En la cuenta regresiva hacia el final del plazo para definir alianzas electorales, Sergio Massa definía este fin de semana cuál sería su jugada luego de los firmes y reiterados rechazos de Mauricio Macri a conformar un matrimonio político.
Las opciones eran múltiples pero ante la negativa del PRO la más viable consistía en fortalecer el vínculo con José Manuel de la Sota y el peronismo no kirchnerista.
Esto implica dos posibilidades: ir a una Primaria presidencial con el gobernador cordobés, tal como estaba previsto inicialmente dentro del frente UNA, o quizá la más racional según algunos de sus colaboradores, bajar a la provincia de Buenos Aires.
En este último caso, Massa pondría a una de sus figuras de mayor confianza —se habló incluso de su esposa Malena Galmarini— como compañera de fórmula del cordobés y buscaría reinvertarse en una opción competitiva en el principal distrito electoral.
Una postulación como candidato a gobernador bonaerense le permitiría, según esa lectura, contener a la tropa que todavía le prometió fidelidad. Hay otros factores que abonan esa idea: la candidatura presidencial requiere de una inversión sideral y sus principales patrocinantes ya no están dispuestos a sostener una cruzada con escasas posibilidades de éxito.
Las opciones para Massa se redujeron dramáticamente con la decisión de Francisco de Narváez de bajar su precandidatura a gobernador bonaerense. Le dejó un hueco donde al comenzar el año tenía seis variantes. Ahora solo está disponible Mónica López.
"El Colorado" hace tiempo que venía amagando internamente con declinar esa postulación para no costear la campaña. Se había comprometido a financiar el período proselitista hasta las primarias del 9 de agosto pero todo se precipitó.
Tanto él como Massa lo presentaron como una opción para que termine habiendo un acuerdo con Macri. Es sabido que el jefe de Gobierno porteño no quiere saber nada de volver a asociarse con el ex dueño de Casa Tía, luego del derrumbe de la alianza Unión PRO, que obtuvo la victoria en las legislativas de 2009.
Sin embargo, la decisión fue traumática: testigos vieron a De Narváez discutiendo en duros términos con el diputado massista Marcelo D'Alessandro en el hotel Hyatt horas antes del anuncio. Y si bien Massa dejó abierta la posibilidad de que retome la candidatura si Macri mantiene su postura, el propio De Narváez ratificó que ya desistió de seguir en carrera.
Más allá de eso, Massa seguía este fin de semana buscando forzar por distintos caminos un cambio de opinión de Macri y sus colaboradores señalaban que la candidatura presidencial estaba firme. Con las especulaciones en auge, el exintendente de Tigre reunirá a su grupo político el lunes y el martes dará una conferencia de prensa en el Museo de Arte de Tigre.
Continuidad o cambio
Macri viene envalentonado. Logró que la UCR rechazara un acuerdo amplio que incluyera a Massa en su convención de Gualeguaychú, luego impuso a Horacio Rodríguez Larreta por sobre Gabriela Michetti en la Ciudad de Buenos Aires y ahora juega a sacar de la cancha al diputado nacional.
Su mejor opción sería que Massa se retire del juego y le permita recolectar a parte de su todavía tentadora tropa bonaerense, empezando por el intendente de San Miguel, Joaquín de la Torre, e incluyendo al de Junín, Mario Meoni, y al de Hurlingham, Luis Acuña, entre otros.
Como se ve, la pureza del PRO opera solo para las capas altas, pero internamente se ve como otro pleno que se juega Macri para fortalecer su liderazgo, con la rendición de su rival.
El alcalde porteño rechazó los consejos de un sector del PRO, compuesto entre otros por el armador electoral Emilio Monzó o Jorge Macri, de aliados como Jesús Cariglino y de la UCR, que optan por incluir a Massa como gobernador, para apoyarse en la postura de su asesor ecuatoriano Jaime Durán Barba.
De acuerdo con el consultor, Macri debe inspirar el "cambio" y las sociedades electorales no suman. Con esa lógica, hay dos herramientas en las que confía el laboratorio electoral del PRO: las Primarias que terminarían aglutinando el voto opositor en la figura del más votado y la segunda vuelta electoral que podría ser un trampolín para vencer al kirchnerismo.
"Acordar ahora con Massa le significará a Mauricio tener que explicar en los próximos dos meses por qué antes no quería y terminó aceptando", adujo internamente Durán Barba.
El asesor muestra encuestas que dan una mayoría de antikirchneristas en el país. Sin embargo, oficialistas y opositores no descartan que luego de las PASO el postulante oficialista que resulte vencedor —el gobernador bonaerense Daniel Scioli corre con ventaja sobre Florencio Randazzo— pueda imponerse en primera vuelta.
Hay una verdad insoslayable: el que gobierna parece correr con ventaja. A excepción de las primarias en Mendoza y Santa Fe, donde ganó la oposición pero el resultado todavía puede revertirse, el calendario electoral muestra con ventaja a los oficialismos. ¿Ocurrirá lo mismo en Buenos Aires y la Nación? Falta menos para saberlo (NA).