: en Santa Cruz aseguran que la senadora lleva sus propios cubiertos desinfectados a los almuerzos de campaña. Y que su asistente, una señora de cincuenta y pico, es la encargada de revisar si un baño está en buenas condiciones antes de que ella entre.

No, no se trata de una crónica de esta semana, sino de hace más de nueve años.

 
 

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  1. POR QUÉ 40 MILLONES DE ARGENTINOS , DEJAN QUE SU PRESENTE Y SU FUTURO QUEDE EN MANOS DE PERSONAJES COMO CRISTINA FERNANDEZ ? QUE CAUSA ESTA INEXPLICABLE CONDUCTA DE LOS CIUDADANOS AL ENTREGAR A ESTE PERSONAJE DESEQUILIBRADO , QUE CLARAMENTE MANIFIESTA EN FORMA PÚBLICA , NO QUIERO PENSAR EN SU CONDUCTA PRIVADA , PROBLEMAS PSICOLÓGICOS POR LOS CUALES CUALQUIER CIUDADANO DÉ A PIÉ ESTARÍA BAJO TRATAMIENTO PSIQUIÁTRICO . DARLES PODER A ESTA DESEQUILIBRADAS PERSONALIDADES ES DEMENCIAL, ES EVIDENTE QUE SE DEBEN CREAR MECANISMOS DE "PROTECCIÓN CIUDADANA" MEDIANTE LOS CUALES EL CIUDADANO PUEDA PONER FIN EN FORMA EXPEDITIVA A ESTOS EXCESOS DEL PODER , DESTITUYENDO A ESTOS POLÍTICOS CORRUPTOS Y DELINCUENCIALES , DE PERSONALIDADES PSICOLOGICAMENTE ALTERADAS . QUE LLEVAN AL DECALABRO TOTAL A LA SOCIEDAD ARGENTINA .

