Hay una suerte de principio que sostiene que los colectiveros son los infractores de tránsito más destacados de las grandes urbes argentinas. ¿Quién no discutió acaso alguna vez con algún conductor de bondi por sentir que este le tiraba el coche encima? ¿Quién no maldijo alguna mala maniobra de esas enormes naves?
A pesar de la creencia, la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) acaba de refutar la versión: según revela el sitio El Auditor, la entidad “observó que en los registros de la Dirección General de Administración de Infracciones (DGAI), de las 2.420.688 infracciones de tránsito, las del transporte público de pasajeros representan un “porcentaje ínfimo, apenas un 2%”.
La Auditoría continúa diciendo que “hay una valoración subjetiva de aquellas conductas que originan las infracciones de tránsito, tanto en el labrado de las actas como en su resolución”. Cabe señalar que durante periodo analizado, 2010, se identificaron 100 empresas de colectivos a las que se les labraron 17.152 actas. Es necesario aclarar que acta no es lo mismo que infracción ya que un acta puede contener más de una infracción.
Esta “subjetividad” hace que situaciones similares se resuelvan de modo diferente. De hecho, la AGCBA expuso ocho legajos de la muestra analizada en los que encontró “inconsistencias, arbitrariedades y verificación de criterios disímiles”.
El caso que llama más la atención es el del infractor que dijo “no poder pagar las infracciones y pidió consideración. Pese a no haber aportado pruebas ni desmentir las multas, el controlador resolvió archivar las actas porque no había “falta” alguna. Agregan los auditores, que este legajo contenía 36 actas de infracción, de las cuales la empresa pagó solamente dos, por un monto total de $360. Las restantes fueron archivadas por inexistencia de falta (18) y por defectos formales (16).
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Equipo de Actualidad de TDP