Ciudad de Panamá cumplirá 486 años de su fundación por España, como el primer sitio de la corona en tierra firme en el Pacífico americano. No ha dejado de ser tránsito, paso obligado, sitio de anfictionía, convenciones, un punto
estratégico, eslabón, tierra de encrucijada. La ciudad saqueada por piratas británicos, olvidada muchas veces por la corona española, el departamento de la Gran Colombia, separado en 1903, colonizado por Estados Unidos casi todo el siglo XX. La ciudad se resiste a tanta historia por metro cuadrado. Hay que habitarla en su estreches, olores, piel, sus calles negras, mestizas, indias, para entonces entrar en comunicación con su paisaje, gente, su personalidad.
Y en todo el siglo XX, la atravesó el Canal de Panamá, sin que pudiera crecer ordenadamente. Ciudad herida, también, mutilada.
La ciudad fundada y refundada. Son tres ciudades en una. El mar la marca, recorta, dimensiona más allá de sus linderos, como la vegetación verde de su selva. El clima tropical, sin duda, la bautiza a diario. A veces, visita por un mar de mariposas azules. Deja en sus numerosos ríos dolientes correr la esperanza. No es fácil amar o dejar de hacerlo, ante tanta incoherencia, contrastes, agresiones de sus avisos en las calles, su irredento tráfico, la suma de sus errores, nostalgias, sueños, la belleza de su tiempo futuro, la insondable puesta de sol que le cae al ocaso.
El cielo define a Panamá, su alegría de azul infinito y en la tristeza de sus lluvias torrenciales, eléctricas, Panamá no sabe de términos medios.
TRES CIUDADES EN UNA
Tres ciudades la habitan: Panamá La Vieja, El Casco Antiguo y la Moderna Panamá, que desafía las alturas, y se refleja en los cristales frente al mar. La novísima ciudad crece, se expande, se hace nueva, fresca, juvenil, vistosa, llena de espacios comerciales.
Las tres ciudades han incorporado una cuarta, con las áreas revertidas aledañas al Canal y que comparten las dos ciudades terminales: Colón en el Atlántico y Panamá, en el Pacífico.
En esa franja de 80 kilómetros descansa el 80 por ciento de la economía del Istmo. Áreas verdes, boscosas, vírgenes, una nueva dimensión arquitectónica se abre en un gran abanico. Ha surgido una infraestructura comercial, habitacional, recreativa, importante y única en la historia panameña. El viejo árbol recostado sobre el Pacífico que grafica a ciudad de Panamá, cambia al unirse con las áreas revertidas.
La gran invención humana para cohesionar la sociedad, es la ciudad. Un sitio para hacer la vida, simplemente, pero cada día más complejo. La ciudad es un producto humano con toda su belleza y errores. La ciudad está saturada de problemas. Las demandas son crecientes. La ciudad es el reflejo primario del acontecer diario. Se nace y muere en su anonimato. La ciudad respira. La ciudad está contaminada. La ciudad somos todos nosotros y no logramos entenderlo. La ciudad nos cobija, pero la agredimos. Cada vez que contaminamos sus ríos, derribamos sus árboles, eliminamos deshechos en lugares públicos, áreas naturales, o arrojamos simplemente basura en sus calles, parque, aceras, carreteras, estamos destruyendo nuestro futuro y el de los demás.
La ciudad está viva, no sólo habitada por los bípedos destructores del planeta, sino por una extraordinaria flora y fauna. Sólo existen unas 126 especies de serpientes, que comparten el hábitat en la propia ciudad. La magnífica, extraordinaria belleza de la mortal coral, con sus anillos rojos y negros, a veces amarillos y blancos, disfruta a unos metros de mi casa, sobre el río Curundú. De vez en cuando, un cocodrilo visita las márgenes pantanosas de la ciudad. ¿Por qué no, si ayer eran los dueños de estas tierras vírgenes? Las ardillas comulgan con su equilibrio, los tucanes dejan volar su belleza, como las guacamayas, y los verdes loros se comunican, sólo se comunican con pasión de locutores. El lento perezoso deja correr el día, la existencia misma de una rama a otra rama. Alguien desde una cúpula iluminada sueña la ciudad que se le repite, como una película de tiempos que ya no volverán.