  2. ante tanto atropello ,el tema es el resumido en el tutulo elsurhoy.com Cómo alertar sobre la reforma constitucional: “¡TE VAN A QUITAR LA CASA, PELOTUDO!” Miércoles, 29 de Agosto de 2012 Esto que están tramando no es nuevo. La ultraizquierda lo intentó en 1990 en la provincia de Buenos Aires y lo intentará siempre, porque su objetivo, su gran sueño dorado es terminar con la Constitución histórica que es el límite jurídico a sus locuras revolucionarias. Ahora el pretexto es la re-reelección presidencial, pero en esta oportunidad, como nunca antes, tienen a su favor un contexto ideológico único y un gobierno sin escrúpulos capaz de hacer cualquier cosa por mantenerse en el poder. En 1990 Cafiero era gobernador de la provincia de Buenos Aires y no tenía reelección. Entonces convocó a un plebiscito para que la ciudadanía decidiera por SÍ o por NO sobre un proyecto de reforma constitucional que contenía, además de la reelección, nada menos que noventa y ocho enmiendas. Ahí estaba la trampa. El proyecto contenía reformas que ponían los pelos de punta. Por ejemplo: un artículo determinaba que la provincia de Buenos Aires era un “Estado autónomo”, y otro ordenaba que “Todo habitante está obligado a organizarse en defensa del orden institucional de la provincia”. Pero curiosamente en el proyecto se conservaban verdaderas antiguallas, como la que decía que el gobernador es el comandante en jefe de las fuerzas armadas provinciales, y quedaba facultado para movilizar milicias y nombrar oficiales hasta el grado de teniente coronel. Si uno mezclaba lo nuevo con lo obsoleto que inexplicablemente se conservaba, obtenía un explosivo cóctel con sabor a separación, nacionalismo regional, milicias populares y hasta el sueño en alguna cabecita loca de una guerra de secesión contra la República Argentina. Pero lo más grave era que muchas enmiendas se habían tomado de la Constitución cubana de 1976. Una establecía que el trabajo es un derecho, pero al mismo tiempo un deber social. Se sabe que en Cuba (por lo menos en ese tiempo, ignoro la situación actual) quien no aceptaba el trabajo que le asignaba el Estado (por ejemplo, un arquitecto disidente que era enviado a destapar las cloacas), se lo calificaba de “vago social” y se lo mandaba a la cárcel para su reeducación. Y aunque cueste creerlo, a esta indignidad el peronista Cafiero la llamaba “el moderno constitucionalismo social de los países más avanzados del mundo”. El nuevo proyecto establecía que “la propiedad privada es inviolable dentro del marco de su función social”, lo cual implicaba claramente que fuera de ese marco, la propiedad era pasible de confiscación. Recuerdo que en ese tiempo yo escribía mucho y hablaba con todo el mundo con la intención de inducir el voto negativo, pero observaba que la gente común se aburría y comenzaba a bostezar. No entendían el asunto, y en el fondo les importaba un rábano. Hasta que un día, conversando con un amigo adormilado que ante mis advertencias abstractas hacía esfuerzos por cambiar de tema, le grite: “¡Te van a quitar la casa, pelotudo!” Dio un respingo, se le pasó la modorra, abrió grande los ojos y hasta se puso pálido. “¡Eh, che…! ¿Es para tanto?”, preguntó repentinamente preocupado. Yo había logrado que se interesara por la gravedad del intento de reforma constitucional. Le expliqué que eso ya se vivió en los países comunistas: una vivienda desocupada o de veraneo era confiscada y entregada a una familia sin techo; un terreno baldío ofendía la justa causa de la igualdad social y era entregado a quien lo necesitara; una casa grande, con muchas habitaciones, debía ser compartida con otras familias sin hogar, donde la comuna designaba un comisario político que decidía cómo se distribuían las comodidades y los horarios para el uso de la cocina, los baños, etc. Basta leer la novela Doctor Zhivago de Boris Pasternak (o ver la película, con Omar Sharif y Geraldine Chaplin) para estremecerse con la descripción de esas prácticas iniciales de la revolución soviética. Lo dejé grogui, realmente asustado, y desde ese momento fue un obsesivo divulgador del NO. Repetía a todo el mundo: “Estos tipos nos van a quitar la casa”. Me di cuenta entonces que las personas, sobre todo las mujeres que se engancharon increíblemente, si poseen el título de propiedad de aunque sea una miserable choza, cuando advierten el menor peligro de perderla salen en defensa de su propiedad con uñas y dientes. La gente, en términos generales, no asimila conceptos abstractos, no se interesa por la política ni entiende los galimatías legales y filosóficos, tienen la cabeza en otras preocupaciones menores. Pero si les tocan el bolsillo o les amenazan el terrenito o la casita que pudieron escriturar con esfuerzo, ahí sí muestran los dientes como perro al que le quieren quitar el hueso. La estratagema de alertar a los pequeños propietarios se difundió espontánea y exitosamente por toda la provincia. El 5 de agosto de 1990 la gente le dijo NO a la reforma de Cafiero. Fue un rechazo abrumador. Muchas cosas sumaron para lograr esa decisión popular histórica, pero lo que se había metido en la cabeza de la gente era una fijación extremadamente sencilla: “Nos quieren quitar la casa”. Pues bien, los ideólogos que redactaron las frustradas enmiendas de Cafiero son los mismos que ahora nos quieren cambiar la Constitución Nacional. Sus propósitos ideológicos revolucionarios son muy claros: van por la Declaración de Derechos y Garantías, la parte dogmática de nuestra Constitución histórica, la que le debemos al genio de Alberdi. Quieren, entre muchas otras cosas, transformar el derecho de propiedad en un derecho relativo, sujeto a una ambigua función social y pasible de expropiación siempre en nombre del pueblo y de la justa distribución de la riqueza (ajena). Ya lograron, sin necesidad de reformar nada, intervenir y confiscar empresas privadas, cerrar el mercado de cambio, limitar gravemente la libertad de prensa y de expresión de los ciudadanos y prohibirnos en la práctica comprar y vender inmuebles en dólares. Y ni siquiera podríamos irnos del país, porque hoy nadie es dueño de llevarse su patrimonio al exterior. El peligro es esta vez mucho más grave que en la provincia de Buenos Aires de 1990, pero hoy igual que entonces, observo que la gente no se interesa por nada, está distraída con otros asuntos, con el torneo Evita Capitana, con el bailando de Tinelli, a ver si puedo cambiar el auto, las próximas vacaciones, etc. Igual que antes, veo que mis interlocutores no pueden mantener la atención cuando les hablo del peligro que amenaza a nuestras libertades ciudadanas. El mismo aburrimiento, la misma somnolencia, idéntica despreocupación por las cuestiones para ellos abstractas e incomprensibles. Otra vez entonces tenemos que meterles en la cabeza el concepto sencillo y demoledor, el único que entienden. Empecemos desde ahora, evitemos los laberintos filosóficos y las abstracciones soporíferas. Digamos solamente lo que el pequeño propietario puede asimilar y grabar indeleblemente en su cabeza: “¡Te van a quitar la casa, pelotudo!” Enrique Arenz El informador publico

