Es sabido que la gente quiere y vota al ganador. Les parece mejor que el resto por el solo hecho de salir primero. Esta parece ser –desde ya hace tiempo- una fiel premisa del peronismo. Desde la época de Menem -hoy un “neoliberal” nefasto para la mayoría que no representa al peronismo-, pasando por De la Rúa, a quienes muchos peronistas siguieron en su momento, a través de la Alianza. Con Duhalde, hoy un fósil político. Luego, lo suyo pasó con el kirchnerismo, llegando Néstor a ser el presidente del partido justicialista, con apoyo de casi todos los sectores gremiales.
Pasado el 2009, donde muchos dudaron de su apoyo al “modelo” por la caída ante De Narváez, pero ante el 54% del 2011, esgrimían el “Cristina eterna” y hasta se animaban a plantear una reelección de la “César” –según le dice Asís-.
Hoy, ante un escenario totalmente diferente, luego de las PASO, parece que el 54% se esfumó y solo queda un 26% que amenaza con ser aún menos en octubre.
Esto generó en el peronismo un movimiento de posiciones. Dos años antes, todos quieren subirse al tren que gane en 2015. La duda pasa por atrás de quien se encolumnará el peronismo camino a las próximas elecciones presidenciales.
Hasta hace varios meses, muchos sectores peronistas tenían en miras a Scioli, con buena imagen en la provincia, que parecía cada vez más cercano a romper con el oficialismo, ya que a Macri lo miraban de reojo, aunque Moyano ya se sacaba fotos con él, algo impensable uno o dos años atrás, y De Narváez jamás fue relevante desde el 2010 a la fecha, como así tampoco tiene “permiso” constitucional para presentarse. Pero todo se esfumó cuando Scioli pasó a ser la cara visible del kirchnerismo junto con CFK e Insaurralde durante la campaña y Macri no presentó lista propia en Buenos Aires. Hasta Scioli sorprendió a propios y ajenos con su frase: “Con el proyecto se está o no se está, una mujer no puede estar medio embarazada”. Casi descartado un tercer mandato de CFK, cabía preguntarse a que ganador seguiría el peronismo ahora. Había pocos nombres fuertes, el más potable sería De la Sota, pero no convence a muchos.
Pero hoy –luego de las PASO- el escenario es distinto, apareció un nuevo y carismático actor (y ganador): Sergio Massa.
Ya corren rumores de presiones para que De Narváez se baje y Massa capitalice sus votos. Moyano entre líneas –con otros sectores gremiales, como el de Omar Viviani- dan a entender que de repetirse este resultado en octubre, darán su apoyo a Massa, a pesar de haber sido kirchnerista hasta hace muy poco. Lo mismo ya hizo Das Neves. Estamos a la espera de los próximos.
Con este escenario cabe preguntarse hasta dónde llegará la fuga de kirchneristas –empezando por los municipios- hacia el massismo, que ya comenzó, a pocos días de los resultados de las PASO.
No sería una sorpresa que esto pasara, de hecho, debería suceder según el curso normal y ordinario de los peronistas. Solo resta esperar cuando sucederá: si entre las PASO y octubre o luego de las elecciones y la campaña del 2015. Lo único cierto es que sucederá, y que el kirchnerismo atraviesa su etapa final.