Desde que sufrió un incendio a bordo que lo dejó inutilizado el 10 de abril de 2007, el buque rompehielos Almirante Irízar inició un extenso proceso de reparación en el astillero estatal Tandanor. Por lo menos desde el 2010, se anunció oficialmente en al menos cuatro oportunidades la inminente terminación de los trabajos, reformas y mejoras tecnológicas.
Sin embargo, el Irízar sigue en el dique seco, sin que se confirme la fecha real de su regreso al mar.
Mientras tanto en Tandanor, nacionalizado en marzo de 2007, los trabajos sobre el rompehielos se siguen demorando.
Según parece, atentos al dilema que supone la ausencia del Irízar y la necesidad de solucionar la logística en la región austral del planeta, la Argentina acaba de concertar en el mayor de los sigilos la compra de un buque oceanográfico con capacidad para navegar en aguas antárticas.
Asombrosamente, la adquisición fue realizada sin anuncios de las redes de medios estatales, ni tampoco se hizo el uso de cadenas nacionales para divulgar lo que se supone es una buena noticia para los argentinos en la Antártida.
Así lo reveló el sitio Eliminando Variables.
El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), mediante la contratación directa 17/2014, expediente N° 6501, adquirió en las últimas semanas un buque oceanográfico a un astillero aún desconocido y abonar una cifra millonaria en euros.
El precio a pagar por el CONICET, una entidad descentralizada dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, trepará $54.192.935 lo que es equivalente a €5.150.000, es decir, 5.15 millones de euros a una cotización de 10.52 pesos por euro.
Lo que resulta particularmente interesante es el apuro por adquirir esta embarcación, ya que el Conicet –en las cláusulas particulares de la contratación- afirma que pagará la cifra millonaria en euros a los 30 días de la fecha de emitida la factura.
Quien se encargará de abonar esta adquisición será el departamento de Compras del CONICET, que se encuentra en la calle Bartolomé Mitre al 1900, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Según los pocos detalles que trascendieron del barco adquirido, el mismo será una “embarcación tipo buque antárticos”, con un calado de “5.70 metros”, estará propulsado por “2 motores diésel” y tendrá una potencia de “1724 KW”.
Otro punto llamativo de la compra de este barco oceanográfico es que se realizó en el mayor de los secretos, la no existencia de “pliegos”, como así también que no haya procedimiento de “apertura de ofertas”. Lo que significa que se le dio el contrato a un constructor bajo la modalidad de exclusividad y se le pagará en un plazo casi inmediato. La compra, tiene por fecha de aprobación el 12 de diciembre pasado.
Vale preguntarse sobre la razón de adquirir buques en el extranjero, teniendo en la Argentina astilleros estatales importantes como los Talleres Navales Dársena Norte Sociedad Anónima (Tandanor) o bien los Astilleros Río Santiago, entre muchos otros.
La llegada de un nuevo buque podría ser el motivo para celebrar a lo grande. Al menos esa sería una explicación razonable para otra licitación del ministerio que lidera Héctor Timmerman, contemporánea a la adquisición del buque del CONICET.
El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, responsable de la Dirección Nacional del Antártico, llamó a fines del 2014 a la licitación pública 25/2014, expediente N° 16.197 que tiene como objeto la compra de “bebidas para la Bases y Campamentos Antárticos, en un todo, para la Campaña 2014/2015”.
De un total de 21 renglones a licitar, sólo 6 pertenecen a bebidas sin alcohol. Específicamente, las bases antárticas recibirán 2.400 botellas plásticas de “Coca Cola o Pepsicola”; 1.200 aguas minerales sin gas “Tipo Eco de los Andes, Villavicencio, Glaciar, Nestle, Villa del Sur”; 1.000 jugos líquidos de 1 litro sabor naranja “Tipo Cepita o Baggio”; 800 jugos líquidos de 1 litro sabor manzana “Tipo Cepita o Baggio”; 1.200 jugos líquidos de 1 litro sabor multifruta “Tipo Cepita o Baggio” y 400 jugos de limón tipo “Tipo Minerva o Delemon”.
