El dilema de muchos es si regresa a la Argentina o no. La pregunta latente de la opinión pública referida a que Bonadío destine a la ex presidenta hacia un juicio o que ninguna decisión judicial determine su actual situación tendría una respuesta poco consistente.
Las rejas o la libertad
De no plantearse esta dicotomía resulta sencillo repasar, dentro de la abundante información disponible, los hechos sucedidos a partir del procesamiento como “jefes de una asociación ilícita” a Cristina y sus dos hijos por parte del juez.
La neurosis de los principales cabecillas de la “grieta” era de esperar, para dar rienda suelta las huestes de cada sector.
Selección de algunos hechos
Al fijar esos acontecimientos, con una visión empática hacia los poderes políticos en disputa, es posible seleccionarlos como capítulos de una serie audiovisual en una línea argumental que puede llevarnos a un plano sorprendente, usando un esquema de pensamiento similar al de un juego de ajedrez.
Profundizando por ese guión no es posible dejar de lado la esencia de esos sectores, por tanto usarían sus energías identificables capaces de desplegar sus tridentes y ampliar el campo de batalla a los terrenos que les son propios. Estrategias, al fin, al modo de comandantes o ajedrecistas.
Las inteligencias, la rapidez de movimientos y la anticipación al paso contrario estarían funcionando al límite en esta disputa invisible al ojo de muchos.
Ocurrencia insólita
Tres puntos parecen sobresalir de esta selección de hechos, para comenzar a esbozar la consecuente hipótesis, por más ridículos o intrascendentes que parezcan en su relación.
Uno es el referido a la permanente imputación sostenida por Elisa Carrió, en relación a las operaciones (¿presiones?) que ejercería José Angelicci en nombre del gobierno de Macri, sobre funcionarios del Poder Judicial con el fin de lograr determinadas decisiones o fallos.
Otro punto está apuntado a la humorada de uno de los abogados de Cristina Fernández al “robarse” la cámara durante una entrevista a una conocida figura mediática tras una indagatoria en Comodoro Py en un programa del ambiente del espectáculo. Dalbón, mientras salía de los Tribunales y sin el permiso de nadie, expuso su rostro ante la lente vociferando “A Cristina no le sucederá nada”, palabras más o menos. Risas y sorpresa para los laburantes del canal y… a otra cosa. Aparentemente desapercibido. Es muy probable que haya sido un rápido mensaje concreto a propios y a contrincantes políticos.
Por último, la solitaria expresión de Jorge Asiz –entre los periodistas más conocidos que tienen presencia en los medios masivos- cuando le recordó a su entrevistador que muchos de sus colegas caen en el conocido truco del tero. Más en concreto, la cantidad de minutos y tinta gastados en señalar verdades –aún con información legítima- pero que, en su conjunto, sirven de distracción que les evita observar otro suceso más sustancioso.
La fuerza de los contrincantes
En estas contiendas todo es dinámico. Las fuerzas son administradas con cálculo y velocidad adecuados. Un movimiento en falso puede hacer perder alguna pieza importante o esencial. Acción y reacción. Lo estático es el escenario.
Imprescindible es reiterar que el interés supremo del gobierno nacional es el de fortalecer su continuidad en el poder. Para esta oportunidad dejemos de lado los entramados internos que determinar candidatos inmediatos.
En el sector de la ex presidenta, nada es confiable –como la política misma- con sus anteriores aliados justicialistas, muchos de ellos manoteando migajas de componendas ajenas. Cristina prefirió afirmarse en medio de su conocida guardia espartana con propia capacidad de “combate”.
Para continuar con esta trayectoria argumental, sólo basta unir antecedentes harto difíciles de resolver y que sus oponentes creyeron triunfar.
Supo salir de situaciones en la que se la creyó perdida en el abismo sorprendiendo, a más de uno, con una mayor fortaleza.
La ex presidenta no es una ortodoxa, tampoco lo es el actual primer mandatario, por lo cual no es ilógico pensar que estamos ante una batalla nunca antes vista, con dos contrincantes que en nada se asimilan tanto en su formación como en el origen de cada uno. No es oportuno analizar la mentalidad de ambos, ya que existen interesantes trabajos al respecto. Lo concreto es que coinciden en el pragmatismo de cada acto.
Los instantes finales
Vistos los hechos, aparentamos estar a menos de un tercio, quizás de un cuarto para que la partida o la batalla concluyan. Es decir, en un tramo vital.
En el ajedrez el reloj debe tocarse con mayor velocidad, en la batalla usar las armas más contundentes sin desperdiciar ningún proyectil. Pareciese que estamos, sin ser conscientes, frente a una de estas situaciones.
La “polarización” con Cristina habría sido descartada por Macri.
En este plano, descartemos la tormentosa relación de ambos y, recordemos cuando él padeció la movida de ella al no entregarle el tradicional bastón de mando presidencial. Sin cometer delito no tuvo miramientos para con la tradición republicana. Una audacia que nadie había realizado dentro de una etapa en democracia.
La observación “entrelíneas” de aquella selección de hechos, no descarta que enfocar a la opinión pública por parte de Macri, en cuanto a que el adversario electoral es Cristina, la está diluyendo bajo la percepción de que le sigue resultando peligrosa aún cuando no se presentara como candidata en las elecciones inmediatas.
El exilio de Cristina
Las más conocidas posiciones periodísticas no se cansan de censurar el dictamen de Bonadío con el argumento de que posibilita el movimiento favorable de cuentas en el exterior o hasta que pida asilo en alguna embajada en Europa.
La pregunta es ¿Porqué no? Como respuesta habría una batería de más preguntas. ¿Qué y quién se lo impediría? ¿Existe alguna lógica política como base para sus seguidores? ¿Cuba, Ecuador, Grecia, España, Bolivia y hasta la propia Venezuela no la albergaría? ¿Sería sustentable una movida de ese tipo?
Veamos. Los sondeos previos dan a entender que Cristina no tendría impedimento alguno para que pueda salir del país.
Salvo la duda mediática acerca de la legitimidad de la invitación emanada de
Con su hijo Máximo con fueros parlamentarios, la ex mandataria tiene un importante flanco protegido, más las cerradas huestes activas que no tienen complejos para funcionar de inmediato. Por otra parte, es dable recordar que con ella viajará su hija Florencia, vaya a saber con qué “comitiva”, sin descontar aquellas personas que se encontrarían en Europa preparando su llegada.
Ninguno de los países sudamericanos citados le cerraría las puertas de cualquiera de sus representaciones en aquel continente.
El sustento “doctrinario” sería que esté abrazando la audaz idea de ponerse el traje de Juan Domingo Perón cuando recurrió al exilio en 1955 para dar fin a la partida.
¿Jaque mate? ¿Fin de la batalla?
Esta movida daría lugar a tablas en el ajedrez o retirada honrosa de ambos lados y prepararse para una próxima pelea.