No es la primera vez que la señora Presidenta da lecciones de un civismo perverso, antidemocrático, para nada inclusivo, avalador de totalitarismos y obscenas corrupciones impunes. A un año de haber sido reelegida, dijo:
“Hay que respetar la decisión del pueblo soberano cuando éste se expresa en las urnas” y remarcó que “Si el Gobierno no gusta o no satisface deberá esperarse el próximo turno electoral, ya que el principal contrato que debe tener una sociedad es el de la regla democrática”.
¿Por qué repudiamos estas palabras?
1) La decisión que el pueblo toma en las urnas es sólo una instancia de la vida democrática, que debe ser respetada ante todo por los elegidos, que están para representar al pueblo y no para defecar sobre sus intereses y reales necesidades como hace sistemáticamente este gobierno con sus medidas verticalistas, jamás consultadas ni consensuadas.
2) La decisión popular expresada en las urnas debe ser permanentemente confirmada o rectificada, no sólo en las elecciones legislativas sino a través de permanentes mecanismos de real, efectivo y participativo control popular de las gestiones.
3) No se trata de “gustar o no”, “satisfacer o no”, se trata de que cumplan con sus obligaciones, respeten la CN, las leyes, las instituciones y la división de poderes de la república, porque el voto no les da paso a un “vale todo”. ¿Cómo se atreve a hablar de ciudadanos simplemente “disgustados” cuando están en juego derechos, garantías y pautas acordadas que hacen a las bases mismas de la República?
4) Decir que debemos esperar el próximo turno electoral condena a la ciudadanía (a la que no la votó y a la que la votó y ahora está arrepentida o tiene algo que objetarle) a un silencio y a una pasividad cómplice y a un absurdo suicidio colectivo, ya que a un país se lo puede fundir en meses, en días… en horas.
Esta frase tan poco feliz nos confirma que estamos en una falsa democracia. Porque no es el gobierno del pueblo sino de los elegidos, que se sienten dueños del poder y con derecho a hacer lo que quieran.
Porque es un Gobierno que abre las puertas al más descarado e inescrupuloso incumplimiento de las promesas de campaña o tergiversación de lo anunciado en las mismas.
Porque no es un Gobierno que dé lugar a todas las voces de “todos y todas”, ya que sólo tiene autoridad y “pisa fuerte” la mayoría electoral, en una valoración meramente cuantitativa de las personas y agrupaciones.
Porque inmoviliza al pueblo, lo amordaza, lo acorrala, cuando es él el único soberano.
Hay que dar vuelta los roles, señores, el pueblo debe recuperar la soberanía que estas pseudemocracias le han arrebatado; hay que colocar en su verdadero lugar a los funcionarios públicos que no son más que nuestros empleados, no nuestros soberanos.
Hay que poner la casa en orden, hay que hacer limpieza general, hay que establecer otras reglas. El 8N, como el 13S, son gritos que claman por un cambio de estas características y de esta radicalidad…
Ni soñemos con que el cambio vendrá de tal o cual candidato, alianza o partido, no esperemos nada, al menos del aparato político actual. En todo caso, confiemos en líderes nuevos, revolucionarios en lo ético, dispuestos a representarnos bajo un estricto control popular. Porque el único que tiene y debe ejercer el poder es el pueblo.
Sin querer, la señora nos dio letra e inspiración para expresar ideas que son muy caras a esta página, que caracterizan su espíritu y hacen a sus objetivos fundamentales.
Ciudadanos por la Dignidad y la Soberanía
Patio Olmos, Córdoba
SUSCRIBO!!! Y AGREGO, LA BAJADA DE LINEA ES REPETIDA HASTA EL CANSANCIO POR PERSONAS QUE "VIVEN DEMOCRATICAMENTE VOTANDO CADA DOS AÑOS" ESO ES TODO MUY BUENA NOTA
Adhiero completamente.
Un estadista. Siempre me pregunté que condiciones debería tener un estadista para considerarlo como tal y me surgen algunas que podrán ser ampliadas o discutidas pero creo no descartadas. La primera condición tener una visión de cual debería ser el lugar que su país en el mundo, en los próximos 50 años como mínimo. La segunda cuales serian los caminos a seguir para llegar y mantenerse en esa posición, y la tercera la habilidad para que nosotros como simples ciudadanos y otros hombres de gobierno, comprendiéramos el objetivo y trabajáramos en consecuencia con el mismo. A todo esto cualquier objetivo que pudiera planear debería contar con una población educada y sana, capaz de entregar lo mejor de si. Asimismo debería contar con un sistema económico solidó y una justicia predecible tal que los acuerdos con otros países del mundo, estuvieran avalados por un sistema de gobierno estable. Inteligencia para escuchar sugerencias que le permitan modificar la acción política sin perder de vista el objetivo. Respecto irrestricto por la Constitución y la ley asumiendo que el no es ninguna excepción en su cumplimiento. No tener animo de perpetuarse y por lo tanto idoneidad para formar personas capaces de continuar la obra independientemente de las circunstancias políticas que no deberían modificar el objetivo principal. Y por ultimo y no por eso menos importante, honestidad. Esto como necesario. Esto otro es lo que creo no debería tener, odio, espíritu de venganza, nepotismo, ambición desmedida por el poder, histeria, vanidad y algún otro de los 7 pecados capitales. Pregunto a mis queridos compatriotas, donde ubicarían a la actual presidenta