Anoche en el programa televisivo “A dos voces” por el canal TN, debatieron, se rieron y se enojaron los cuatro candidatos en las internas para elegir candidatos a diputados y senadores nacionales de un grupo de partidos llamado UNEN. En un momento en que, para oponerse al dogmatismo kirchnerista, los políticos se llenan la boca con las palabras consenso y discusiones democráticas, la verdad y la preparación intelectual le ganó por escándalo a los slogans vacíos, las chicanas con escaso vuelo y los gritos de un hombre anclado en su pasado. Los analistas políticos seguramente dirán NI.
Otros, muchos de ellos pagados por algún partido político, afirmarán que Elisa Carrió debilitó el espacio con sus despiadadas críticas a sus oponentes. Pero no pienso que sea cierto. ¿Por qué?
No hay grandes debates políticos en televisión. Los invitados que suelen concurrir a los programas políticos deben recurrir al show para aumentar el rating y permanecer. Son los clásicos “tira bombas”. A Lilita Carrió, el periodismo argentino, la ha utilizado durante años para decir lo que muchos piensan pero callan. Ella se ha prestado al juego, ganando y perdiendo la batalla por la legitimidad. “Su gran problema es que dice la verdad”, le suelen criticar desde la corporación política.
¿Acaso alguien duda que la política se ha transformado en las últimas décadas en un gran club de amigos? Carrió siempre está pero ¿qué sería de la Argentina sin una voz coherente que dice las cosas cuando todos callan? También es cierto que ha generado nuevos dirigentes, muchos de ellos, valiosos y valientes como Toty Flores, Fernando Sánchez, Fernanda Reyes, María Fernanda Gil, Tata Quiroz, Maricel Etchecoin Moro y sumado personas del mundo cultural, periodístico, académico y social como Gustavo Vera de La Alameda o Fernando Iglesias. También la han usado por llegar a un cargo como, en sus inicios, lo hicieron Eduardo Macaluse o Carlos Raimundi, hoy más kirchnerista que Néstor.
Otros, cuando tuvieron la posibilidad de acceder a un cargo, mordieron la mano que les daba de comer. En fin, la política es así. El radicalismo la defenestró por incursionar con la candidatura de Alfonso Prat Gay en el 2009. Hoy es el primer candidato a senador de la lista que lleva a Ricardo Gil Laavedra como diputado nacional.
Carrió se bancó la estocada al campo de la resolución 125 mientras que Victoria Donda, sentada en la tribuna del programa como segunda candidata a senadora del espacio Laavedra/Prat Gay, la apoyaba. Hoy Donda se dio cuenta que el gobierno lucra con la noble bandera de los derechos humanos. Es destacable su cambio de opinión pero ¿no le llamaba la atención en el 2009 la persecución al disidente que practicaban gobernantes, en todo el país, como ahora denuncia?
El debate mostró a un ex Ministro de Economía con buenas intenciones y escasas ideas. Martín Lostou parecía más cerca del slogan hueco de Gabriela Michetti del PRO que un integrante del espacio del que pertenece.
Leandro Illia salió victorioso porque pudo estar, se puso rojo como un tomate gritando quién era y las cosas que, supuestamente, la gente le dice por la calle, si es que lo reconocen y chicaneó a sus oponentes con la impunidad que da tener la conciencia limpia. El gran perdedor del debate fue el radical Gil Laavedra quien no concretó un proyecto, una idea y quiso sonreír ante las cámaras, cada vez que Carrió le daba una estocada certera.
Cuando atacaba a Carrió parecía Aníbal Fernández, solo le faltó tratarla de gorda loca. Finalmente, la histórica diputada que, si el radicalismo hubiese apostado por ella, tal vez hubiese sido Presidenta de la Nación en el 2007 pues obtuvo el 23% de los votos ganándole a Roberto Lavagna con el 17% —juntos llegaban al ballotage— les ganó a todos. A los que la quieren “domesticar” como si fuese un perro, a los que le preguntaron infantilmente por qué se fue del radicalismo, a los que desembarcaron en la oposición hace 15 minutos y a la falsedad.
Es posible que sus chistes y chicanas caigan mal en un electorado que busca lo política correcto para oponerse a la transgresión kirchnerista. Es posible que alcance con eso para ganarle a un gobierno cada vez más débil.
Sin embargo, para no repetir viejos errores, la rebeldía de Carrió, la coherencia y el ejemplo, sumado a una claridad conceptual y académica que pocos dirigentes tienen en el país, cambiará este país. ¿Nos animaremos?
Luis Gasulla
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