Luego de siete años desde el asesinato de Paulina Lebbos, la joven tucumana que apareció asesinada en un descampado y cuya muerte se vincula a “hijos del poder”, su padre insiste en reclamar por el esclarecimiento del caso.
Anoche, Jorge Lanata lo entrevistó en su casa de Tucumán y el hombre dijo que el gobernador tucumano José Alperovich le ofreció dinero para silenciarlo en el mismo velatorio de su hija, en 2006. También denunció que el hoy senador kirchnerista Aníbal Fernández le ofreció plata cuando era ministro del Interior. “Aníbal Fernández me preguntó cuánto necesitaba”, reveló Lebbos en Canal 13.
Según denunció, el hijo menor del gobernador Alperovich, Gabriel, y Sergio, hijo de Alberto Kaleñuk, hijo del secretario privado del mandatario tucumano, estuvieron involucrados en la muerte de su hija.
Junto a Lebbos, Lanata entrevistó a Dardo Caciccio, el papá de Morena, una beba que murió el año pasado por falta del avión sanitario para el traslado y que el 9 de julio fue “secuestrado” por personas de civil cuando intentaba llegar a la Presidenta Cristina Kirchner para entregarle una carta de Lebbos.
Desde Tucumán, Lanata reconstruyó el Caso Lebbos. La última noche que la vieron viva fue el 26 de febrero de 2006, cuando había ido a bailar a Gitana, en el centro de Tucumán, con su amiga Virginia Mercado. Ella fue la última que estuvo con Paulina, a la salida del boliche tomaron un remise, Virginia se quedó en su casa y Paulina siguió camino a lo de su novio, César Soto. Pero nunca llegó a esa casa. El 11 de marzo, dos semanas después de haber desaparecido, fue encontrada muerta al costado de la ruta 341.
En Periodismo para todos Raúl Durango contó lo que antes había repetido en la justicia, igual que otros dos testigos: que Paulina no murió donde fue hallada, sino en una cabaña de El Cadillal, en una fiesta privada de la que participaban los hijos de Alperovich y Kaleñuk. Esa cabaña ya no existe.
Durango contó que lo escuchó relatar a Luis Daniel “el Gordo” Olivera, sereno del camping El Cadillal, que Paulina habría sido llevada, después del boliche, a esa fiesta privada en la que “estaba el hijo de Kaleñuk, no sé cuál de los Alperovich, pero nombra a los Alperovich, y el yerno cuenta que, de forma casual o fatal, bailando arriba de una mesa, se cae de espalda y supuestamente pega la cabeza en el piso y queda como inconsciente. Como estaban todos con alcohol, no se si habría algo más que alcohol, se van a dormir y la ponen en un sofá, como que estaba viva. Cuando se levantan, se encuentran con que la chica estaba fría, ya no respondía. Entonces se dan cuenta de que estaba muerta. Le avisan al gordo Olivera. Y se hizo cargo de todo, de todo el operativo, en cuanto a que aparezca el cuerpo en Tapia. Cuenta que la tuvieron a la chica en un freezer hasta ver que hacían”, dijo el testigo. Por testimonios como este, los hijos de Alperovich y Kaleñuk se pusieron a disposición de la justicia y reiteraron su inocencia.