La última vez que se vieron las caras fue en la casa de Oscar Parrili. El flamante secretario de Inteligencia lo había citado a Antonio “Jaime” Stiuso para darle la noticia de que estaba afuera de la ex SIDE. El diálogo entre ambos fue breve y tenso: “Te tenés que ir de acá”, le dijo Parrilli al espía antes de que le sirvieran un café. Stiuso retrucó con tono amenazante: “Tres veces nos quisieron sacar y siempre volvimos”. Antes de que terminara, el secretario de Inteligencia lo interrumpió: “Vos no vas a volver, porque los que no nos vamos a ir somos nosotros”.
Fue el último cruce. Luego de ese encuentro, el espía que se cansó de trabajar para el kirchnerismo pasó a ser el enemigo preferido del Gobierno que lo denunció en la Justicia y hasta amenazó con meterlo preso. Hoy Stiuso está afuera del país.
La supuesta purga de la ex SIDE no es el único tema que por estas horas entretiene a Parrilli. El secretario de Inteligencia está empecinado en acelerar la denuncia que presentó contra revista Noticias por publicar la lista con los nombres de los 138 nuevos espías K. La causa ya está en manos del juez federal Julián Ercolini y Parrilli planea ampliar la denuncia luego de que la revista publicara en su edición anterior más información sobre los vínculos de los flamantes espías con funcionarios, ministerios y militantes camporistas. “Está muy molesto. Va a ir a fondo”, aseguran quienes lo conocen. El secretario, que se ganó el apodo de “Alfred” en homenaje al mayordomo de Batman, quiere llenar el expediente de supuestas pruebas para convencer al juez de que Noticias violó la Ley de Inteligencia al publicar la nómina con los egresados de la Escuela Nacional de Inteligencia. “Tienen que ir presos”, amenazó Parrilli en una entrevista con una radio oficialista. El Código Penal sanciona con uno a seis años de prisión a quienes divulguen secretos de Estado. La prisión para periodistas marca una profundización del estilo violento que el oficialismo tenía con los medios de comunicación críticos. Hasta ahora echaban mano al escrache, los insultos y el ahogo financiero, salvo la vez en que el ex secretario de Medios Enrique Albistur intentó llevar a la cárcel a periodistas de esta revista en el 2005 por las revelaciones de sus desmanejos con la pauta oficial. Parrilli es el segundo.
Lo cierto es que el funcionario siente que la filtración de la lista lo dejó mal parado dentro de la ex SIDE que ahora tiene que comandar. Y frente a la Presidenta, que le pidió ordenar el descontrol de los espías.
Cambios. Algunos lo estiman a “Alfred” dentro de la Secretaría de Inteligencia. En los últimos días aparecieron unos carteles en los ascensores de la sede de la ex SIDE en la calle 25 Mayo 11 con mensajes de apoyo a Parrilli: “Gracias por sacarnos a esta basura”, decían en clara referencia a Stiuso.
Los autores de los afiches para bancar al secretario de Inteligencia se olvidaron de que fue el propio Gobierno quien durante once años respaldó a Stiuso y le ordenó apretar y extorsionar a políticos, empresarios, jueces y enemigos del kirchnerismo.
Parrilli llegó a la ex SIDE luego de le estallara en la cara al Gobierno la guerra de los servicios de Inteligencia. El plan original del Señor 5 era ordenar la “Casa” como se conoce a la side.
Los espías saben que Parrilli no es un experto en seguridad, pero reconocen que es un fanático de las remodelaciones. Es su gran pasión cambiarles la cara a los edificios públicos. Ya lo hizo en la Casa Rosada renovando el color, las luminarias, los patios internos y los ascensores cuando era secretario general de la Presidencia.
Fiel a su tendencia reformista, apenas asumió en la ex SIDE encargó una serie de estudios para hacer varios cambios en los edificios de la secretaría, incluido el de la sede central de la calle 25 de Mayo frente a la Casa Rosada.
