Generalmente cuando los funcionarios producen hechos espasmódicos que no condicen con sus manifestaciones cotidianas, generan en la ciudadanía una expectativa frente al vacío de la información que explique el cambio.
Cuando la explicación no se produce, se deja la puerta abierta para cualquier interpretación.
Por ejemplo, cómo compaginar la solidez de la economía argentina que reitera la Presidente ante los asistentes a sus discursos que, para no ocupar la Plaza de Mayo con las molestias al resto de los transeúntes las redujo al patio de las palmeras, con la imagen doliente del ministro de economía en Nueva York mostrando como un simple fondo de inversores por U$S 15.000 millones, puede colocar a la Argentina en una situación peor a la de 2001.
Estimo que para ensamblar ambas declaraciones, en lo interno se producirá un ajuste provocado por “el fallo” que “empuja a nuestro pueblo” al abismo. En todo caso se blanquearían las consecuencias de la ineptitud que muchos economistas adjudican a la jefa del equipo económico.
Como señalé en una nota anterior, ante la falta de información aclaratoria, un simple ejercicio de imaginación podría indicar que todo el conjunto de medidas económicas tomadas estaría destinado a crear condiciones de recesión que permitirían la adquisición de bienes importantes a precio vil, por quienes han acumulado ahorros en divisas físicas, cuentas en el exterior o cuenten con amigos o eventuales socios inversores que quieran aprovechar la oportunidad de saquear a un país paralizado.
La composición del grupo de funcionarios actuantes (y también los desplazados) podría compararse con un buen equipo para ganar campeonatos de truco en el nivel barrial. Su capacidad de extraer pequeños reflejos de la realidad para demostrar lo bien que está el país tiene el alcance corto de una jugada de naipes. Los ejemplos son múltiples pero ninguno de ellos los habilita para jugar en las ligas mayores.
Hay algo que me preocupa, desde mi condición de paranoico, es la existencia de cambios espasmódicos en temas específicamente económicos.
Los cambios en la relación con Repsol, el Club de París, la incompatibilidad ideológica entre el progresismo y los convenios con Chevron, Monsanto, Barrick, etc., y el último frente a los acreedores exitosos, me hacen pensar en que existe un punto débil en la estructura gubernamental, que supera la ineptitud o la acción deliberada.
Es como si todas estas empresas o grupos económicos tuvieran alguna carta de triunfo. Por ejemplo, apelando a la imaginación, algún secreto de la funcionaria. Como podría ser el conocimiento sobre alguna o algunas cuentas en paraísos fiscales por valores más que importantes que, dados a conocer públicamente, provocarían un Tsunami cívico de consecuencias imprevisibles.
Esta interpretación justificaría el cambio de actitud con referencia al pago a los “fondos buitres”. Fue una decisión espasmódica, difundida con desesperación para que los fondos se enteren de que les van a pagar. Una desesperación que no es compatible con un default económico o financiero, que siempre tiene solución, sino con un default politiquero que arrastraría a los funcionarios de todo nivel y jurisdicción, a los presuntos opositores y a los presuntos oficialistas.
Desde ese punto de vista se justificaría plenamente la mención presidencial de una “extorsión”, no adjudicable al juez sino a la otra parte, que no puede ser señalada para que no se abra la Caja de Pandora.
Siguiendo con el ejercicio imaginativo, me encuentro con que no sólo existen los acumuladores de carpetas de información en lo interno sino que también en el exterior se ocupan de las gestiones de las personalidades notorias de la politiquería autóctona, y que esos datos se comercializan en los niveles pertinentes.
Pero hay diferencias. En lo interno, imagino que los saldos derivados de las carpetas se compensan entre las partes, de manera tal que las extorsiones no pasen de la amenaza más o menos difundida, excepto que surjan periodistas que decidan informar a la opinión pública o fiscales que decidan investigar, pero, para esos casos siempre hay soluciones, por ahora.
El problema se nos presentaría a los ciudadanos cuando las carpetas externas sean utilizadas contra los funcionarios en condiciones de decidir. ¿Podría quien hizo del sometimiento una forma de cuidar su futuro político, hacer frente a los de las ligas superiores que exigirán privilegios en territorio nacional, o seguirá cuidando su carrera?
¿Podría un aparente opositor soportar extorsiones que indaguen más allá de los errores de gestión que todo funcionario “desinformado” puede cometer?
¿Podría algún ex gobernador progresista negar vinculaciones, complicidades, encubrimientos, etc., cuando se los recuerden quienes necesiten obtener privilegios extras?
Y podría seguir con politiqueros, legisladores, funcionarios judiciales, militares, etc., para completar un tablero preocupante y que no debemos dejar de considerar.
Cuando el marxista mundano señaló en Nueva York: “Argentina quiere seguir pagando pero no la dejan” me recordó al gran causante que le preguntó de mala manera a un subordinado suyo: ¿Quién te ata las manos? En lo interno se le puede preguntar al ministro ¿Quién no te deja pagarles el 82% a los jubilados? ¿Pagarle a las FFSS para blindar las fronteras? …y la lista es larga.
Tal vez esté esperando que en el ámbito nacional se le presenten “condiciones justas y equitativas”.
En otro orden de cosas, o no, nuestro conocido filántropo Soros, amigo personal de la funcionaria a cargo, está haciendo inversiones en España, en especial constructoras y carteras hipotecarias (a precio vil). Cuando termine allí, seguramente nuestro país estará en el nivel de recesión adecuado para volver a ocuparse de las tierras argentinas.
Tal vez algunos gobernadores ya estén realizando una valuación inmobiliaria de la provincia para no ir ciegos a la negociación, e incluso considerar una retribución adecuada para gerenciar, en lo provincial, la representación del magnate internacional con ciudadanía estadounidense. Éste en lo nacional no la necesita, ya tiene.
Ignacio Beltrán