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DISCIPLINAR EL MERCADO

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SHELL Y LOS OBSECUENTES PIQUETEROS K
SHELL Y LOS OBSECUENTES PIQUETEROS K

   “El jueves habrá una gran movilización al Congreso, y seguramente iremos discutiendo entre nosotros acciones que nos permitan poner este eje en la calle para disciplinar el mercado”, sostuvo Luis D’Elía este fin de semana. Es que junto a Jorge Cevallos y sus chicos de Barrios de Pie acudieron solícitos al llamamiento kirchnerista de bloquear a la imperialista Shell , en una muestra de peligrosa obsecuencia. Pero el lunes, ante la oleada de críticas desfavorables, el kirchnerismo reculó y volvió a efectuar la del tero. Este domingo 13 de marzo, el ministro del I nterior Aníbal Fernández puntualizó que los piqueteros buenos obraron por su cuenta y gracia, no obedeciendo ninguna instrucción oficial: “El Gobierno no dio instrucciones a los piqueteros, porque no está en él tomar una actitud de estas características. Es probable que la gente que le cree al Presidente decidiera expresar su repudio, pero no porque el Gobierno dio instrucciones. ¿Acompañar que significa? ¿Qué somos un ejército prusiano que damos órdenes y ellos las cumplen?, sería una locura”. A pesar del esfuerzo del titular de la cartera política para deslindar responsabilidad, resulta muy poco creíble inferir que sujetos como D’Elía y Cevallos hayan obrado por su cuenta. Pues teniendo en cuenta el proceso de cooptación de sus respectivas organizaciones, utilizadas como laderos y en un futuro quizá como fuerza de choque pingüinera, resulta inadmisible concebir que no existió ninguna sugerencia estatal.
  
Pero también resulta altamente risible, pero rayano en la carcajada volcánica, la convocatoria del obeso mandamás de la Federación de Tierra y Vivienda a ganar las calles y disciplinar el mercado. Es que frente a la actitud del mercado, quizá el citado dirigente de I sidro Casanova adopte una actitud de salón. Quizá para amedrentar a las cambiantes leyes de la oferta y la demanda, se vista de riguroso cuero y, fusta en mano, salga a domesticar a los díscolos empresarios que añoran las mieles noventistas.
  
Pero con fustazos no se alejan a los fantasmas, y menos aún cuando estos son convocados cada vez que el presidente Kirchner necesita pelearse con alguna entidad nacional o extranjera desde el Salón Blanco. Es que esto constituye todo un clásico dentro del imaginario pinguinero. Cuando surge alguna noticia o suceso desfavorable, éste se apuntala en la Casa Rosada y dirige su flamígera verba contra una amplia caterva de enemigos. Si el año pasado eran los militares golpistas, este año la emprendió contra los nostálgicos de la pizza y el champán de los 90, pasando por las empresas privatizadas y ahora le llegó el turno a las petroleras, juntamente con los remarcadotes de precios. Luego de esta andanada verbal, se convoca a los serviles mencionados más arriba para que efectúen su demostración de fuerza.


El cuento sempiterno

  
El peronismo de 1946-1955 trató de erigir un modelo de desarrollo independiente, pero fracasó en el intento. Durante el período 1989-1999, el heredero de Perón Carlos Menem deshizo en esos diez años el complejo andamiaje de conquistas sociales que costaron sangre, sudor y lágrimas. El kirchnerismo en el poder llevó adelante un confuso entramado de retórica nacionalista, estricto cumplimiento con las metas del FM
I y continuación del esquema económico elaborado precisamente en la odiada década de los 90. La creación de empleo, a pesar de las estadísticas mentirosas, sufre un pronunciado estancamiento, prevaleciendo el trabajo en negro mientras que en el legal, las renumeraciones mayoritarias rondan los 400$.
  
El invento duhaldista de los planes sociales, antes que la creación de genuinos puestos de trabajo, estableció una perversa relación clientelista entre el Estado y millones de desocupados. Como es sabido, su sucesor patagónico continuó esta práctica y buena parte de estos fueron encuadrados bajo su ala y utilizados para todo servicio.
  
En esta fábula que continúa, los piqueteros buenos son manipulados para que obren según los designios del oficialismo, mientras que el reclamo de los piqueteros malos es reprimido y ridiculizado porque provocan siempre caos de tránsito. Otro atropello a la razón.  

 

Fernando Paolella

 

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