Parrilli no podía comprender el estado de abandono que tenía el edificio que antes de su llegada era manejado por el “pingüino” Héctor Icazuriaga.
Que “Alfred” no sea un experto en Inteligencia no es un problema para que ocupe su cargo. Es que el confianza de la Presidenta a quien asistió durante siete años desde la Secretaría General de la Presidencia. Parrilli conoce todos los secretos de Cristina y fue el encargado de estar en todos los detalles de la gestión presidencial. Se ocupaba de que nunca le Presidenta, de controlar los aviones que la trasladaban, del color de las convocatoria y ubicar a los funcionarios en todos los actos de Gobierno.
Cristina confía en él. Durante años fue el último en irse de la Casa Rosada y el primero en escuchar la voz de ir varias veces por semana a Olivos para llevarle los partes de Inteligencia. A veces extraña su antiguo trabajo al lado de Cristina, rodeado del brillo y el roce protocolar. Ahora es todo oscuridad.
El mayordomo. A Parrilli le gusta saber decir que no, no por decir que sí”. Durante años, primero al lado de Néstor Kirchner y luego de Cristina, fue el encargado de filtrar a todos los que querían acceder a ellos. Intendentes, gobernadores, funcionarios, ministros, dirigentes sociales y políticos tenían que hablar primero con él para acceder a los mandatarios.
Llegó a la Casa Rosada de la mano de Kirchner en el 2003 y hasta que se fue a la ex SIDE siempre ocupó el mismo cargo. Con el ex presidente tenía una relación visceral y solía discutir a los gritos sin importar si había testigos. Pero con la Presidenta nunca levanta la voz.
Antes de alinear a los espías, fue el nexo con los movimientos sociales. Fue el encargado de contener al piquetero Luis D'Elía, a Emilio Pérsico, a Hebe de Bonafini y a todas las agrupaciones K que no estaban bajo el paraguas de La Cámpora. En una de las escuchas que se difundieron de la denuncia que presentó el fiscal Alberto Nisman contra la Presidenta se escucha a D'Elía blanquear cómo acataba órdenes de Parrilli. En un diálogo con Yussuf Khalil, el supuesto contacto iraní, D'Elía le dice que Parrilli le recomendó que se mantenga alejado de los medios.
A pesar de los contactos que siempre mantuvo con funcionarios y dirigentes y de la cercanía con el matrimonio presidencial, Parrilli nunca tuvo aspiraciones políticas, aunque promovió a sus familiares para que fueran logrando espacios de poder en el Gobierno. Su esposa Ángela Signes es presidenta de la Comisión de Bibliotecas Populares que depende de la Secretaría de Cultura. Su hermana Nanci es senadora por Neuquén, la provincia de donde son oriundos los Parrilli. También hay espacio en el Gobierno para su hijo Emiliano: trabaja en el Ministerio de Turismo. Y su sobrina Natalia tiene un cargo en Cancillería. Lorena, su hija, milita en La Cámpora y trabajó en la Legislatura de Neuquén, y sus hijos Juan Pablo y Federico manejan la empresa de alimentos Office Gourmet.
Parrilli hoy se define como un kirchnerista puro, pero durante los '90 fue un vigoroso militante menemista. En 1992 defendió en el Congreso sin sobresaltarse la privatización de YPF. “No venimos a esta sesión arrepentidos de lo que fuimos, no sentimos vergüenza de lo que somos y tampoco venimos a pedir disculpas por lo que estamos haciendo. El proyecto va a oxigenar a nuestro gobierno y va a representar una bocanada de aire puro que fortalecerá al presidente Menem”, dijo Parrilli durante la sesión.
La ley. Fue el secretario de Inteligencia el que impulsó la denuncia contra Noticias. Primero le dio la orden al director de Asunto Jurídicos de la ex SIDE José Padilla de que enviara una carta documento a la revista para intentar frenar la publicación. Y luego pidió al área de legales que presentara una denuncia en la Justicia federal que recayó en el juzgado de Julián Ercolini. El fiscal a cargo es Eduardo Taiano, quien reemplaza a Carlos Stornelli, que tiene un pedido de licencia por un mes.
