La tragedia, la falta de previsión y la incapacidad de una logística a la altura de las circunstancias para atender a los damnificados por las últimas inundaciones una vez pasado el temporal, desnudaron un Estado ausente, si bien el latiguillo preferido por la clase dirigente es “Estado presente”, algo que resulta totalmente paradójico.
Una de las explicaciones de tal lamentable escenario es el derroche de recursos públicos en áreas donde las soluciones privadas pueden funcionar correctamente.
Y es que si bien la falta de bienes públicos esenciales se manifestó en las inundaciones, también aparece cotidianamente en el deterioro de la educación y la salud pública, la seguridad y la justicia.
Según detalle un reciente estudio de IDESA, en el Presupuesto Nacional hay tres programas de control de inundaciones urbanas. Uno es el de “Atención del Estado de Emergencia por Inundaciones”, que se originó para paliar daños de inundaciones en varias provincias. El otro se llama “Recursos Hídricos” que, entre múltiples objetivos, tiene el de la prevención de inundaciones. Finalmente, el programa “Apoyo para el Desarrollo de Infraestructura Urbana en Municipios”, con objetivos amplios, pero que contempla equipamiento urbano incluido desagües pluviales. Luego está el “Fondo Fiduciario de Infraestructura Hídrica”, que se nutre de un impuesto a las naftas y al Gas Natural Comprimido, pero está destinado a control de inundaciones rurales y periurbanas.
Analizando los recursos asignados a los tres programas de control de inundaciones urbanas, se puede cuantificar el grado de compromiso del Estado con el problema.
Según datos del Ministerio de Economía y ASAP entre los años 2007 y 2012 el presupuesto asignado a los tres programas de prevención de inundaciones urbanas pasó de $861 millones a $411 millones a precios del 2012.
En el mismo período, los subsidios otorgados a Aerolíneas Argentinas pasaron de de $1 millón a $4.120 millones a precios del 2012. Es decir, el Estado nacional le otorga 10 veces más subsidios a Aerolíneas Argentinas que a los programas de mitigación de inundaciones urbanas.
“Mientras el Estado nacional asigna recursos a finalidades no estratégicas –como subsidiar los déficits de la aerolínea estatal–, las provincias, amparadas en la falta de recursos coparticipables, se desentienden de inversiones altamente estratégicas y socialmente impostergables, como las obras para prevenir inundaciones”, sostuvo IDESA en su último paper.
Aquí, la centralización y el hecho que desde la Nación los recursos vuelven a las provincias en obras, además de ser contrario al régimen federal que adopta la Constitución, no está ocurriendo como lo revelan los propios datos oficiales que señalan que los fondos del presupuesto nacional para control de inundaciones cayeron 52% en términos reales.
“Se destinan fondos públicos a una empresa pública inviable, mientras los ciudadanos, en soledad y desesperación, apelan a ayudarse entre ellos mismos frente al avance del agua”, especificó IDESA.
Mientras el discurso se declama con firmeza el compromiso con un “Estado presente” (de hecho, la estatización y los subsidios a Aerolíneas Argentinas se justifican en la consigna del “Estado presente”), la gente sufre el abandono por la falta de servicios públicos esenciales.
No solo esto, el Estado ausente también se manifiesta en el deterioro de la educación pública, donde la gente debe recurrir en soledad a pagar una escuela privada; en la salud pública, donde debe comprar un plan de mutual o prepaga; en la falta de seguridad, donde debe contratar, individual o auto-organizadamente con otros vecinos (como en las inundaciones), empresas de seguridad privada.
“A ningún ciudadano común le va a cambiar la vida no contar con una aerolínea estatal”, expresó en su informe IDESA, “pero enormes daños sociales genera un Estado ausente en la provisión de bienes públicos esenciales, como el control de inundaciones”, agrega en su estudio.
Por eso, el punto de partida para construir un Estado presente y comprometido con el progreso es dejar de dilapidar recursos públicos en áreas donde las soluciones privadas pueden funcionar. Luego de una década continua de modelo, las chances de un cambio radical son algo escasas.
Aquí el informe completo.
Carlos Forte
Seguir a @ForteCarlos