La verdad es que debieran ser
copihues, chilenos, sencillos, silvestres, como ella. No la conocí, ni
estoy vinculado a su colectividad política o alguna otra. Escribo de
un símbolo que le plantó cara a Pinochet, a la desvanecida memoria
chilena, al sistema de antes y después.
El día amaneció temprano Gladys Marín, y te vas con tu
misión cumplida, y lo que Chile tendrá que construir de ahora en
adelante es su equidad. Es necesario saber vivir para morir.
Dignidad, coraje, lealtad, honestidad, chilenidad,
hoy son las palabras que se me ocurren en esta nota disparada una mañana
tibia, tropical, con la naturaleza viva a las puertas de la casa y del adiós,
a una mujer que rescató lo mejor de la loca geografía, en largos momentos
de afonía, parálisis, singular cobardia.
Gladys roja, de corazón, te está llorando el Chile
popular, la dulce rotada, en los campos y en las fábricas, esas poblaciones
polvorientas sudadas, trágicas, con sus callecitas abandonadas.
Gladys que sí te hemos querido por lo que eres.
Te nombro hoy reina de la solidaridad, una palabra huérfana,
llena de nostalgia, mujer pueblo, no te estoy inventando nada, tan pública,
transparente, diáfana y hoy eres el silencio de la greda.
Son unas palabras que voy recogiendo en el camino y es
mucho lo que queda por recorrer.
Esto no es un homenaje, ni un reconocimiento, quién es
un poeta para repartir honores.
Profesora, diputada, dirigenta, luchadora.¿Se queda un
poco más huérfano Chile o toma nuevos bríos?
Mujer de una sola palabra, ya estás en la historia,
seguirás cabalgando.