Taiano ahora tiene que definir si existe delito detrás de la denuncia de Parrilli. Para eso le pidió a Ercolini que le solicite a la ex SIDE toda la información acerca del protocolo de incorporación de nuevos agentes. Quiere saber si entraron por sus conocimientos o por su cercanía con el oficialismo. Parrilli está dispuesto a ir a fondo contra Noticias y ya se lo hizo saber a sus colaboradores. Para el secretario de Inteligencia, esta publicación actuaba en concordancia con Stiuso y era el brazo mediático del ex espía. Él mismo lo dijo en una entrevista con el humorista Dady Brieva: “Lamentablemente esta connivencia, esta promiscuidad entre agentes de la SIDE, algunos jueces, funcionarios y varios periodistas dio esta cosa que decía Noticias: el espía más temido. Ese era el negocio de él, ser temido. Y había algunos, como la revista Noticias, que eran socios, porque promocionaban esto y promocionaban todas estas acciones”. Parrilli se olvida de que Stiuso fue durante los últimos once años el agente todoterreno del Gobierno y que el propio Kirchner se lo presentó a Nisman para que lo ayudara en la causa AMIA. También se olvida de que Noticias se encargó de denunciar los recovecos más oscuros de la ex SIDE y que hace dos meses le dedicó una tapa a Stiuso en la que revelaba su oscuro legajo.
La lista de agentes que publicó Noticias es un compendio de militantes, funcionarios, empleados de ministerios y hasta concejales que responden al Gobierno. ¿Son verdaderos espías idóneos o la ex SIDE se convirtió en una agencia de empleos para premiar a un rejunte de fieles K y de paso dejar una herencia pesada al que asuma el poder en diciembre del 2015?
Hay algunas inconsistencias en la furia de Parrilli contra Noticias. La semana pasada el secretario de Inteligencia participó de la videoconferencia que brindó en Tecnópolis Julian Assange, el periodista australiano que reveló más de 250.000 cables secretos del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Parrilli lo escuchó atento y hasta se animó a aplaudirlo en varios tramos de la exposición, a pesar de que en su país y por mucho menos acaba de iniciar una demanda penal contra Noticias. Un caso complejo de doble discurso.
Hay antecedentes en la Justicia que respaldan la posición de Noticias. No solo en el país sino también en el exterior. Según un informe de la Asociación de Entidades Periodísticas 264%. Por esa nota, Parrilli decidió denunciar al espía "Jaime" Stiuso, por contrabando, por ser uno de los firmantes de algunos de los cargamentos importados.
Lo que omitió el actual Secretario de Inteligencia fue que en esa misma nota también había un llamado de atención a la Secretaría General de la Presidencia de la Nación que Parrilli comandaba. Pasaron de importar 2.984 kilos en el 2012 a importar 11.521 kilos en el 2013, lo que significa un aumento del 286%. Aquí Parrilli se encuentra con un dilema. Si tuviese que investigar el desproporcionado aumento en las importaciones de la Secretaría General de la Presidencia, tendría que denunciarse a sí mismo. Argentinas (ADEPA), hace 44 años la Corte Suprema de los Estados Unidos dictaminó, en un caso conocido como “Papeles del Pentágono”, que no era ilícita la publicación de documentos oficiales referidos a la política militar en medio de una guerra salvo que se acreditara que el medio había incurrido en un acto de espionaje.
En el 2001, la sala II de la Cámara Criminal y Correccional federal falló, en un caso que involucraba al periodista Marcelo Bonelli, que no se podía responsabilizar a un periodista que hubiese difundido información fiscal reservada en una causa de interés institucional o público aunque fuera suministrada por un funcionario que violó su deber de preservar un secreto. Parrilli debería leer estos antecedentes (Revista Noticias).