El año pasado, TDP publicaba que lejos parecía haber quedado la época del “granero del mundo”, ya que las medidas proteccionistas del gobierno nacional estaban privándolo de uno de los principales productos de exportación de la Argentina: la carne.
Es que, si bien según el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA), nuestro país era el mayor exportador de carne en la década del 30 y el tercero hace una década, esos eran otros tiempos, ya que la Argentina se ubicaba en el undécimo puesto, por detrás de Bielorrusia. Pero ahora, directamente, desapareció del ranking.
El USDA publicó la primera proyección del comercio mundial de carne vacuna para el este año, y la es que la India pasaría a liderar cómoda el primer puesto en el ranking mundial con ventas externas proyectadas por 2.40 millones de toneladas (peso carcasa).
En segundo, tercer y cuarto lugar se ubicarían Brasil, Australia y EE.UU. con 2.00, 1.59 y 1.09 millones de toneladas respectivamente.
Luego aparecen en el ranking Nueva Zelanda (555.000 toneladas), Paraguay (440.000), Uruguay y Canadá (cada uno con 375.000 toneladas), Unión Europea (310.000), Belarús (225.000) y México (210.000).
“La Argentina, que en 2004 llegó a tener una participación del 9.2% en el comercio mundial de carne bovina, prácticamente desapareció de la escena luego de la destrucción de la industria cárnica exportadora promovida por las políticas intervencionistas de la administración kirchnerista (la cual, además de liquidar decenas de miles de empleos, dilapidó uno de los principales capitales simbólicos del país)”, afirma el diario Valor Soja.
Las cifras del USDA muestran que las exportaciones de carnes rojas vienen creciendo de manera significativa: de 8.13 millones de toneladas en 2012 a 9.12 millones en 2013 para pegar un nuevo salto de 10.00 millones en 2014 (para 2015 se proyecta una cifra de 10.200 millones).
Tal fenómeno se explica por un progresivo crecimiento del consumo de carne vacuna en las naciones asiáticas (fundamentalmente en China).
El año pasado, la exportación fue 60% inferior a la de 2005, cuando la Argentina era aún un jugador clave del mercado.