Como se sabe, la vida es dura de sobrellevar si no se cuenta con un oportuno
espaldarazo. Y en política también. Por eso, cuando la lupa implacable se
posa sobre el espectro político argento, se escuchan provenientes del más
allá carcajadas volcánicas.
La
semana pasada, la corporación mediática nacional advertía sobre la casi
inminente fractura de la CGT. Tanto, que los mentados gordos
casi se vuelven flacos de tanto despotricar contra la hegemonía de
Hugo Moyano. Con Susana Rueda al frente, los obesos del sindicalismo vernáculo
pedían la cabeza del camionero, quien se atornillaba a su sillón de
secretario general y les hacía corte de manga. Sucedió que ante la venia del
concejo directivo de la central sindical que convertir al mencionado en el único
mandamás, los gremios de servicios acaudillados por Cavalieri y West Ocampo
sintieron la necesidad de retomar el diálogo truncado.“Tenemos
que volver a conversar. Yo me voy a sentar con Moyano. La unidad es necesaria,
una CGT débil no le conviene a nadie”, declaró a Clarín
el primero de los nombrados el miércoles 8. Claro, a ellos tampoco
les conviene. Por eso, antes de declarar formalizada la ruptura, y bancarse
las consecuencias, prefirieron una ayudita de último momento de los amigos. Y
ese en cuestión no fue otro que Luis Barrionuevo, el ex recontralcahuete
de Menem, quien desplegó toda su batería de convencimiento para
acercar las posiciones enfrentadas. No se sabe de qué se habló, pues el
gastronómico amigo del Coti
Nosiglia es un tipo de cuidado, pero se infiere que sus buenos
oficios pueden lograr lo impensado.
Otro
sujeto que se destaca por cuidarse las espaldas, es el gobernador bonaerense
Felipe Solá. Quien otrora gozara de la amistad de Carlos Menem y el beneplácito
del matrimonio Duhalde, ahora pugna por permanecer en el jardín de infantes
de los pingüinos felices. “Le
aclaro que ya tengo todo convenido con el Presidente”, afirman
que manifestó el ex ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca ayer lunes
13. Hombre ubicuo, el mandatario afincado en La Plata se puso la camiseta
correcta de cara a las elecciones de octubre. Pero estaría todo bien si un
eventual acuerdo con Duhalde no se concretara, porque de suceder esto los
amigos del Cabezón
lo primero que harían es pedir su cuidada testa. Pues como se
sabe, parafraseando a Juan Perón, “Roma
no paga traidores”. Y dentro de las filas del ex presidente
provisional hay muchos que trinan por jugar al balompié con la cabeza del díscolo.
Sobre todo, la ambiciosa Chiche
que no puede verlo ni en figuritas.
Siguiendo
con esta línea de recuento por lazos amistosos, no hay que dejar afuera a Aníbal
Fernández. Pues en la mañana del martes 14 los principales medios
informativos daban cuenta que la mentada cumbre entre Kirchner y Duhalde, quizá
no se realice jamás. Cabe recordar que el mensajero, también gozó de la
protección del segundo y gracias a esta amistad pudo zafar en noviembre de
1994 cuando escapó de la intendencia de Quilmes, escondido en el baúl de un
auto. De no ser por la amistad del entonces gobernador bonaerense de la gran
cabeza, quizá ahora el ocurrente ministro del Interior tendría otro destino.
Y los duhaldistas, de tanto en cuando no medran ocasión de recordarle que es
muy malo olvidar por conveniencia circunstancial este tipo de favores.
Sobrevivir, cueste lo que cueste
Bien
que le pueden batir el
48, porque es el morto
qui parla por lo menos en política. Pues Aníbal Ibarra es un
ejemplo de supervivencia a toda prueba, luego de zafar como el mejor de que le
cortaran las alas (por lo menos hasta ahora) y lo arrojaran del sitial de jefe
de gobierno porteño. Como por el momento han cesado los gritos que pedían la
intervención de su distrito, salió presuroso a apoyar la candidatura de
Rafael Bielsa como diputado metropolitano. Pero el aún canciller le había
pegado duro, al constatar que“la
tragedia de Cromañón
fue la última postal del Estado jugando al distraído”.
Pero en rigor de verdad, habría que mencionar que la misma tuvo
lugar precisamente por una cadena de la felicidad donde primaba el amiguismo
por encima de los más elementales controles y prevenciones. Y en cuya cima de
complicidades, se destaca la figura del jefe de gobierno porteño a quien el
próximo a liberar Omar supuesto
clown Chabán negó con vehemencia ser amigo.
Amigos
son los amigos, cuando les conviene. Y si
no, a
vos no te conozco, o su
apreciación es improcedente. Porque en el sinuoso terreno de la
política vernácula, quien es amigo hoy, mañana o pasado bien puede dejar de
serlo o viceversa. O viceverso, como se prefiera.
En
un terreno donde prima la mala memoria, aliada de la pésima conciencia, no
todo es lo que parece, y a veces lo que hoy es perfectamente mañana puede
dejar de serlo. Como la amistad, que cuando se torna peligrosa para algunos,
se echa al olvido y otra cosa, mariposa.
Fernando Paolella