Con propuestas más específicas, nombres propios, una nueva tanda de acusaciones cruzadas y apostando al error cero, Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa encaran el nuevo tramo de campaña hacia las elecciones del 25 de octubre.
Todos saben que la elección podría definirse por detalles.
Las encuestas muestran que un punto más o un punto menos pueden determinar si el nuevo dictado de las urnas es concluyente o hay segunda vuelta el 22 de noviembre.
El último ingrediente del combo proselitista fue la decisión de Daniel Scioli de no participar de Argentina Debate, el intercambio que esa ONG prepara para el 4 de octubre en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
En los dos días posteriores a la determinación comunicada a través de voceros, Scioli y su equipo estuvieron midiendo el impacto.
En principio la conclusión es que el tema irá perdiendo fuerza con el correr de los días pese a la embestida opositora.
"La decisión ya está tomada. No va a debatir. La tomó solo pero no hay marcha atrás. Eso era todo riesgo, porque la oposición podía salir a decir cualquier cosa y significaba una exposición innecesaria", aseguró un hombre del círculo cercano a Scioli, quien evaluó que no tendrá incidencia en las encuestas.
Argentina Debate se viene preparando desde hace meses con presencia de representantes sciolistas y las excusas planteadas por el oficialismo para no ir al debate parecieron muy frágiles.
La medida es comprensible en términos electorales, pero impide la puesta en marcha de una institución valiosa y extiende otra de las tantas mañas políticas argentinas.
Las últimas planillas revisadas en las oficinas porteñas del Banco Provincia, donde Scioli tiene su comando de campaña, indican que superó el 40% y que a Macri el caso Niembro le provocó un retroceso por debajo del 30%.
Ese freno del candidato de Cambiemos habría alimentado a Massa.
El rebalanceo favorecería al Frente para la Victoria para ganar en primera vuelta. Los números que manejan en los laboratorios del PRO y del Frente Renovador son distintos: aseguran que Scioli no llega al piso para evitar el balotaje.
Estrategias
Como sea, los tres principales candidatos encararán con herramientas similares las últimas cuatro semanas de campaña.
Massa había "primereado" con el recitado de propuestas a las que se le sumaron con matices Scioli y Macri en los últimos días.
La novedad es que todos los candidatos comenzaron a mostrar a sus eventuales gabinetes.
Pese a que en el discurso Scioli mantiene líneas troncales de defensa a las políticas kirchneristas, su equipo tendrá pocos rastros del actual equipo de colaboradores de Cristina Kirchner.
Diego Bossio, Sergio Urribarri, Francisco y Alberto Pérez, Maurice Closs, Miguel Peirano, Julián Domínguez, Miguel Bein, Silvina Batakis y Gustavo Marangoni, entre otros nombre ya mencionados, serán ministeriables.
Solo falta que Scioli, en caso de ser presidente, diga quién ocupará cada lugar.
El gobernador está atento a dos variables: que el festival de carpetazos que dañó a Macri no lo alcance con alguna denuncia o decisión judicial de última hora; y que la economía no pierda la compostura en el tramo final de la campaña.
En ese sentido, una decisión oficial que obligó a fondos de inversión a tomar sus activos en bonos y acciones al valor del dólar oficial hizo temblar a los mercados y puso los pelos de punta en las trincheras sciolistas.
Por su lado, Macri está esperanzado en que el golpe que significó el caso Niembro finalmente se disipe y decidió relanzar la campaña con algunos cambios importantes.
Después de haber cruzado acusaciones con el massismo, que fueron zanjadas en una reunión con De la Sota, Macri podría denunciar a La Cámpora por haber montado una supuesta campaña sucia desde la Agencia Federal de Inteligencia (ex Side).
Además, con propuestas más concretas buscará darles "contenido" a los tres ejes de la plataforma de gobierno que son 'pobreza cero, lucha contra el narcotráfico y unir al país'.
El candidato de Cambiemos, junto a sus principales colaboradores, decidió unificar el discurso económico en la figura de Rogelio Frigerio, presidente del Banco Ciudad y cara 'desarrollista' del proyecto amarillo. Alfonso Prat Gay aportará como extrapartidario y aliado en Cambiemos.
Quien no será vocero económico es Carlos Melconian, cuyo pensamiento siempre fue asociado a políticas neoliberales.
"Ese era un costado donde nos pegaban mucho, así que ahora vamos a mostrar que tenemos un plan económico que no está basado en el ajuste, ni excluye las políticas sociales, pero que se centra en el trabajo", contó un encumbrado economista del PRO a este columnista y agregó: "Hay que abandonar el discurso culposo".
Macri también anunció que Ernesto Sanz, presidente de la UCR, sería su ministro de Justicia, mientras que Elisa Carrió, siempre peligrosa como aliada política, podría tener un destino como embajadora en alguna capital importante.
El jefe de Gobierno porteño también abandonará el encierro purista al que lo había sometido su gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba.
El lunes se mostrará con Hugo Moyano, con la intención de tender puentes con un sector del sindicalismo, hasta ahora acaparado por sus rivales peronistas.
En el campamento del massismo, el "niembrogate" parece haber dado el envión anímico necesario para tratar de dar la sorpresa en el tramo final de campaña.
Los colaboradores de Massa aseguran que está a solo cuatro puntos de Macri en las encuestas y que es el único que puede superar a Scioli en un eventual balotaje.
El mérito del tigrense a esta altura es haber consolidado el frente UNA con José Manuel de la Sota y Roberto Lavagna como sus referentes del ámbito político y económico. Un mes atrás parecía que ambos ampliarían el éxodo de figuras sucedido antes del cierre de alianzas y lista de candidatos.
Un operador del FR apoyó el optimismo en un armado territorial más abarcativo que el montado en las PASO tanto en el Sur como en el Norte del país, aunque el candidato de UNA sigue detrás de Macri en distritos clave. Massa esperaba con ansias el debate presidencial.
La deserción de Scioli quitó expectativa a ese ping pong pero no deja de ser su apuesta final.