El resto de los 15 renglones, pertenece a bebidas alcohólicas. Al respecto, es sabido que las duras condiciones climáticas hacen indispensable la ingesta de alcohol entre los habitantes de las bases y campamentos en la Antártida Argentina. Sin embargo, alguna de las elecciones de alcohol, parecerían que están más para festejos que para realizar las tareas científicas a desarrollar en el Continente Blanco.
Por ejemplo, se solicitó:
· 250 botellas de sidra, de 720 cc, etiqueta negra, tipo “Real, La Victoria, Del Valle o Rama Caída”.
· 250 botellas de espumante tipo Champagne, variedad Brut Nature, de 750 cc, tipo “Trapiche Brut Nature, Trumpeter Brut Nature o Nieto Senetiner Brut Nature”.
· 100 botellas de whisky de 1 litro, de 12 años de añejamiento, “Tipo Chivas Regal, Ballantines o Buchanans”.
· 350 botellas de aperitivo vemouth tipo americano Gancia, de 950 cc. Las propuestas aquí fueron “Cinzano, Martini o Gancia”.
· 150 botellas de aperitivo vermouth tipo Rosso, de 950 cc. Las propuestas aquí fueron “Cinzano o Martini”.
· 150 botellas de aperitivo vermouth tipo Fernet, de 750 cc.. Aquí la propuesta fue “Branca”.
· 100 botellas de vermouth tipo Cynar, de 900 cc. La propuesta aquí fue “Cynar”
· 7.500 botellas de cerveza blanca, de 350 cm3, tipo “Quilmes, Brahma, Heinken o Budweiser”.
· 50 botellas de Cogñac de 750 cc, “Tipo Hennessy”.
· 1.000 botellas de vino tinto reserva, variedad 100% Cabernet Sauvignon, con un tiempo de guarda de entre 3 a 5 años, envase no retornable, con tapón de corcho, tipo “Salentein Reserva, Fond De Cave Reserva o Fabre Montmayour Reserva”.
· 1.000 botellas de vino tinto reserva, variedad 100% Malbec, envase no retornable, con tapón de corcho, tipo “Salentein Reserva Malbec, Navarro Correas Reserva Malbec, o Luigi Bosca Reserva Malbec”.
· 500 botellas de vino tinto reserva variedad 100% Syrah, con un tiempo de guarda de entre 3 a 5 años, envase no retornable, con tapón de corcho, tipo “Luigi Bosca Reserva Syrah, Tomero Reserva Syrah o Lagarde Reserva Syrah”.
· 350 botellas de vino blanco variedad 100% Torrontes, con un tiempo de guarda de entre 3 a 5 años, envase no retornable, con tapón de corcho, tipo “Santa Florentina, Domingo Hermanos o Trumpeter”.
· 350 botellas de vino blanco variedad 100% Chardonay, con un tiempo de guarda de entre 3 a 5 años, envase no retornable, con tapón de corcho, tipo “Cabel, Ramanegra Reserva Chardonay, Luigi Bosca Reserva, Santa Julia o Fin del Mundo Reserva Chardonay”.
· 350 botellas de vino reserva variedad 100% Sauvingnon Blanco, con un tiempo de guarda de entre 3 a 5 años, envase no retornable, con tapón de corcho, tipo “Las Perdices, Jean Bousquet o Salentein”.
Si bien podría argumentarse que el alcohol podría ser utilizado en algún festejo importante de la Dirección Nacional del Antártico que no es especificado en el documento de la licitación, la Dirección de Ceremonial de cancillería suele hacerse cargo de estos gastos. Y además, el documento dice claramente que se trata de “…bebidas para la Bases y Campamentos Antárticos”, lo que hace innecesario especular sobre su futuro destino.
Puede cuestionarse el envío de tanto alcohol a las bases argentinas en la Antártida, aunque también es importante tener en cuenta que desde que comenzó la crisis logística por la salida del Irízar, suelen haber faltantes de insumos más básicos en la mayoría de los destacamentos militares y científicos.
Con un poco de imaginación, es posible especular que se está preparando el festejo por la llegada del nuevo buque del CONICET o que, quizás, les facilitan a los argentinos en la Antártida la tarea de olvidar los viejos tiempos, cuando había un gran buque que llegaba regularmente a sus costas con las bodegas cargadas de provisiones.