AMÉRICA Y ASIA EN EL CONGRESO DE ARQUITECTURA PANAMEÑO
Las ciudades fueron construidas como una gran casa compartida. Ciudad de Panamá estará de pláceme entre el 4 y el 7 de mayo próximo. Recibirá a arquitectos del hemisferio americano y Asia, provenientes de importantes ciudades del mundo.
Anfitriona por excelencia, este puente, este istmo, esta vía, este camino, esta codiciada ruta, este sueño de las comunicaciones marítimas de Carlos V, que no veía ponerse el sol en sus tierras imperiales. Un lugar de encuentros y reencuentros. A Panamá migran las aves y hacen su verano. Aquí crece todo, hasta el espanto. Una puerta entre las Américas y Europa. Una ventana azul entre el Pacífico y el Atlántico y viceversa. Ciudad mestiza, cosmopolita, latina, Ciudad india, Ciudad negra, caribeña, judía, china, americana, italiana, griega, española, indostana, árabe, Ciudad de todas las iglesias, Ciudad fundada y refundada, Ciudad amurallada, Ciudad inventada y reinventada, Ciudad bajo imperios, Ciudad arrasada por las llamas, Ciudad canalera, Ciudad de guayacanes, corotúes, Panamá, mangos, veraneras (buganvillas), Ciudad suspendida en el Istmo, rodeada de mares, Ciudad eslabón, Ciudad de agua, sol. Ciudad de peces, mariposas... Nadie dijo Panamá antes de ti, luciérnaga entre tus mares y sueños.
Ciudad de Panamá será el escenario y frente al Pacífico y se hablará de su futuro y de otras ciudades, cuyos arquitectos las construyen cada día y compartirán en el Istmo sus experiencias, visiones, los desafíos que encuentran a diario, porque la ciudad es una apuesta a la convivencia humana de la mayor importancia para la especie. El hombre realiza todos los actos posibles en la ciudad y si una cámara los recogiera, serían como una película sin fin, ni tiempo, el interminable e inacabado instante cotidiano.
Ciudades contrastadas por su historia y arquitectura muy diversa, como el DF, ciudad de México, Singapur, Toronto y Bogotá. Los arquitectos viajan a Panamá con los trajes de sus ciudades, y vienen también de Miami, Toronto y Buenos Aires, Santiago de Chile. Ciudades de un extremo a otro en el hemisferio americano: Norte y Sur. La geografía también marca las ciudades en sus escenarios naturales.
LAS CIUDADES SE SUEÑAN Y VIVEN EL PRESENTE
Sara Topelson de México inaugurará el X Congreso con la visión de una mujer cosmopolita que vive en la ciudad más densamente poblada y quizás contaminada del mundo, el DF, México, donde el día se gana a pulso, cotidiana, bravamente. Allí, en el DF la vida pulsa por segundo la atmósfera enrarecida, la visión nostálgica y la grandeza de un pasado. El DF es una apuesta. Una garganta enterrada en la noche azteca. El sueño indio soplado hacia el sol. México vibra la noche anhelada.
Singapur, en el otro extremo del mundo, la pequeña ciudad de cristales y rascacielos, el orden. El magnífico y reconocido arquitecto Tay Kheng Soon, repensará las ciudades en los trópicos, en el frágil ambiente que vivimos.
Los arquitectos colombianos Liliana Lopera, Sergio Trujillo y Rodolfo Ulloa, darán a conocer sus experiencias entorno ale espacio urbano, recreación y proyectos específicos en poblaciones.
Bogotá, la vecina, construye un nuevo espacio público, se reconoce en fronteras andinas, coloniales y modernas. Crece, se expande, ordena. Una nueva ciudad
El arquitecto Jorge Marsino, comentará sobre sus trabajos de más de una década en Santiago de Chile, una de las urbes con mayor crecimiento y desarrollo arquitectónica en la última década en América latina. Santiago, que nunca tuvo una personalidad propia, con seis millones de habitantes, adquiere fuerza, la vitalidad de sus grandes edificaciones, autopistas, su subterráneo moderno, malls de sofisticadas estructuras. Se erige Santiago en el valle de la Cordillera de Los Andes, cruzada por el río Mapocho, y en su centro, vista así misma por dos cerros: Santa Lucía y San Cristóbal. Santiago es una ciudad terminal en el pacífico Sur, fin del mundo, visitada, cosmopolita, que crece por segundos y se llena de contrastes producto de la globalización registrada como pocas ciudades en sus calles, comercia, vitrinas.
