Es la pregunta que muchos economistas se hacen para la cual no hay respuesta pero sí soluciones. La reducción del gasto público ayudará a conservar las reservas del Banco Central de la República Argentina. Reducirá la inflación y así no ahuyentará inversiones extranjeras.
Cuando el helicóptero despegó de la casa rosada en el año 2001, el país estaba completamente destruido: al borde del abismo. El impacto negativo de la Ley de Convertibilidad, que regía desde el 2001, surtía efecto. El sistema bancario colapsó por la fuga de capitales y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se negó a re-financiar la deuda.
Con la Argentina en crisis llegó al poder en 2003, Néstor Kirchner. La pobreza abarcaba al 54% y la indigencia al 27,7% de la población (1). La estrategia oficial plantearía a las políticas laborales como prioridad para lograr mayores ingresos de inclusión social. Ello dio lugar a la aplicación de distintos planes sociales y demás paliativos de la década kirchnerista que fueron aumentando con el correr de los años, hasta convertirse en más de ciento diez, según el economista Agustín Etchebarne.
Entre otros subsidios que reparte el gobierno se encuentran: los de transporte (trenes y colectivos), los servicios públicos (luz y gas) y Aerolíneas Argentinas, que tiene tarifas subsidiadas. Debemos mencionar también la incorporación de 4 millones de jubilados que no realizaron aportes, convirtiéndose esto en un flujo de gasto permanente al Presupuesto de todos los años. El concepto de flujo y sus consecuencias permanentes es algo que los políticos en general no lo perciben.
Pero qué sucede con las reservas que quedan el Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Las reservas del BCRA bajaron gradualmente en los últimos años. A fin de 2012 el “stock” de reservas era de 43.290 millones de dólares, no dejando de bajar. A la fecha de este artículo rondan los 19 y 21.000 millones de dólares (2). El gasto público es récord, 47% del Producto Bruto Interno (PBI), la Presión Tributaria o Fiscal estaría superando hoy el 40% del PBI, quedando aún por definir el impuesto inflacionario que grava la tenencia en efectivo de los particulares. Siendo la presión más alta de la historia. Y aún así no alcanza; hay 4% de déficit fiscal y Argentina sin la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI), no tiene ningún crédito.
Para el economista Nicolás Cachanosky, lo que sucederá con las reservas del BCRA dependerá de las decisiones políticas. Por el camino en que se dirige el país, indudablemente se van a ir consumiendo por la dinámica de gobierno que ha decidido implementar en la “era K”, y este camino es recesivo para la reserva.
Hoy en día son más de 140 mil millones de pesos al año en subsidios que deberían irse derogando gradualmente. Si no se erradican, el gobierno seguirá emitiendo sin tener ningún tipo de respaldo.
El problema reside en la emisión excesiva de dinero, lo cual genera más inflación y la misma produce un atraso de tarifas, lo que a su vez, multiplica los precios y así se deberá asignar cada vez más subsidios.
Para el abogado y analista de mercados, Carlos Maslatón, los subsidios podrían eliminarse violentamente, pero no sería favorable desde el punto de vista del reacomodamiento de las variables de la economía y porque, además, traería “gravísimos” problemas políticos.
Por su parte, manifestó desacuerdo ante el supuesto desarme de subsidios a través de “simples” conversaciones entre los distintos sectores. Igualmente no cree que la situación dure hasta el próximo gobierno.
Y al ser consultado sobre la cultura subsidiaria que se gestó en la última década, aseveró que “es uno de los problemas que hay acá”, porque la gente comenzó a sentir que lo normal es eso, que el mundo funciona de esa manera: algunos trabajan y luego el Estado reparte entre las personas con las tiene que mantener. Asimismo no dejó de preguntarse “¿de qué sirve que una persona gane 2 mil pesos por subsidio si puede ganar 7 mil trabajando?
La posible solución que desarrolla Maslatón es un desafío de carácter educacional, cultural, de servicio social y político. “Va a ser muy difícil pero el país tendrá que hacerlo en los próximos años”.
De igual manera se manifestó Cachanosky al declarar que la solución necesita de 2 ingredientes: reformas de política económica y reformas institucionales. Es necesario reducir el nivel de gasto público; bajar los impuestos de manera considerable para darle productividad a la economía; y aceptar que hay que eliminar de manera “sensible” los subsidios al transporte, el sector energético y reducir paulatinamente los más de 110 planes sociales y comenzar a fomentar el trabajo.
A veces, caminar lento, también es retroceder
La situación económica del país da serias señales de alarma. Entre las que más suenan se encuentran la alta inflación, la falta de inversión y un dólar que en algún momento ha superado los 10 pesos. Sin embargo, se debe resaltar el progreso en la década luego de haber recibido, prácticamente, un país en ruinas con la gran crisis económica y social que azotó a Argentina en el año 2001.
Pero si se compara a Argentina con el resto de los países de América Latina, a excepción de Venezuela, ha habido un gran atraso de crecimiento económico.
El recorte inmediato del gasto público. El gasto público es el más alto de nuestra historia. Durante el mes de noviembre un decreto amplió el gasto, ya enorme, en 80 mil millones de pesos más hasta fin de año.
Es importante señalar que los subsidios (gasto social: Planes Jefes y Jefas, Asignación Universal por hijo, entre otros) "significan sólo el 20% del gasto público, así que se podrían mantener para las familias que realmente lo necesitan", según la politóloga María Zaldívar. Empero, es vital recortar obra pública, que sin duda los enormes sobreprecios significan una importante erogación, (la corrupción es uno de los costos sociales más grandes de la economía), como así también las empresas estatales deficitarias como Aerolíneas Argentinas y el aumento de empleados públicos innecesarios.
El país necesita crecer. Para crecer se necesitan inversiones por lo cual, la Argentina debería dar señales concretas de respeto a la propiedad privada (el dinero, el cual es despreciado por el gobierno con la emisión sin respaldo, es también propiedad privada) de modo tal que quien traiga inversiones esté seguro de que las va a recuperar, podrá disponer de ellas y que no le cambiarán las reglas del juego en cualquier momento.
Sin divisas no se saldrá del estancamiento económico actual.
Luego de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) hubo un incremento en la Bolsa Argentina. Entonces, indudablemente hay una correlación entre el desarrollo económico, el ánimo de la gente y las decisiones políticas. Argentina goza de una gran capacidad agropecuaria, empero, no sabe cómo aprovechar el gran auge de la macroeconomía que existe en todo el mundo.
El nuevo peronismo que se gesta entre Massa y Scioli, quizás traiga una nueva cara para la Argentina, aunque si bien faltan varios meses para que termine esta administración -que dejará su profunda huella en la historia-, quizás el país comience a tomar un nuevo rumbo.
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(1) “Más allá del Principio Contributivo”, cambios y continuidades en la política social argentina, 2003 – 2010. Guillermo Alonso, Valeria Di Costa, Págs: 07. PDF. –
(2) “Alertan por la baja de reservas del Banco Central”. rionegro.com.ar