Hace un tiempo tuve un altercado en un supermercado Día. Yo estaba con la plata justa, así que a medida que iba metiendo cosas en la canasta iba calculando mentalmente lo gastado.
Cuando llego a la caja veo que el precio excedía lo calculado, pero ante la presión de la gente que estaba atrás mío y del cajero que se veía apurado, cedí, pagué y abandoné la caja, pero me quedé a un costado mirando el ticket a ver en qué me había equivocado.
Noto entonces que el empleado me había pasado dos veces un producto del que había adquirido una sola unidad. Así que me acerqué de nuevo a la caja y le reclamé al cajero que me atendió quien reconoció su error y me devolvió el dinero.
Podríamos decir que fue un final feliz producto de un error humano que le puede pasar a cualquiera, pero la realidad es que la diferencia devuelta no superó los $25, y si lo detecté fue porque la compra en su conjunto era de aproximadamente $150 y yo iba con la plata justa.
Me pregunto entonces qué hubiese pasado en una compra de $1500 de esas que hacés apenas cobrás y estás con el bolsillo lleno. ¿Hubiese notado el excedente de esos $25?
Lo más probable es que no
Y es precisamente que en los lugares donde uno hace las compras masivas (generalmente hipermercados) uno se relaja, disfruta de la variedad y los buenos precios, recibe el vuelto en monedas en vez de caramelos y asume que todo está bajo control y no hay de qué preocuparse.
Pero no...... Si uno mira bien, es más común de lo que uno cree encontrarse con las siguientes ESTAFAS.
Obviando el tema de los productos de precios cuidados que siempre están sin stock, podemos apreciar (con un mínimo de cuidado) las siguientes "travesuras" a la hora de exhibir los precios.
Antes que nada analicemos lo que dice la LEY N° 4.827 en su artículo 9.
Los Supermercados, Supermercados Totales o Hipermercados, y Autoservicios de bienes consumibles y no consumibles, conforme los define la Ley Nº 18.425 ubicados en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y las formas o variantes que pudieran adquirir dichos establecimientos, deben:
- Exhibir precios de manera clara, visible y legible sobre cada artículo, producto o grupo de una misma mercadería que se encuentre expuesto a la vista del público. El precio exhibido deberá corresponder al importe total que deba abonar el consumidor final. Cuando por la naturaleza o ubicación de los bienes no fuera posible, deberán utilizarse listas de precios. En los casos en que la exhibición deba realizarse mediante listas, la existencia de las mismas deberá informarse en el lugar donde los productos se encuentren exhibidos, mediante un cartel que consigne: “lista de precios a disposición del público ubicada en...“
El artículo es más extenso, pero por el momento nos detendremos sólo en este inciso.
Con sólo leer "El precio exhibido deberá corresponder al importe total que deba abonar el consumidor final." podemos advertir que la mayoría de los supermercados están en infracción.
¿Quién no se vio atraído en un Hipermercado por un cartel del tipo "Bicicleta rodado 20" y un precio gigante del tipo "$120"?
Claro que sería bastante sospechoso semejante oferta, y si nos acercamos un poco más, lo más probable es que leamos un cartel chiquito arriba o abajo del precio que diga "12 cuotas de ". ¿Entonces que pasa con el "Exhibir precios de manera clara, visible y legible sobre cada artículo, producto o grupo de una misma mercadería que se encuentre expuesto a la vista del público"?
¿Cuanta gente sin leer la letra chica llega a la caja y se entera de que la gran oferta no era tal?
En el mejor de los casos puede deshacer la operación, ¿pero qué pasa cuando la diferencia de precio es notada en la casa del incauto?
En todo caso el híper podría escudarse legalmente en que el precio real está exhibido y no creo que nadie quiera gastar tiempo en probar ante la ley si la legibilidad del precio real es suficiente o no, pero si caminamos un poco no es muy difícil encontrar estafas infracciones
Acá nos damos cuenta de que milagrosamente hay un producto de precios cuidados con stock disponible (Manteca a sólo $9,29), y movidos por una emoción incontenible, tomamos una manteca y la ponemos inmediatamente en el changuito. Y ya que está, como estamos felices y queremos compartir esa felicidad con los afectos, llevamos otra manteca para mamá que siempre usa, para la tía que nos hace galletitas y por que no, para stockear en la heladera de casa.
Cuando lleguemos a la caja (con suerte) nos daremos cuenta que los números no dan. Y cuando nos quejemos nos harán ir de nuevo a la heladera a chequear el precio donde descubriremos que el precio $9,29 corresponde a la manteca de 100gr, y nosotros estamos llevando de 500.
Y es que el problema es que el cartelito está convenientemente erróneamente mal ubicado. Y si nos dimos cuenta de ese error a la salida del supermercado ya será tarde.
Lo mismo ocurre por ejemplo acá
Aquí vemos bien destacado el producto a sólo $13,45. Pero el problema es que ese precio no corresponde a ninguno de los rollos de cocina que hay en ese estante.
Probablemente somos mal pensados y la culpa es toda del repositor que vive moviendo cosas en forma irresponsable.
Tal vez podrían pelearnos diciendo que el cartel corresponde a un producto que estaba ahí antes pero que se quedó sin stock (por lo que deberíamos ver un hueco en el estante)
Pero cosas como estas son muy difíciles de justificar
Fijense esta excelente oferta en la heladera de quesos
¿235gr de muzzarela La Serenísima a sólo $4,99?
Por supuesto que no, el precio corresponde al producto "Queso cremoso CANASTA x 100gm".
Como vemos en la imagen es injustificable el producto exhibido con ese cartel. Lo mismo pasa con este cartel que exhibe una caja hermosa de herramientas a sólo $89.
¿El truco? Las cajas de $89 son las chiquitas que están atrás. Las de adelante salen $129 y eso se aprecia en un cartelito chiquito que podemos ver justo abajo.
Imagínense parados frente a las cajas. Así se vería el cartel con el precio real.
La realidad es que tengo miles de imágenes para mostrar de precios que no corresponden a los productos pero haríamos interminable este artículo
La moraleja de esto es que hay que tener mucho cuidado porque los ladrones no sólo atacan en moto. El ingenio a la hora de planear estafas está más cerca de lo que pensamos.