Mientras Cristina Fernández de Kirchner decía en EE.UU. que la economía argentina está muy dolarizada, el diputado kirchnerista Roberto Feletti afirmaba que las restricciones a la compra de dólares van a continuar “hasta que se complete el proceso de pesificación, o sea que el peso se convierta en una moneda de reserva de valor…”
Tanto la Presidente como el diputado insisten en creer que es posible transformar en moneda a unos papeles pintados que pierden valor por efecto de la inflación solo porque ellos los quieren así.
La afirmación de Feletti de que van a prohibir la compra de dólares hasta que el peso se convierta en moneda de reserva de valor es como si alguien le prohibiera comprar a otra persona otro auto que no sea el suyo que está con el motor fundido. Es decir, el comprador tiene que comprar y aceptar que el motor del auto malo no está fundido para poder comprar otro auto. Una locura.
El peso no lo van a poder imponer por la fuerza ni la gente quiere el dólar por capricho. Simplemente rechaza el peso por ser una moneda de mala calidad, entendiendo por eso que no es reserva de valor, por lo tanto atesora en moneda que no se deprecia.
Para que el peso sea aceptado como reserva de valor, primero el BCRA tiene que dejar de emitir a tasas descomunales del 35% anual o más y para eso hace falta disciplina fiscal, algo que el gobierno no parece estar dispuesto a aplicar. Por lo tanto, la gente no tiene la culpa de rechazar el peso, es el gobierno que quiere que la gente le compre carne podrida: una moneda que se desvaloriza pero el gobierno se niega a aceptar que tal cosa ocurre.
Cristina Fernández de Kirchner también ha repetido que Argentina no puede emitir dólares, como si eso fuera una desgracia. Es obvio que con la conducta fiscal y monetaria que tiene el gobierno argentino la Reserva Federal jamás le va a otorgar el franchasing al BCRA para emitir dólares.
En definitiva, lo que quiere CFK es que la gente acepte el peso como si fuera el dólar pero sin disciplina monetaria y fiscal. Quiere los beneficios de poder emitir dólares pero sin cumplir con reglas básicas de disciplina monetaria y fiscal. Dicho de otra manera, quiere los beneficios pero no los costos de tener una buena moneda. Un capricho autoritario.
Si no vamos a poder comprar dólares hasta que el peso sea aceptado como reserva de valor, según Feletti, evidentemente el corralito cambiario ha llegado para quedarse.
Roberto Cachanosky
Economía para Todos