En la edición que saldrá esta noche, revista Noticias promete revelar un supuesto pacto entre el gobierno y el grupo Clarín. Un anticipo de lo que se publicará:
Son los secretos mejor guardados. El principal: quiénes serán los accionistas que quedarán al frente de las seis empresas en que se subdividirá el Grupo Clarín para adecuarse a la Ley de Medios. Y otro, fundamental: en el caso de ponerlas en venta a terceros, ¿a qué precio debería tasarse cada una de esas unidades de negocios? Se supone que en agosto, aproximadamente dentro de 180 días, quedarían develadas esas incógnitas.
Además de los obvios candidatos a heredar la titularidad de las nuevas compañías –los mayores accionistas del Grupo–, ¿podrían transferírselas al entorno familiar de los actuales dueños como hizo Daniel Vila, del Grupo Uno –el segundo multimedios del país–, con sus hijos Bárbara y Agustín y su hermano Alfredo que se quedarán con las licencias que surgirán de la división?
En el caso de Clarín, bien podrían aspirar a quedarse con las compañías subdivididas Pablo Casey, hoy a cargo de las relaciones institucionales, hijo de una hermana de Héctor Magnetto, CEO del Grupo, o los hermanos Marcela y Felipe Noble Herrera, hijos adoptivos de la directora de Clarín Ernestina Herrera de Noble. La ley no lo prohíbe.
Hasta ahora, el 71% de la compañía está repartido entre Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto, José Antonio Aranda y Lucas Pagliaro. Otro 8,75% pertenece al fondo de inversión norteamericano GS Unidos, una compañía bajo el control indirecto del magnate Ralph Booth, que en el 2012 le compró a Goldman Sachs su participación por 75 millones de dólares.
El 20,26% restante cotiza en la Bolsa de Londres y Buenos Aires y menos de la mitad de esas acciones –9% del total– está en manos del Estado argentino a través de la ANSES. El capital social de ese conglomerado –o sea, el valor de los bienes aportados por los socios a la sociedad– ascendía a unos 12.000 millones de dólares, según fuentes del mercado con datos del 2010, antes de la pelea.
Hoy, según la cotización de la acción, el Grupo valdría apenas 750 millones de dólares. Pero según el valor real multiplicado por el Ebitda (las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones), debería cotizar a una cifra no menor a los 3.200 millones de dólares. O sea que los accionistas ya están perdiendo el 75% de su valor.
Redacción de TDP
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