A mí me gustaba disfrutar la vida, tocar la guitarra, tener siempre un amor cercano, disfrutar momentos con amigos y vivir más o menos tranquilo
No he estudiado derecho. Nunca me interesó. Todos esos entramados de disputas legales, tecnicismos, e interpretaciones judiciales, definitivamente no eran para mí, lo admito.
Pero el gobierno me ha obligado a volverme cuasi experto en medidas cautelares, Cámaras Federales, jueces de primera instancia, recursos de “per saltum”; he debido recurrir una y otra vez a la Constitución Nacional para consultar algunos de sus artículos, interpretarlos cuando aplican a determinada instancia, etc etc.
Justo a mí, que me gustaba disfrutar la vida, tocar la guitarra, tener siempre un amor cercano, disfrutar momentos con amigos y vivir más o menos tranquilo
Acostumbraba leer algún diario y mirar algún noticiero de TV, para enterarme de las novedades. Pero el gobierno me explicó que no existe ningún medio periodístico confiable excepto los de ellos, y tuve que internarme en el pantanoso asunto de comenzar a leer el diario fijándome quien lo editaba, a qué siniestros intereses respondía, o ver el noticiero desconfiándole a Santo Biasatti porque en una de esas lo que me estaba contando se lo había dictado el departamento de estado de los Estados Unidos, o el Mossad, o la sociedad de Fomento Héctor Magnetto de Temperley.
Y eso que a mí lo que me gustaba era disfrutar la vida, tocar la guitarra, tener siempre un amor cercano, disfrutar momentos con amigos, y vivir más o menos tranquilo
Buscando algo de regocijo, me escapé a ver un show de Blues donde tocaba el Alambre González, notable guitarrista argentino del género, quizá el mejor, para mi gusto. Me senté cómodamente y pedí una picadita, pero cuando miré al segundo guitarrista me pareció algo raro. No sólo porque tocaba inusualmente mal, como para estar en el escenario con el Alambre, sino porque me parecía conocido. Era el vicepresidente de la Nación, un tal Boudou. Me sorprendió porque yo, que había leído un poco sobre el tema Ciccone, pensaba que ese muchacho hacía tiempo que estaba preso.
Pero no, ahí estaba sobre el escenario tocando con el Alambre. Me fui, pensando “si viene la policía y me encuentra cerca de un ladrón suelto en una de esas me lleva por cómplice”.
Después de todo a mí lo que me gustaba era disfrutar la vida, tocar la guitarra, tener siempre un amor cercano, disfrutar momentos con amigos, y vivir más o menos tranquilo
Un día se me ocurrió que la meditación podía ser interesante. Los maestros de estas artes milenarias siempre acercan, dicen, a uno con lo mejor del mundo y de sí mismo.
Fui a ver a un tal Ravi Shankar, porque creía que era el citarista que le enseñó a George Harrison. Lo ví demasiado joven. Se parecía al Manosanta del Negro Olmedo, incluso.
Después de meditar me le acerqué y le pregunté por el Maharishi Mahesh Yogi, el mantra y la enseñanza de la respiración… el pibe estaba ocupado contando dólares y cuando me iba a atender le sonó el Blackberry.
No vi una cítara. Vi promotoras del autódromo.
Al fin y al cabo a mí lo que me gustaba era disfrutar la vida, tocar la guitarra, tener siempre un amor cercano, disfrutar momentos con amigos, y vivir más o menos tranquilo
Una noche comencé a sentirme mal. No podía conciliar el sueño, estaba irritable, veía la cadena nacional y un sudor frío me recorría la espalda, hablaba sólo por la calle, me temblaba un ojo como si tuviera el 7 de oros y me había aparecido caspa.
Busqué en la cartilla médica y encontré al Dr. Néstor Kirchner, con consultorio en Avenida Néstor Kirchner esquina Néstor Kirchner. Y lo fui a ver.
Quise ir en subte pero estaban ocupados los andenes con muchachos de azul, de acá, que se puteaban con otros muchachos de azul, de allá.
En las modernas pantallas de la estación se veía a la presidente inaugurando una calesita bautizada como “Néstor Kirchner”.
Cuando finalmente arribé, y ante los síntomas verificados, el tordo me derivó a una psiquiatra.
Qué hago yo en un consultorio psiquiátrico?, pense´…
Si todo lo que quería era disfrutar la vida, tocar la guitarra, tener siempre un amor cercano, disfrutar momentos con amigos, y vivir más o menos tranquilo
La doctora me carpeteó un rato, me escuchó atentamente, hizo un gesto de suficiencia y me escribió en una receta.
- Venlafaxina 75mg 1 al levantarse.
- Alprazolam 2 mg media, junto con la anterior.
- Levomepromazina 25 Mg cuando se va a dormir
- Alprazolam 2mg, una entera, junto a la Levo.
Ok, ¿y qué vendrían a ser estas cosas, doctora?
- No se preocupe, son dos antidepresivos diferentes y un ansiolítico, Con eso va a andar muy bien.
Caramba, no parece poca cosa, pero ¿cuál es el diagnóstico?
- Usted tiene una angustia de años, y presenta síntomas paranoides, no descartándose la posibilidad de experimentar episodios de esquizofrenia. Y si , encima, la votó, entonces le tengo que hacer una orden de internación por tendencias suicidas.
- Si me acepta un consejo, usted debería disfrutar de la vida, tocar la guitarra, tener siempre un amor cercano, disfrutar momentos con amigos, y vivir más o menos tranquilo….
Ahí me vino a la mente una canción del Uruguayo Jaime Roos, “lo que la gente quisiera, es vivir como la gente”….
Hace 10 años que se me viene complicando…..mucho.
Fabián Ferrante
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