  3. No te quejes de lo que te pasa, si lo dejas pasar Lamentablemente, cuando el 54 % de una población, en la que NO me incluyo, tiene las expectativas de que el elegido/a, esté a la altura de sus responsabilidades y no cumple las esperanzas de los votantes, es como cuando en las carreras de caballos, el favorito se manca, es decir no llega ni a place, los tenedores de los boletos que son la mayoría apostadora, por haberle puesto al favorito, rompe los boletos con un gesto de indignación y frustración Hoy estos gestos se repiten en un conjunto de habitantes de este generoso país, llamado Argentina, sinónimo de vibrante, sonora, cristalina, hoy adjetivos obsoletos, que no condicen con la realidad de la dirigencia, que cambió estas palabras objetivas e históricas, por las de agresividad, irritación, provocación, mordacidad, cólera, ofuscación y varios más. Esto, sin embargo, no era de extrañar, para aquellos que habíamos tenido la oportunidad de conocer personalmente a la Sra. Presidente, como fue en mi única experiencia, sabíamos que esto sería inevitable, me refiero a la constante búsqueda de enemigos, en los que desatar su ensañamiento, para disimular su debilidad. Cuando en el centro Cultural Alejandro Olmos, en los años 2007, me refería a que el gobierno de Cristina iba a ser mucho mas agresivo y totalitario que el de Néstor, me creían un solitario advenedizo, pero los años me dieron la razón, aún cuando yo hubiese querido estar equivocado. Realmente lo siento, lo siento por ella y por el resto de nuestros congéneres y lo digo de verdad, de haber tenido la oportunidad de estar al lado de ella, una vez fallecido Néstor Kischner, habría tratado de llevarla a transitar otra senda, pienso que está mal asesorada, orientada o advertida, creo y sé que no me equivoco, que está manejada por algún/os monje/s negro/s, de los que nunca faltan, que sabedores de su debilidad de armonía interior, dada su dolencia bipolar, abusan y magnifican el síndrome de Hubris, que acecha a todos los gobernantes con mucho poder y falta de equilibrio emocional, aún reconociendo el origen de la mayoría de los miembros de su entorno, me refiero a los Montoneros. Tengo amplia experiencia de lo que significa la bipolaridad, no por ser un profesional cognitivo, sino por vivir situaciones tocantes, con personas que sobrellevan este moderno mal, recordemos que una de cada 20 personas, lo sufre, hay momentos en que no reaccionan como lo haría una persona armónicamente compensada, lo que se busca en estos pacientes, es lograr la línea media, entre la euforia y la depresión, lo que no es ni fácil, ni permanente. Si observamos detenidamente el semblante de nuestra Presidente, veremos que cambia la expresión, como si no advirtiera lo que la rodea, ya que está ensimismada en su letra discursiva y a lo único que aspira es al aplauso muchas veces deleznable de sus adláteres, que se encargan de profundizar su debilidad, ya que querer tener el mayor poder es un innegable síntoma de carencia absoluta, solamente aquellos déspotas que tratan de dominar a los demás e infundirle el miedo, lo hacen únicamente por el temor que ellos mismos sienten de perderlo, me refiero al, poder absoluto. Si a esto se le suma una cuota de soberbia, el plato está desbordado y la salsa mancha todo a su alrededor. He leído con mucha pena, innumerables opiniones de lectores de Tribuna, que quisieran ver a nuestra Presidente, destruida y destituida, es cierto que no queremos esta forma de gobernar, que una amplia mayoría, hasta gran parte de ese 54 %, desearía la paz en Nuestro País, pero de allí a “matar” al gobierno, creo que dista una gran distancia, sería bueno tratar de demostrar que no queremos este divisionismo entre Ks y antiKs, un pueblo dividido, pasa la mayor parte de su tiempo en querellarse mutuamente, gastando las energías que deberían ser empleadas en el crecimiento generalizado, de todas formas, desde el gobierno, salvo para el INDEC, la pobreza no ha sido erradicada, ni con los planes ni los subsidios se ha logrado y por supuesto, va a ser difícil mantener estas prebendas, cuando como dijo Cristina K, “el Mundo se nos cayó encima”, aseveración mentirosa, lo que se nos cayó encima es el “Modelo”. El tema es que hacer, si como siempre digo, “no te quejes de lo que te pasa, si lo dejas pasar”, la pregunta que aparece inmediatamente, es que hacer para que no dejarla pasar, decirlo es fácil, hacerlo es sumamente difícil, sobre todo cuando el círculo áulico que rodea a nuestra Presidente, seguramente no la deja percibir la realidad, esos sujetos que aparecen en sus discursos a la gente, que son siempre “valiosos referentes” plantados y mentirosos, vaya a saber por quien o por quienes, le harán creer a Cristina que es la mejor y única posible de manejarnos, como los tantos aplaudidores, la mayoría funcionarios del gobierno y Camporistas rentados que siempre le sonríen y garantizan sus palabras y datos, muchas veces objetables, como robots que lo único que logran es acrecentar su afección. Si yo tuviera que proponer algo, haría una marcha de silencio, con velas o sin ellas, pero pidiéndole una rectificación al curso del discurso, que rima y suena a verso, pero como verso es irreal, me refiero al relato, ojala que este pedido se haga carne en la gente, antes de que se cumplan las profecías de nuestro Benjamín Parravicini y la sangre corra por las calles, sería bueno por lo menos, intentarlo.

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