De acuerdo con las observaciones, el universo de galaxias se expande, y según modelos expuestos, el universo puede ser cerrado o abierto. Ahora bien, también se ha hablado de cierto “universo oscilante”. ¿Qué significa esto?
Si las galaxias huyen unas de otras en una alocada carrera según observaciones astronómicas, si nuestro universo se ensancha, ello hace suponer que todo ese material, toda la materia existente que se escribe 10 elevado a 80 (partículas elementales: protones, neutrones y electrones, en el universo observable) estuvo junta alguna vez, concentrada en una especie de “átomo primitivo” o en un “supersol”. Aquí también nace la idea de una “explosión inicial” o gran estallido que en ingles se dice big bang.
La actual huída de todas las galaxias, sería el resultado de ese big bang, y nosotros ubicados sobre nuestro planeta, con todo el sistema solar acompañando una expansión sin centro común de explosión según una teoría.
Esta imagen rompe ciertamente con la aparente quietud que creemos observar cuando escudriñamos el cielo estrellado
¿Somos entonces el fruto de una explosión de la materia total del universo? ¿Es necesario buscar nuestro origen en un colosal accidente?
Más allá aun de la idea de una explosión inicial, se genera otra teoría quizás más audaz, la del astrónomo Tolman, que nos habla de un universo oscilante, es decir, de un cuerpo total que pulsa cual un cósmico corazón. Ahora estamos en diástole (expansión), luego, cuando todo comience a reducirse, nos hallaremos en sístole (contracción). Es posible que ya se estén frenando las galaxias, pero no lo advertimos por causa de las enormes distancias que nos separan de ellas, pues las señales que emiten, como la luz, tardan millones de años en llegar a nuestro puesto de observación. El destino de todas ellas, sería entonces una condensación en un punto o nuevo supersol, para iniciarse otra explosión.
Esto sugiere a su vez, la idea de un ciclo, el de las expansiones y contracciones de un universo eterno.
Recordemos a Brahma dormido y a Brahma despierto creando a los seres. Acordémonos también del eterno retorno” del pensador Nietzsche.
Además podríamos también mencionar el modelo cosmológico del universo en estado “estacionario infinitamente viejo, en el que existe una creación constante y lenta de materia que compensa la pérdida de masa de las galaxias por irradiación de energía. Sin embargo, este último modelo, no se corresponde con las observaciones.
Por otra parte, algunos cosmólogos (quizás para quedar bien con viejos mitos creacionistas) han dejado volar su fantasía para explicar que todo ha surgido de la mismísima nada, y dicen disparates tales como: “A lo largo de esta brevísima fase inflacionaria de reacciones del orden de un 10.elevado a 34, segundos cada una), la región del espacio que hoy forma el universo observable pasó a tener una milmillonésima parte del tamaño de un protón, a varios centímetros (¡un universo menor que un átomo, luego agrandado!… ¿Locura o ciencia ficción, es decir: pseudociencia? (Apuesto a esto último).
Al final de la inflación, el universo era vacío y frío. Pero al cesar la inflación se vio repentinamente lleno de un intenso calor. Esta cálida llamarada iluminó al Cosmos…” (¿Coincidencia con el texto bíblico? Algunos creyentes son capaces de afirmarlo).Véase
Paul Davies: Superfuerza, Brcelona, Biblioteca Científica Salvat.
En definitiva, dejando de lado esta última cosmología propia de una vulgar psedociencia, ¿con qué modelo de universo podríamos quedarnos entonces? ¿Con un universo cerrado y pulsante o con un universo abierto al infinito?
Aunque parezca paradójico, ambos modelos son compatibles con mi hipótesis, según la cual, existen ambas cosas.
Ladislao Vadas