En las últimas horas, la Auditoría General metió el dedo en la llaga kirchnerista al denunciar una "enorme discrecionalidad" del Gobierno nacional en torno al manejo presupuestario.
Quien lo hizo fue el titular del organismo, Leandro Despouy, a través de un informe durísimo donde alertó por los "superpoderes" del Poder Ejecutivo y lamentó la falta de control.
"La ejecución presupuestaria de la última década ha sido de una enorme discrecionalidad, así como la reasignación de recursos", indicó el funcionario al referirse a ese estudio. "Esto demuestra también que el Ejecutivo utiliza esto como una herramienta de disciplinamiento político", agregó.
El análisis comprende el período ubicado entre 2003 y 2012 y advierte que existen una variedad de normas y disposiciones que permiten al Poder Ejecutivo modificar el Presupuesto sin intervención del Congreso, a modo de "superpoderes".
A ese respecto, Despouy mencionó por caso las leyes que habilitan al jefe de Gabinete a introducir cambios, las ampliaciones y la utilización de los Decretos de Necesidad y Urgencia.
En su presentación, el titular de la AGN planteó la "incertidumbre" sobre el monto real de la deuda pública, al observar que "si bien siempre se expuso en los cuadros la deuda en default, su valor no era un valor cierto, ya que estaba en proceso de renegociación", una situación que, acotó, "no estaba contemplada ni siquiera en notas aclaratorias al balance".
A su vez, denunció que "la magnitud de esta incertidumbre fue disminuyendo tras los canjes implementados en 2005 y 2010 y más recientemente con la negociación de la deuda con el Club de París". No obstante, aclaró que "el fallo de Griesa y las actuales restricciones del Gobierno para pagar a los acreedores vuelven a traer mayor incertidumbre sobre la deuda pública argentina".
Y culminó: "Resulta necesario monitorear la evolución de la deuda intrasector público, que tiene el potencial de vaciar de activos al Estado".