Maders no investigaba nada, ni
irregularidades en operaciones de EPEC, ni juego clandestino, ni hechos
relacionados con tráfico de drogas", afirmó el ex gobernador cordobés Eduardo
Angeloz, al declarar como testigo en el juicio contra Hugo Sintora, el ex
miembro de la División de Inteligencia de la policía cordobesa, sindicado como
coautor del crimen de Héctor Regino Maders. Sin embargo, existen fuertes
indicios que la muerte del senador radical, acaecida el 5 de septiembre de 1991,
obedeció a un ajuste de cuentas que a un simple homicidio pasional o al voleo.
- ¿La causa del asesinato de su hermano Regino fue
política"
- Sin duda. Hacía dos años que investigaba casos de
corrupción y todo ese tiempo fue amenazado. Confeccionó listas, preparó
borradores, logró pruebas y entregó copias de ese material a un alto funcionario
de la provincia. El 10 de agosto le dijo a su amigo el doctor Severini que tenía
problemas muy serios a raíz de sus búsquedas, pero que prefería no entrar en
detalles por teléfono. Concertaron una cita que por diversos motivos no se llegó
a celebrar; todo esto lo manifestó el doctor Severini al juez Guillermo Johnson.
Dos días antes de su muerte, Regino convocó a una reunión partidaria de base en
nuestra antigua casa del barrio Cofico, los amigos lo vieron triste y cansado,
él les contó que estaba muy amenazado por los 'gurkas' del radicalismo. Agregó
que al día siguiente de las elecciones presentaría las pruebas y que si no lo
hizo antes fue para no perjudicar al partido. Además hemos recibido numerosos
testimonios que subrayan el carácter político de la muerte de Regino " asevera
Teresa, dejando brotar las palabras.
En este extracto de entrevista realizada a Teresa Maders,
hermana de Regino, por el periodista de El Porteño Andrés Cañas, en su
edición de mayo de 1992, se desmiente notablemente lo afirmado arriba por
Angeloz. Postura "zafadora" compartida por todo el establishment cordobés hasta
estas fechas, como respondiendo a un tácito acuerdo destinado a que este crimen
no se encuadre en lo político.
"El 5 de septiembre de 1991, Eduardo Angeloz con el aporte
nada desdeñable de Jairo y Chévere llenaba la ex plaza Vélez Sarsfield,
intimidando al peronismo, que no se atrevió a montar un acto de cierre de la
campaña electoral. Esa noche de triunfalistas cánticos radicales, Maders estuvo
en la multitudinaria reunión, luego pasó por la Universidad Tecnológica para
interiorizarse acerca de las elecciones estudiantiles, y de allí se dirigió a su
casa acompañado por la última luna cordobesa. 'Quizá pudo salvarse, lo
hirieron junto a la puerta y su familia no escuchó los disparos, o no los
precisó. Los vecinos lo alzaron a la media hora cuando ya estaba desangrado.
Su muerte fue atroz, demencial si la referimos a una persona como él. Si sus
enemigos son de derecha, Maders no era un progresista total; si por el
contrario, son de izquierda, tampoco es un torturador. Inexplicable', sostiene
Soro Martínez (") "La cerradura en casa de Maders había girado una vuelta, es
decir: él estaba abriendo la puerta cuando le pusieron la 9 milímetros en la
espalda. Giró la cabeza y al comprobar la identidad de su atacante dijo algo así
como: 'Dejá de joder'. El de la pistola se asustó y mientras retrocedía disparó.
Seguramente estaba solo, y está tan asustado que no habla para vanagloriarse del
hecho. Si hubiesen participado más ya habrían hablado", teoriza Juan Carlos B",
en la nota mencionada.
Por el relato de marras, se desprende que la coartada de
Angeloz y compañía es de una endeblez pasmosa. "Maders investigaba la
privatización de EPEC y los fraudes que allí se estaban cometiendo. Encontró
ilícitos que beneficiaban a un grupo de políticos. Amenazó con dar a conocer la
lista de los implicados, y los comprometidos, por su parte, conocedores de quien
odiaba a Maders por motivos amorosos, pagaron para que lo matasen. Se formó un
equipo de cuatro hombres que lo asesinaron", sostuvo Enrique M, generando
expectativas. ¿Porqué no avanza la investigación?, me interesé. El tonito
académico se volvió a escuchar: 'Por la presión que ejercen algunos
parlamentarios comprometidos, y por la inseguridad para denunciantes e
investigadores. Nadie está seguro, si deciden hacer desaparecer a alguien no
quedan ni las cenizas', remarcó Enrique M. A los pocos minutos me alejé del bar
pensando en lo volátil que podemos resultar, señala el citado Cañas.
Personajes de una compleja trama
Es obvio que si se habla de un equipo de cuatro asesinos, el
acusado Sintora sólo constituye una muestra del entramado:"También en el mes de
diciembre, uno de los hermanos del senador fue golpeado brutalmente por
desconocidos en el cementerio de San Jerónimo y días después le sucedió lo mismo
a Ricardo Bullrich, colaborador del legislador. A mediados de mes el periodista
Roberto Reyna daba cuenta en el diario Tribuna de Río Tercero, de un
insistente rumor que recorría los tribunales cordobeses: en la privatización de
la EPEC estarían interesados grupos de lavadores de narcodólares y entre los
autores materiales del homicidio se encontraría Arnoldo 'Chubi' López, uno de
los torturadores de La Perla. López estuvo detenido unos meses en 1985, pero
recuperó la libertad gracias a la decisión del entonces ministro de Defensa,
Horacio Jaunarena, que le otorgó 'estado militar' al 'personal civil de
inteligencia' que funcionó en el Departamento 141 del Tercer Cuerpo de
Ejército", según constata el artículo aludido. Otro de los implicados sería
Carlos Hugo Guidone, alias Fierrito, un narco con frondoso prontuario
pero con aceitados contactos con la policía provincial.
"'Guidone es un mató y podría ser uno de los que integraban
el grupo que asesinó a Regino', reflexiona Teresa Maders de Maldonado, la
hermana de Regino, 'todo esto es muy extraño, que alguien con los antecedentes
personales de este señor se presente de la manera que lo hizo ante la justicia.
Es muy extraño que alguien involucrado en el asesinato de mi hermano permanezca
todavía en Córdoba. Quizá todavía permanezca entre nosotros el autor intelectual
del hecho, pero no creo que los autores materiales', especula Teresa Maders."
¿Será justicia?
Fernando Paolella