Cristina Kirchner ordenó una acción de emergencia, controversial, de promover un blanqueo de capitales para dar impulso a sectores en trance de la economía y recuperar su principal capital político: la noción de que tiene todo bajo control.
Los problemas de la economía real asociados al desborde del dólar paralelo resquebrajan esa virtud kirchnerista. En palabras del sociólogo Ricardo Rouvier, "un dólar sin control muestra una mancha de un Gobierno que se caracteriza por su gobernabilidad".
Con el blanqueo de capitales, el oficialismo volvió a marcar la agenda política como viene sucediendo en los últimos tiempos. Pero a diferencia de otras iniciativas, esta parece destinada a atacar problemas que afectan diariamente al argentino medio.
El acuerdo con Irán, la reforma de la Justicia y una próxima batalla para la expropiación de Papel Prensa más bien son pulseadas propias que el Gobierno busca universalizar con escaso crédito, aunque pese a ello no las abandonó.
Sin embargo, aun en esa, su agenda, el kirchnerismo vuelve a mostrar fortalezas. La polémica reforma de la Justicia, que incluye la modificación del Consejo de la Magistratura, fue aprobada por el Congreso, pese a una fuerte oposición.
Ese grupo parlamentario compacto no se desbandó pese a que Cristina Kirchner claramente da prioridad a algunos de sus seguidores por sobre otros.
La formación Unidos y Organizados tiene preponderancia por sobre el peronismo tradicional tanto en el Ejecutivo como en las próximas listas electorales. En UyO domina La Cámpora y abrevan el Movimiento Evita, Kolina y otras agrupaciones más chicas.
El gobernador bonaerense, Daniel Scioli, es quizá el ejemplo más claro. Ha decidido jugar dentro de las filas del Frente para la Victoria. Eso no significa que abandone su proyecto político. Su armado avanza. Un ministro sciolista le dijo a este columnista que está convencido de su objetivo y le puso palabras al esquema: "Estamos adentro, pero somos distintos".
Otro caso es el del ministro de Planificación, Julio de Vido, un hombre central en la década kirchnerista y armador con los intendentes de todo el país, quien sigue perdiendo soldados de su estructura a manos de La Cámpora.
El último, Exequiel Espinosa, renunció a Enarsa, luego de creer que desde el propio seno del Gobierno lo vincularon con el caso de lavado de dinero que alcanza al empresario y allegado a la familia presidencial, Lázaro Báez.
Factores en danza
La corrupción comenzó a aparecer en algunas encuestas como factor de influencia del electorado y la oposición trata de tomarla como bandera electoral.
La firma Ipsos Mora y Araujo atribuyó a los últimos casos denunciados periodísticamente el descenso de la Presidenta del 57 al 48 por ciento de imagen positiva en el último mes.
Sin embargo, las principales preocupaciones de los argentinos siguen siendo la inseguridad y distintas variables de la economía (inflación, pobreza, bajos salarios, desempleo). Eso afecta lo que se define como "el humor social".
Un sondeo de Isonomía reveló que el 53 por ciento de los consultados considera que el país está este año peor que en 2012, mientras que el 29% cree que está igual y el 18%, mejor.
Este es el escenario que precede a la pelea electoral. Esta semana el Gobierno convocó, pese a algunas especulaciones previas, a las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y a las generales. Serán el 11 de agosto y el 27 de octubre. Todavía algunos creen que por dificultades en los padrones, la Justicia electoral podría suspender las PASO.
Al margen de esas especulaciones, el Gobierno tiene que promulgar la reforma del Consejo de la Magistratura, que incluye la elección de consejeros. La Ley señala que la promulgación automáticamente implica la convocatoria para la elección de consejeros.
Sin embargo, esa reforma será judicializada y cada vez hay más consenso de que el pleito será resuelto por la Corte Suprema. Hasta dentro de las filas del oficialismo especulan con que será declara inconstitucional.
La oposición
Para Rouvier, el oficialismo "está mejor que en 2009" para encarar la elección. Su reflexión obedece al comportamiento opositor. De hecho, la lucha de egos, frena por ahora la confluencia de sectores ideológicamente cercanos.
Las PASO vuelven a ser una posibilidad para dirimir esas diferencias, pero hay que ver si están dispuestos a aprovecharla. Las dificultades para confluir entre el macrismo y el peronismo disidente son una muestra clara del proceso.
La nueva composición de las Cámaras después de las elecciones serán clave para los últimos dos años del mandato de Cristina Kirchner. Una buena elección dará aires de continuidad, un flojo desempeño desatará todas las pulseadas por la sucesión.
Dentro de esa serie, sigue en el centro de la escena Sergio Massa. El intendente de Tigre postergó una reunión prevista para este sábado para definir si finalmente participa de la elección. Esa reunión en el Delta se haría la semana próxima.
Uno de los intendentes aliados a Massa arriesgó: "Va a jugar con el Frente Renovador. No va a ir a las PASO dentro del Frente para la Victoria porque no hay garantías. Es probable que haga una elección importante y la idea es que sea presidente de la Cámara de Diputados en el período 2013-2015". Esa también sería otra pelea en la que el eje será la gobernabilidad.