En medio de las paritarias docentes que hacen peligrar el inicio de clases en varias provincias, se supo gracias a un informe revelado por IDESA, que en la argentina, el salario de un maestro supera al PBI per cápita.
Si bien en los países desarrollados se observa que el salario docente tiende a ser similar al PBI per cápita —lo que sería un nivel razonable de remuneración de los educadores en función de las posibilidades de cada país— resulta muy sugerente que en la Argentina el salario docente haya superado el PBI per cápita.
En la actualidad, el comienzo de las clases se ve amenazado por los paros docentes y la conflictividad se potencia por el esquema de doble negociación salarial.
En una primera etapa, el Estado nacional y los sindicatos fijan un “piso” remuneratorio para todas las provincias; en una segunda instancia, los sindicatos exigen a cada provincia un incremento adicional. Sin embargo, la intervención de la Nación resulta contradictoria con el hecho de que los maestros y profesores son empleados de las provincias y son ellas las que tiene que afrontar los aumentos de la masa salarial docente.
Si bien cada sistema educativo tiene particularidades, en los países avanzados el salario docente de primaria con 10 años de antigüedad tiende a ser equivalente al PBI per cápita del país. Así, por ejemplo, en el promedio de los países de la OECD, el salario docente de primaria anualizado equivale a 103% del PBI per cápita. Esto da una idea aproximada de una remuneración adecuada a las posibilidades que da el nivel de desarrollo de cada país.
Sin embargo, en la Argentina, según datos oficiales de los ministerios de Educación y Economía, entre los años 2005 y 2012 se observan las siguientes tendencias:
-El PBI per cápita pasó de $36.400 a $52.400 al año, medidos a precios del 2012.
-El salario docente de primaria con 10 años de antigüedad pasó de $30.500 a $58.100 anuales, también a precios del 2012.
-Esto significa que el salario docente de primaria en Argentina pasó desde un 84% a un 111% del PBI per cápita.
Estos datos confirman que en los últimos años el salario docente creció de manera importante, incluso por encima del aumento del PBI per cápita. Lo que significa que, dentro de las posibilidades que tiene un país de ingresos medios, como la Argentina, la remuneración docente alcanzó en términos relativos un nivel similar al de los países que ponen especial cuidado en priorizar la inversión en educación.
La información resulta extremadamente paradójica, siendo que, a pesar de semejante esfuerzo, no se logren superar los paros, el desaliento y la mediocridad en los indicadores de calidad en educación.
Parte de la responsabilidad está en la doble negociación salarial que se mencionaba más arriba.
Es que la Nación interviene en la determinación del salario docente, cuando los que deben pagarlo son las provincias. Mientras Nación “colabora” con el Fondo de Incentivo Docente y el adicional estipulado en la Ley de Financiamiento Educativo, estos montos representan en promedio apenas un 11% del salario docente. El otro 89% lo pagan las provincias.
De esta forma, en un marco donde los salarios docentes representan el principal componente de los gastos provinciales y las provincias reciben apenas un 25% de la coparticipación (la Nación recibe el otro 75%), la doble negociación ensancha la brecha entre las aspiraciones y las posibilidades reales.
“Para no seguir repitiendo fracasos es fundamental encarar transformaciones estructurales. El Congreso tiene que asumir que la mejor y más importante ley de promoción de la educación es una Coparticipación Federal de Impuestos consistente con la organización federal”, dice el informe de IDESA.
“La Nación debería dejar de intervenir en la política salarial y las provincias dejar de claudicar ante las presiones corporativas para bregar por un esquema de remuneración que premie el esfuerzo y el compromiso”, agrega.
Aquí el informe completo.