A poco de partir en su primer y definitivo viaje, el transatlántico de lujo HMS Titanic embarcó cinco costosos pianos de cola fabricados por la firma norteamericana Steinway & Sons. Se trataba de los modelos B y K, quizás los más fastuosos y caros del momento. Para fabricarlos, se contrataron a los mejores artesanos del mundo, para que trabajaran a mano y pieza por pieza las maderas importadas de la más alta calidad. Los instrumentos se fueron a pique con la nave, que no pudo esquivar su destino trágico pese a los alardeos arrogantes y multimillonarios de sus creadores.
Un siglo después, en Buenos Aires, se termina de firmar un contrato para importar desde Japón un grupo de pianos y celestas fabricados por la firma Yamaha. Los pianos que llegarán desde la planta nipona en Hamamatsu están entre los más caros que se pueden conseguir en el mercado de pianos de cola de primera mano. Su destino serán los salones del Centro Cultural del Bicentenario “Presidente Néstor Kirchner”, la obra más ostentosa e inexplicable del período kirchnerista, erigida sobre lo que supo ser el Palacio de Correos.
El costo final del Centro Néstor Kirchner es aún un misterio. De acuerdo a los documentos oficiales, desde el año 2008 –momento en que se oficializó su remodelación- hasta marzo del 2015, es de $2.322.612.956. Sin embargo, ese valor no contempla los montos asignados en las partidas adicionales recibidas por la oficina encargada de remodelar el ex Palacio de Correos, tarea que depende la Dirección Nacional de Arquitectura, perteneciente al Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios. Los cálculos más cautelosos le adicionan 650 millones de pesos, mientras que otros sugieren que la cifra extra ya superaría los $ 1.500 millones.
La adjudicación inicial a la unión transitoria de empresas entre Essuco y Riva, refrendada en la resolución 1517/2008 y firmada por Julio de Vido, proponía un presupuesto total para el reciclaje del Palacio de Correos y Telégrafos de $925.799.108, muy lejos de los 710 millones de pesos iniciales pautados en noviembre del 2007 (número que fue incrementado, en marzo del 2008, hasta los $827 millones).
El Centro Cultural Néstor Kirchner debía inaugurarse durante los festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo. Para ese momento el centro era apenas un montón de andamios y obras apenas iniciadas. Tampoco se pudo inaugurar durante el 2011, 2012, 2013 y 2014. Y mientras tanto, las cifras desembolsadas por el Estado se incrementaron año tras año. Desde los $56.278.048 dispuestos por presupuesto en el 2008 hasta los $657.006.000 del 2014, el número destinado anualmente a esa obra se incrementó un 1.167 por ciento. Durante el año 2015, año de la supuesta inauguración definitiva, la cifra destinada a la construcción del Centro será de 502 millones de pesos.
La coreografía de postergaciones y nuevas partidas millonarias del edificio cultural incluye, en las escenas finales del gobierno de Cristina Kirchner, la adquisición de los pianos de cola y una celesta a la firma Yamaha. Llegarán en al menos un año o quizás tarden un poco más. Es que, según relatan los fabricantes, cada piano será fabricado a mano por artesanos, que usarán para su tarea madera de la más alta calidad importada desde sitios selectos del mundo.
Los pianos llegarán mediante la contratación directa por especialidad, la 01/2015, expediente S01-0252374/2014, a través de la cual se seleccionó como proveedora a la firma Yamaha Music Latin America SA. El objeto de esa contratación fue la compra de dos pianos Yamaha modelo CFX y una Celesta Yamaha modelo 56 P que estarán destinados al Centro Cultural del Bicentenario Presidente Néstor Kirchner.
El modelo CFX de Yamaha es un piano de cola denominado de “gran concierto”, cuyo costo en los Estados Unidos, según la página de la empresa, es de US$ 180.000. En la Argentina, fuentes del rubro consultadas señalaron a (Eliminando Variables) que el costo de cada CFX trepa a unos 250 mil dólares, lo que en pesos a cambio oficial actual significa 2.2 millones por cada piano. Es decir, al menos $4.400.000 por las dos unidades.
¿Por qué tan caros los costos? En principio, los pianos deben construirse con un proceso especial en una fábrica que la empresa Yamaha tiene en Japón, embarcados a la Argentina y depositados luego en el Centro Cultural Néstor Kirchner. El lapso de entrega de estos instrumentos, según el artículo 5 del convenio firmado con la empresa nipona, es como máximo 12 meses, es decir, que el próximo presidente recibirá los pianos como una herencia de la administración anterior.
Cada uno de los pianos adquiridos por el ministro Julio De Vido está hecho a mano, basados en el “más fino abeto”, del cual se selección “menos del 10% del total que es reservado para las cajas de resonancia del piano”. Los instrumentos tiene un largo (profundidad) de 2.75 metros, un ancho de 1.6 metros y una altura de 103 cm.
Mientras los pianos adquiridos llegan al país, Yamaha Music Latin America SA se comprometió a entregar un modelo CFX, que posee de muestra en el país, en carácter de préstamo “tantas veces como fuera necesario hasta la entrega de las unidades compradas”.
El otro instrumento comprado es una celesta, modelo 56P, cuyo costo en los Estados Unidos ronda los 31 mil dólares. En el país, este instrumento tiene un costo estimado entre 40 y 45 mil dólares, lo que llevado a pesos a valor dólar oficial equivale a 360.000. Este instrumento también es fabricado en Japón, según las especificaciones técnicas disponibles en los anexos del convenio.
La celesta tiene un largo de 65 cm, una altura de 108 cm y un ancho de 195 cm. El peso del instrumento es de 72 kilogramos. Está fabricado con vetas de roble, láminas de metal, las teclas son de Ivorite y ébano liso. Deberá ser entregado al Centro Cultural Néstor Kirchner en un lapso no mayor a los 8 meses.
El costo estimado total de los tres instrumentos trepa a los $4.760.000. Una cifra nada despreciable y, por ahora tentativa, ya que lo funcionarios optaron por no revelar el precio en los documentos de la compra.
Cuando los tres instrumentos estén por fin en su sitio en el Centro Cultural Néstor Kirchner, será posible admirar la perfección de su sonido y el fino trabajo que ejecutaron sus maestros fabricantes. Y quizás hagan sonar la melodía “Weiner Blut” de Johann Strauss que, según la leyenda, fue una de las últimas canciones ejecutadas por la orquesta del Titanic mientras la nave se hundía.
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