El gobierno comenzó a avanzar en forma más acelerada sobre múltiples desequilibrios e irregularidades heredadas en materia económica, pero corre el riesgo de cometer errores y afrontar una fuerte protesta social.
Al reciente caso de la aerolínea Sol, que sobrevivió varios años a partir de un llamativo acuerdo con Aerolíneas Argentinas y ahora puede dejar casi 300 personas en la calle, podrían sumarse otros.
Es que se contarían por decenas las compañías que "vivieron del Estado" en estos años y ahora verían peligrar su subsistencia.
Varios gremios observan el tema con preocupación y admiten que durante años se evitó abordar un tema tabú: muchos emprendimientos eran inviables y se mantuvieron en forma artificial a partir de la máquina de hacer billetes provista por el poder político que se apropió del Estado y creyó que allí se quedaría para siempre.
El caso de Lázaro Báez —dueño de Austral Construcciones y amigo íntimo de la familia presidencial— y los beneficios de la obra pública en Santa Cruz, emerge como otro de los casos emblemáticos de estos tiempos.
Las empresas de Báez tienen múltiples deudas y peligran 1.700 empleos, a pesar de que recibió sumar multimillonarias en doce años del apellido Kirchner en el poder. Por ahora dos interrogantes van emergiendo con fuerza:
— ¿Es justo que miles de trabajadores terminen pagando los platos rotos de un poder político irresponsable que mantuvo en forma artificial la economía con tal de sostenerse en el poder a cualquier precio?
— ¿Existe el riesgo de que el signo político que ahora controla el Estado caiga en la misma tentación recreando un capitalismo de amigos con otros nombres?
Mauricio Macri asegura que su política girará sobre la base de la austeridad, y exige transparencia y moderación a sus colaboradores.
En el gobierno observan con preocupación los sucesivos campos minados que van hallando a medida que abren puertas, con una característica común: la mala costumbre de no tener que rendir cuentas abrió paso al despilfarro del dinero de los contribuyentes.
Quienes manejan los números en el gobierno creen que será una tarea titánica volver a alinear al Estado detrás de las políticas de austeridad.
A Mauricio Macri y a muchos gobernadores no sólo los sorprendió el Estado de abandono en que encontraron la infraestructura estatal a pesar de los gastos récord que aparecen en las planillas oficiales.
También les impactaron algunas curiosas costumbres adoptadas por funcionarios de categorías intermedias.
"Lo primero por lo que se preocupaban era por tener auto con chofer y una caja chica que en realidad terminó siendo millonaria en algunos casos y con rendiciones de cuentas poco claras", contó uno de los hombres que llegó con el macrismo y le tocó hacerse cargo de una de las papas calientes que dejaron 12 años y medio de kirchnerismo.
El curioso convenio suscripto por Aerolíneas Argentinas con la empresa Sol sintetiza en parte el fin de ciclo.
El acuerdo le garantizaba ganancias a la compañía rosarina aunque sus vuelos fuesen semivacíos, un negocio redondo, de los muchos que se multiplican a medida que los nuevos funcionarios van consiguiendo las llaves de los despachos y abriendo los cajones.
Lo curioso es que en muchos casos, quienes advierten sobre las irregularidades son los propios sindicatos que terminan en conflicto.
Es que las medidas que se están tomando en la medida en que se avanza sobre el control del Estado derivarán en despidos, en gente con familias que quedará en la calle y que en muchos casos cumplían sus tareas con dedicación y responsabilidad.
"Sabemos que a la hora de imponer una lógica a la administración de recursos públicos cometeremos injusticias.
Esos errores habrá que revisarlos, pero lo importante es que no tememos decir que nos equivocamos y efectuar las correcciones que correspondan", dice otro funcionario al que le tocó hacer escala en la órbita de uno de los ministerios de más alto perfil en la última década.
Ya no son sólo los más de 420.000 millones de pesos de rojo fiscal del 2015 a nivel nacional que dejó Cristina Fernández, ni los más de 30.000 millones de pesos que la gobernación de Daniel Scioli le pidió prestados al Banco Provincia y ahora el equipo de María Eugenia Vidal intenta determinar para qué se usaron.
La Caja de Pandora que dejó el kirchnerismo aún no se terminó de abrir y promete nuevos capítulos sorprendentes.