Desde el año 2009 que la provincia de Tucumán no tiene niños desnutridos gracias a la gestión del gobernador José Alperovich y su vicegobernador y actual ministro nacional de Salud, Juan Manzur.
Sin embargo, no es una noticia para festejar. Los desnutridos no han dejado de existir, sino que han dejado de ser contabilizados.
Es que, según relata Contexto Tucumán, el diagnóstico de "desnutrición" en todos sus grados ha sido literalmente prohibido por resolución del Ministerio de Salud de la Nación, y reemplazado por la de "bajo peso". El cambio de nomenclatura esconde un trasfondo que roza lo macabro.
En el resto del país no parecería ser diferente, el caso de Néstor Fermenia, el niño que esta semana murió desnutrido suplicándole ayuda a Cristina, es similar. En su acta de defunción dice que murió por “enfermedad”, y así no entra en las estadísticas.
La resolución fue aplicada en Tucumán en septiembre de 2010 por medio de una circular del Sistema Provincial de Salud (Siprosa). Estableció una nueva forma de medir los problemas nutricionales que hizo bajar milagrosamente las cifras de más de 22.000 desnutridos a 3.690.
A partir de entonces, los médicos del sistema público de salud quedaron obligados a ignorar para el diagnóstico el factor edad de los niños, teniendo en cuenta únicamente la relación entre su estatura y su peso.
"Antes evaluábamos a los niños con riesgo nutricional de acuerdo a su edad. Ahora podemos tener a un niño cuyo peso es acorde a su estatura, pero no acorde a sus seis años, sino, por ejemplo, que corresponde a uno de tres años", explicó el médico Eduardo Gómez Ponce, director del Centro de Atención Comunitaria (CAC) N° 10 de Tucumán.
La nueva forma de controlar a los niños es mediante lo que se conoce como Índice de Masa Corporal que determina si el peso es adecuado a la estatura, pero no a la edad.
"Una de las consecuencias de la desnutrición es la baja estatura, por eso es fundamental medir si el peso del niño es acorde no sólo a su talla, sino a su edad. Un niño de tres años que pesa determinados kilos y mide determinados centímetros puede ser normal, pero si esos datos se aplican a un niño de seis, estamos ante un caso grave de desnutrición", explica Gómez Ponce.
"De esta manera, cada diez niños desnutridos que yo atiendo, sólo 3 o 4 pueden ingresar en las estadísticas oficiales. Esto es mucho más grave de lo que se cree: ese 60 o 70 por ciento de niños desnutridos no diagnosticados no reciben el tratamiento que necesitan, ni la leche de la que disponemos", revela.
Oficialmente se reconoce en Tucumán, que sólo 3.690 niños tienen "bajo peso", aunque el esfuerzo de los médicos por investigar la verdadera situación revela que en esa provincia, los menores desnutridos superan los 22.000.
No se dice "desnutrición" Se dice "bajo peso" pic.twitter.com/naSQhvQxBU
— Pablo Sirvén (@psirven) January 8, 2015
“El número se redujo drásticamente con el cambio de método. Lo mismo que ocurre con el Indec ocurre con la vida de estos pequeños", agrega.
"La palabra desnutrición fue totalmente eliminada del sistema de salud público", revela Gómez Ponce y agrega "las enfermeras tienen prohibido asentar ese diagnóstico".
El disfraz que se instauró en la Provincia a las verdaderas cifras de desnutrición se suma al que se impuso a las de mortalidad infantil.
En enero de 2008, un informe reveló que desde el Ministerio de Salud que encabezó Juan Manzur desde 2003 hasta 2007, se dio la orden de inscribir como fetos a los niños nacidos con 500 gramos o menos. De esta manera, su muerte no engrosaría las cifras de mortalidad infantil, sino de muertes fetales.
Así se redujo drásticamente la mortalidad infantil en Tucumán y se triplicó la de muertes fetales.
Empleados de la Maternidad aseguraron que la orden incluía no brindar asistencia a los nacidos con menos de 500 gramos, ya que los protocolos los consideraban fetos. Así, denuncian, murieron en una palangana cientos de niños por asfixia y enfriamiento.