Ante la aún no clara liberación del "cepo" y del fuerte ajuste que el dólar oficial experimentó esta semana, el ministro de Economía Axel Kicillof denunció que el jueves -cuando el dólar oficial se disparó de $7,12 a casi $8,60- hubo "un ataque especulativo muy fuerte sobre la divisa. Hubo intereses muy fuertes atentando contra el proyecto económico". Sin embargo, para un trabajo académico previo a su desempeño en el área pública, Kicillof citaba a Keynes contra idea de "golpes de mercado" ante devaluación.
"Sucedió que el mercado estaba con el ánimo de generar una muy fuerte devaluación y eso no lo vamos a permitir. Querían tener un dólar a 13 pesos", había dicho el funcionario. Y precisó que "ayer teníamos un día normal, pero alrededor de las 12:20 hubo un pedido de compra de 3,5 millones de dólares a 8,40 por parte de la empresa Shell, que en realidad podía comprar a 7,20".
"Al mismo tiempo, el aparato propagandístico opositor agitaba que el país se caía. Es que cuando se marca un precio alto (del dólar) y se hace público, como la cotización depende mucho de las expectativas, provoca que la gente piense que realmente el dólar está en ese nivel alto", dijo Kicillof, e insistió con fustigar a quienes "tiraron dardos todo el día para desestabilizar, generando psicosis. Estaban armando una escalerita que fue rápidamente desbaratada". "Son grandes mentirosos que quieren provocar una gran psicosis", señaló.
En 2006, Kicillof publicaba este informe para el Iade (Instituto Argentino para el Desarrollo Economico):
“Los economistas ortodoxos encuentran las explicaciones más descabelladas y esotéricas respecto de la determinación del tipo de cambio. Por un lado están aquellos que creen que el tipo de cambio brota de los deseos del ministro, pero también se encuentran quienes afirman que no existe una explicación precisa de naturaleza económica para el fenómeno, sino que toda devaluación es producto de una conspiración abierta o encubierta, destinada a desestabilizar al gobierno de turno. De ahí las tranquilizadoras hipótesis del ‘golpe de mercado’, o las más actuales denuncias que atribuyen el desplome de la moneda al canibalismo de los ‘fondos buitres’. De este último tipo de interpretaciones se burlaba Keynes en 1923”, decía y citaba:
"Cada vez que el franco [léase peso] se deprecia, el ministro de Hacienda cree firmemente que ello se debe a cualquier cosa excepto a causas económicas y lo atribuye a la presencia de un extranjero en las inmediaciones de la Bolsa o a las misteriosas y malignas fuerzas de la 'especulación'. Intelectualmente, tal actitud no está lejos de la del hechicero africano que atribuye la enfermedad vacuna al 'mal de ojo' echado por un circunstante y el mal tiempo al apetito insatisfecho de un ídolo" (1996: 17/18).
En fin, ¿en qué cree Kicillof?
José María González