Es una escena a las que nos tiene acostumbrados el senador Gerardo Morales desde hace años, su declamación —sólo o junto a sus correligionarios radicales— tanto en contra de la explotación minera desproporcionada como otros ítems relacionados con ella, por ejemplo, que se exporten los productos de nuestra tierra sin darles valor agregado de mano de obra local.
Aunque la organización ambientalista “Greenpeace” sólo se dedica a investigar y denunciar las prácticas y usos de la minería que resultan contaminantes, le acaba de echar el ojo y comisionó una investigación sobre la explotación de un mineral descubierto en 1897 —el litio— que merced <a su elevado potencial electroquímico y transferencia de calor, ahora resulta vital no solo en el mundo de la nueva tecnología de comunicaciones (fabricación de elementos para telefonía celular, computación y todos sus derivados), sino también para las nuevas eras espaciales de colonización y creaciones de hábitats en lugares antes impensados como la Luna o Marte.
Ya se sabe que la agencia aeroespacial norteamericana —la NASA— ha hecho público que en los próximos 50 años tiene planeado instalar pequeñas ciudades o colonias habitadas tanto en nuestro satélite natural como en Marte.
La ciencia ha descubierto en los últimos años que ciertos minerales sometidos a tratamientos radioactivos, como uno que solo existen en el Congo (coltrane) y el litio, tienen más propiedades que el mismísimo oro. Porque además de su capacidad de adaptarse a cualquier condición climática y de ser transmisores de energía, además sirven para almacenarla, algo que no ocurre con el valioso metal amarillo.
En la Argentina sólo tres provincias norteñas tienen bajo sus tierras cantidades fabulosas de litio como hacer que Jujuy, Salta y Catamarca se conviertan literalmente en esos lugares donde las riquezas deberían abundar como resultado de la explotación minera.
Pero el asunto no es así. Para que no ocurran denuncias de explotación sucia e indiscriminada como las que llueven contra la Barrick Gold, y también para que las riquezas locales que podría generar la explotación del litio queden en la Argentina, una subsidiaria de una compañía de la Barrik decidió tener su testaferro local para ponerlo a la cabeza de la explotación del litio.
Ese personaje es justamente el senador Gerardo Morales, junto a quien está su hermano Alfredo “Fredy” y el dirigente sindical conocido como “Perro” Santillán.
Vale recordar que “Fredy” Morales fue interventor y vació el Banco de Corrientes.
¿Para que usan mineras multi denunciadas en el mundo a un testaferro como Gerardo Morales en la Argentina como cabeza visible de la explotación de este valioso mineral llamado litio?
Simplemente para no quedar expuestas a nuevas denuncias. Internacionales porque supuestamente en nuestro país quien genera esa explotación es una empresa perteneciente a un Senador Nacional, lo que le quitaría la visión colonizadora que tiene la minería cuando está en manos de extranjeros.
Pero la trampa casi con trama de traición a la patria que encierra la explotación del litio en manos de la familia del senador Morales, es que ese mineral se encuentra en medio de la tierra de esas mineras junto con un material de extremo valor comercial para varias aplicaciones: el uranio.
Lo que hace Gerardo Morales es simplemente extraer la tierra fértil de las entrañas del suelo de Salta, Jujuy y Catamarca y abroquelarlos en lingotes de metal (sistema conocido como Dore) que después de una primera colada parten rumbo a Chile, donde la tierra extra ‘ida es sometida a procesos químicos para extraer el litio, el uranio y otros minerales valiosos.
O sea, la parte del león que debería quedar en territorio argentino como valor agregado de mano de obra e ingeniería local, Gerardo Morales se la entrega a otros países para su explotación mayor y le da valor agregado en otros países y no en la Argentina.
Como testaferro de empresas que pertenecen al imperio de las grandes mineras dedicadas a alimentar los proyectos aeroespaciales de los Estados Unidos, Gerardo Morales cumple a pie juntillas el papel de lo que alguna vez se llamaba “el capanga”, hoy dicho en términos más actualizados “el testaferro” de las grandes corporaciones bajo la influencia de los programas espaciales norteamericanos.
Les entrega riquezas y explotación por sumas muchas veces millonarias en dólares que deberían quedar en Jujuy, Salta y Catamarca, pero a van a parar primero a Chile y después a Estados Unidos.
Un senador de la Nación más preocupado por hacer fortunas personales en base a la minería y explotación de litio para que se lo lleven otros países y no darle valor agregado en la Argentina, es algo que no debería pasar por alto el Parlamento argentino.
Decir que Jujuy, Catamarca y Salta podrían tener el estándar de vida de cualquier nación próspera de EEUU si el litio fuera explotado totalmente en ese territorio, no es una exageración.
Por esos los “gringos” eligieron un testaferro perteneciente a un partido que se dice popular como es el radicalismo, pero en realidad Gerardo Morales solo se representa a sí mismo y a la enorme cuenta bancaria que junto a su hermano Fredy y su socio menor Perro Santillán disponen en el extranjero. En Chile y los otros países donde procesan esos lingotes de metal extraídas en las tres provincias norteñas, su gente feliz por las ganancias que les reporta un negocio que debería quedar en mano de obreros jujeños, salteños y catamarqueños.