“El jueves habrá una gran
movilización al Congreso, y seguramente iremos discutiendo entre nosotros
acciones que nos permitan poner este eje en la calle para disciplinar el
mercado”, sostuvo Luis D’Elía este
fin de semana. Es que junto a Jorge Cevallos y sus chicos de Barrios
de Pie acudieron solícitos al llamamiento kirchnerista de bloquear
a la imperialista
Shell ,
en una muestra de peligrosa obsecuencia. Pero el lunes, ante la oleada de críticas
desfavorables, el kirchnerismo reculó y volvió a efectuar la del tero. Este
domingo 13 de marzo, el ministro del
Pero
también resulta altamente risible, pero rayano en la carcajada volcánica, la
convocatoria del obeso mandamás de la Federación
de Tierra y Vivienda a ganar las calles y disciplinar
el mercado. Es que frente a la actitud del mercado, quizá el
citado dirigente de
Pero
con fustazos no se alejan a los fantasmas, y menos aún cuando estos son
convocados cada vez que el presidente Kirchner necesita pelearse con alguna
entidad nacional o extranjera desde el Salón Blanco. Es que esto constituye
todo un clásico dentro del imaginario pinguinero. Cuando surge alguna noticia
o suceso desfavorable, éste se apuntala en la Casa Rosada y dirige su flamígera
verba contra una amplia caterva de enemigos. Si el año pasado eran los
militares golpistas, este año la emprendió contra los nostálgicos de la
pizza y el champán de los 90, pasando por las empresas privatizadas y ahora
le llegó el turno a las petroleras, juntamente con los remarcadotes de
precios. Luego de esta andanada verbal, se convoca a los serviles mencionados
más arriba para que efectúen su demostración de fuerza.
El cuento sempiterno
El peronismo de 1946-1955 trató de erigir un modelo de
desarrollo independiente, pero fracasó en el intento. Durante el período
1989-1999, el heredero
de Perón Carlos Menem deshizo en esos diez años el complejo
andamiaje de conquistas sociales que costaron sangre, sudor y lágrimas. El
kirchnerismo en el poder llevó adelante un confuso entramado de retórica
nacionalista, estricto cumplimiento con las metas del FM
El
invento duhaldista de los planes sociales, antes que la creación de genuinos
puestos de trabajo, estableció una perversa relación clientelista entre el
Estado y millones de desocupados. Como es sabido, su sucesor patagónico
continuó esta práctica y buena parte de estos fueron encuadrados bajo su ala
y utilizados para todo servicio.
En
esta fábula que continúa, los piqueteros
buenos son manipulados para que obren según los designios del
oficialismo, mientras que el reclamo de los piqueteros
malos es reprimido y ridiculizado porque provocan siempre caos
de tránsito. Otro atropello a la razón.
Fernando Paolella