Si bien el funeral y velatorio de Hugo Chávez estuvo cargado de consignas y discursos sobre las transformaciones socialistas que se implementaron en Venezuela, las evidencias muestran que los logros de ese país en términos de progreso social, fueron bastante pobres.

Por ejemplo, según un reciente informe de IDESA, Chile y Uruguay muestran mejores resultados a partir de ideas progresistas que combinan el progreso social con racionalidad económica y respeto a las instituciones. El populismo de Venezuela, por el contrario, redistribuye ingresos, pero sin reparar en su sustentabilidad.

En medio de la exaltación en de la Revolución Bolivariana, discursos y políticas a favor del nacionalismo, del latinoamericanismo, del redistribucionismo y la confrontación con todo aquello que pueda estar identificado con el capitalismo, Chávez se encargó de convencer a varios países de que ese camino conduce hacia el desarrollo económico y el progreso social. Sin embargo, la aplicación de esa conducción política desde febrero de 1999, es decir, durante 14 años no han sido exactamente exitosos comparados con otras política económicas de la región.

A través del cálculo de la incidencia de la pobreza, es decir, la porción de gente que vive con ingresos inferiores a la línea de pobreza, pude verse una primera aproximación respecto a la eficacia social de las políticas que se aplican en un país.

Según la CEPAL, en el año 1999 la pobreza en Venezuela alcanzaba al 49% de la población. En el año 2011, que es el último disponible en esta fuente, la pobreza se redujo al 30% de la población.

Para evaluar el significado de esta reducción de la pobreza, es útil apelar a la misma fuente de información –CEPAL–  y observar que en el mismo período:

-En Perú, la pobreza pasó del 49% al 28% de la población.

-En Chile, la pobreza pasó del 21% al 11% de la población.

-En Uruguay, la pobreza pasó del 9% al 8% de la población.

Puede verse que Perú, que partió de una situación similar a la de Venezuela en términos de pobreza, tuvo progresos similares. Chile, que ya tenía una situación mucho mejor que la de Venezuela en el año 1999, logró porcentualmente una reducción más alta. Uruguay, por su parte, mantuvo niveles mucho más bajos de marginalidad social. Todo luego de luego de 14 años de revolución social y popular.

Según IDESA, “las divergencias se dan en la calidad de las políticas públicas. En Venezuela se prioriza el buen momento para redistribuir y capitalizar dividendos políticos, sin reparar en la sustentabilidad del proceso. Prueba de ello es que la economía no se moderniza (la informalidad pasó desde 53% en 1999 a 52% en el 2010), las instituciones se degradan y se impone la intolerancia y la violencia”.

“La impronta igualitarista en Venezuela tiene mucho de discurso y poco de efectividad”, agrega el informe.

Por estas horas, aunque se han reducido las desigualdades, las perspectivas en Venezuela para la gente más pobre no son alentadoras.

Sólo el 74% de los jóvenes de entre 13 y 19 años de edad de las familias más pobres asisten a la escuela. En Chile, con una distribución del ingreso menos igualitaria, el 81% de los jóvenes de entre 13 y 19 años de edad de las familias más pobres están escolarizados. Con políticas no populistas todos los chilenos (no sólo los más ricos) obtienen más beneficios que los venezolanos, incluso los más pobres que en teoría son los principales beneficiarios de la revolución.

Aquí el informe completo.

Redacción de TDP
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