Una pregunta cósmica: ¿es este universo que vemos, que detectamos, el todo, o sólo una parte de dicho todo?
Pienso que no es la totalidad. Cuando entren en funcionamiento los gigantescos telescopios, este universo se ensanchará, sin duda. ¿Mucho? ¿Poco? ¿Quién lo puede saber?
Dada nuestra increíble pequeñez frente a un universo de trillones de kilómetros de radio, no nos podemos arrogar la capacidad de abarcarlo todo ni mucho menos, aun provistos del más potente instrumental de observación y el empleo de cálculos matemáticos.
Mediante los supertelescopios del futuro, ¿cuántos trillones de kilómetros más podremos añadir al universo detectable?
Sin embargo, ¿es necesario que allí termine todo? No, de ningún modo.
Desafiando la teoría relativista de un universo replegado sobre sí mismo, esto es, curvo, finito y único, propongo un universo aún “más allá”. De modo que pongo en vigencia aquella pregunta espontánea: “¿Y más allá qué hay?”, a la que respondo que, después de los límites de este universo de galaxias en expansión, ¡hay más universo!
Allí se halla el verdadero Todo sobrante, en su mayoría ya sin estrellas, sin galaxias, sin átomos, sin quarks y sin las leyes físicas por nosotros conocidas, formado de esencia universal informe, cual plasma continuado.
A este verdadero e indetectable (por ahora) universo lo denomino a mi modo macrouniverso, que contiene a nuestro universo de galaxias observable cual globito formado de átomos, radiaciones y formas indetectables de esencia entretejidas.
A este (ahora) microuniverso, ya sea cerrado según el modelo einsteniano, o abierto según otras teorías, es al que los astrónomos toman por el todo. A mi juicio, están tomando la parte por el todo. Si en este escrito, quisiéramos representar enteramente este universo de galaxias conocido hasta el último quasar, lo deberíamos hacer mediante un punto extendiendo los cuatros bordes de esta página por kilómetros más allá.
Ahora bien, tampoco considero descartable la existencia más allá del nuestro, de otro u otros universos hechos de átomos u otra forma de expresión de la esencia universal. Esto es, otros microuniversos distintos e incluso algunos de ellos semejantes al nuestro ya sea en su etapa primigenia o ya formando galaxias.
De este modo, estaríamos en presencia de un “modelo” de universo abierto como quieren algunos cosmólogos, conteniendo enjambres de microuniversos que pueden ser cerrados, en expansión, pulsantes o no. Aquí es donde concilian ambas posiciones.
Pero hay una salvedad. No considero extensible este enjambre o varios enjambres de microuniversos a todo el Macrouniverso como si existiera alguna ley de homogeneidad. Por el contrario pienso que las posibilidades de los microuniversos de galaxias, como el nuestro detectable, existen tan sólo en una región del Todo. Región en la que estaríamos comprendidos con nuestro universo-globo en expansión, acompañados de otros universos-globo similares o multiversos. Más allá, todo debe ser diferente. La esencia universal en estado caótico puede hallarse “dibujando” fenómenos inimaginables que nada tengan que ver con nuestras experiencias del mundo ni con nuestros conceptos de la realidad. (Hago la aclaración de que todo esto no es ciencia ficción).
Tal es nuestra relatividad, tal nuestro grado de consubstanciación con un estado de cosas particular (nuestro entorno planetario), que no podemos estar capacitados para concebir otro u otros estados de cosas más allá de los enjambres de microuniversos.
Así es como a éste, para nosotros, coloso que llega aproximadamente hasta un radio de unos 180.000 trillones de kilómetros (o 20.000 millones de años luz) lo reduzco a un “punto” en el Todo.
En astronomía y en física nuclear todo es posible en materia de asombro. Estrellas de diámetros fabulosos pueden ser reducibles por comparación dimensional al tamaño de un asteroide. Los átomos pueden parecer gigantes comparados con el quark. (El volumen de un átomo puede reducirse en el orden de los 1000 billones, si se pegaran todas sus partículas en una masa sin espacio, aumentando la densidad de la materia en esa misma proporción).
El universo de galaxias que parece ser tan colosalmente inmenso, se achica de pronto para transformase en un puntito en el contexto macrouniversal que propongo.
Es posible que en el futuro, con más poderosos medios de observación, la astronomía detecte otros universos de galaxias como este que nos contiene. Las observaciones y el avance de las ciencias seguramente nos depararán inimaginables sorpresas.
Ladislao Vadas