Buenos Aires, la mítica ciudad de Borges, Marechal, Cortázar y Arlt, viaja a Panamá a través de los trabajos, los sueños realizados por el arquitecto Eduardo Lacroze, muy vinculado a ciudad de Panamá con la construcción de diversos proyectos y otros en curso. Buenos Aires tiene sus propios aires, el compás de una vieja gran ciudad, con sus parques, construcciones de épocas, cultura europea, el paisaje de una urbe cosmopolita, inmensa, habitada por unos 11 millones de porteños. Ciudad de grandes y difíciles momentos, aún suspendida en su futuro, en la ansiedad de lo que tendrá que realizarse.
Miami es una ciudad casi vecina culturalmente a Panamá. Más grande y ricas. Pero comparten su arquitectura de alguna manera. Ambas costeras, tropicales. El norteamericano Robert Daniels, quien ilumina las ciudades, los monumentos, puentes, conoce a ambas, donde trabaja regularmente. En el congreso revelará la importancia de la luz en las ciudades. La iluminación es una oscuridad distinta, para algunos, la revelación de la claridad, un invento que puso en marcha algo más que la claridad de los objetos.
Kevin Sugden, de Canadá, compartirá su dilatada experiencia en América del Norte.
José Piccioto y Oscar Bulnes Velero, ambos de México retratarán su nueva arquitectura sobre la ciudad.
Las ciudades se sueñan en su memoria. El pasado las hace presente, porque son un futuro inacabado. Todo las visita. El tiempo es lo que ellas miden en sus estructuras, la forma que les traza el mismo tiempo que las reconstruye y sostiene. Son nuestro propio espejo. La sombra que las recorre en la solitaria columna, el reflejo sobre una ventana, el patio, la terraza, el centímetro que habita la arquitectura. La ciudad es tan laberíntica como un caracol, lisa, plana en algunos trazos, como si quisiera crecer con la modestia de las primeras ciudades clásicamente ordenadas. Absortas en el silencio que le imponen sus murallas.
La ciudad es el puente entre nosotros, el hilo suspendido que recorremos inmutables cada día. Se siluetea la ciudad en el ojo que la recompone y expresa. Siempre un lugar más alto para recorrerla desde sus raíces. Los arquitectos saben, que la escalera apunta hacia el cielo. El cristal repite los gestos, como si la ciudad usara grandes espejuelos y brillara para nosotros.
Fue un simple villorio, acodado al mar, naufragado por las lluvias torrenciales, alucinado por el sol ardiente del magnífico astro rey y de sus gentes, desnudas en los albores de los tiempos. Ciudad de Panamá, entre manglares, apena avistada, el mar, árboles, muchos árboles y peces y mariposas. Sus arquitectos en el siglo XXI, de encontradas corrientes, repensarán el ordenamiento, el medio ambiente, la planificación y dialogarán con la ciudad hacia el futuro.
La ciudad ha crecido, como muchas otras con su extraordinaria belleza, tumores, aciertos, desorden, y en este encuentro de realidades, los arquitectos panameños plantearán soluciones, las inquietudes latentes en estos años. Magda Bernard Villalobos, Tomás Sosa, Eduardo Tejeira-Davis, Ariel Espino, Ricardo Moreno e Isaías Chang. Rubén Blades, ministro de Turismo panameño, dará a conocer que hace esa entidad en el marco de la promoción de las ciudades. El presidente del Congreso, el arquitecto Félix Guardia Levy, ha sostenido que esta es una gran oportunidad para ciudad de Panamá, que el gobierno, la empresa privada y los arquitectos, retomen sus grandes temas en un gran diálogo con la ciudad y sus urgentes necesidades. Hay una deuda con la ciudad y sus habitantes. La calidad de vida no es un cheque sin fondo.
Rolando Gabrielli