Si en alguna época del año se logró borrar la Cordillera de
los Andes. Una hazaña de Guiness Récord. Y tan aficionado el país a
los éxitos.
El funeral de Gladys Marín, una mujer bandera de las causas
justas, populares, un símbolo de la buena transición de Chile, expresión
viva de libertad, ha disparado opiniones de todo tipo, como ocurre cuando
se entierra una Catedral.
Muchos, con ella, están enterrando al partido que presidía,
el PC, y la frase: una pérdida irreparable, adquiere allí la connotación de
una doble muerte.
El Periodismo en Chile no murió a pesar de los cañonazos
físicos a los diarios populacheros: El Clarín y Puro Chile, o al saqueo del
diario de Gladys, El Siglo. O la quema de libros. El asesinato de
periodistas. La persecución en todas sus fases.
El cuerpo del delito no ha desaparecido aún en Chile, a pesar
que aún no se encuentra el cadáver de Jorge Muñoz, el esposo de Gladys
Marín. El delito ha perdido todas las facultades, menos la mental y vive
arrinconado esperando la muerte.
Un gran paso para la reconciliación nacional sería dar con el
paradero de los desaparecidos, entre ellos Jorge Muñoz, en un claro homenaje
a un nuevo país.
El diputado de la UDI, Iván Moreira, vislumbra un panorama
complejo. "Creo que nadie en el Partido Comunista le va a llegar siquiera a
los talones. El PC no será nunca más lo que fue con Gladys Marín, porque no
hay quien la iguale en liderazgo".
Una frase que retrata. quizás al Tata, la ausencia
intelectual de quien nada sabe o desconoce lo que es una fuerza social.
La muerte de Salvador Allende, no hizo desaparecer a los
socialistas chilenos.
Creo que hay que seguir traduciendo el país real, con alguna
objetividad. El choclo pareciera tener más granos que el que solemos
contar.
Lo cierto es que la despedida de Gladys Marín es la que el
pueblo no pudo dar a Allende y a Pablo Neruda.
Lo otro, es que la única manera, al parecer, que un
representante de los comunistas ingrese al Congreso de Chile, es muerto,
dada la fórmula eleccionaria un tanto arbitraria.
Sobre estos puntos debieran girar ahora los debates, ya que
Gladys Marín, si dejó una herencia, es la libertad en y de Chile, con un
verdadero pluralismo en las oportunidades.
No más alabanzas y a cambiar la Constitución de Chile, a
otorgar una verdadera Libertad de Prensa y de Expresión a los chilenos
y periodistas.
Las personas, líderes o no, se entierran una sola vez en su
vida, pero el país se entierra, a veces, un poco más cada día, cuando se
actúa como la avestruz.
Rolando Gabrielli