La aparición con vida de Alfonso Severo, se parece más a un recurso eficaz, diseñado para tapar el gran conflicto de las Fuerzas de Seguridad y Fuerzas Armadas, que a un acto de justicia en sí mismo.
Hemos hablado con varios colegas y gente relacionada a la policía de la provincia de Buenos Aires y algunas fuentes no dudan que “hubo una orden de largarlo”, porque era el momento justo para cambiarle la agenda a los medios, especialmente los que no dejan de comunicar a la sociedad, la profunda crisis militar que existe.
Enfocado así el tema y ante la clara evidencia de que al hombre no lo encontró la policía ni su libertad fue producto de una exitosa investigación de la justicia, una de las preguntas que asedian en este momento es ¿Qué se esconde detrás de la liberación de Severo, teniendo en cuenta que sus declaraciones pueden complicar a muchos personajes allegados al propio gobierno?.
La clave estaría en una estrategia fundada en la necesidad de quitar de las primeras planas al conflicto militar; de hecho, Berni, dijo que hasta el martes no contestará los reclamos de los efectivos, quienes siguen en la protesta. Este modo de desgaste al que los lleva el gobierno, es necesario para hacer perecer el reclamo y que se vaya apagando de a poco. Teniendo en cuenta que viene un fin de semana largo, la oportuna aparición de Severo en la noche de anteayer, le asegura al Ejecutivo que en las próximas horas, no se hable de otra cosa que de este desaparecido en democracia, uno de los más de 180 que lleva la Argentina, desde que se restableció el gobierno popular en el 83.
Muchos coinciden que “Severo era boleta”, indicando que su secuestro tenía el claro objetivo de hacerlo desaparecer, tal como sucedió con Julio López. Sin embargo, los hechos ocurridos en las últimas 48 horas, hizo que “alguien”, recibiera una orden de más arriba y liberaran al ferroviario, en la convicción de que esta noticia pulverizaría por varios días, cualquier otra novedad sobre los reclamos de las FFSS y sacaría de la tapa de los principales diarios, las fotos de los uniformados reclamando salarios.
Rubén Lasagno
OPI Santa Cruz