A una semana de las elecciones legislativas se pueden leer, claramente, dos cosas. Macri y Cristina son dos caras muy distintas de una misma realidad. Evidentemente, a partir del resultado obtenido por el oficialismo tanto en la provincia de Buenos Aires como en el país en general, el panorama a futuro para Macri es muy diferente. Lo mismo ocurre con Cristina, pero exactamente al revés. Lo que es claro para el Presidente y el gobierno es totalmente oscuro no solo para CFK, también para el peronismo.
El comienzo del final de Cristina. La señora perdió para ganar, esa es la realidad. Perdió una elección —sabiendo que la iba a perder— para ganar inmunidad a través de los fueros; y tener que escucharla decir "Aquí no se termina nada, aquí empieza todo" jactándose de que salió segunda como candidata a senadora nacional por la provincia de Bs. As. frente a un candidato que, para la inmensa mayoría de los votantes era un perfecto desconocido, no hace más que demostrar que su desequilibrio emocional avanza a pasos agigantados.
Y no es para menos. El panorama no le era para nada alentador ya desde las PASO, y fiel a su estilo el kirchnerismo recurrió a lo que sea, tratando por sobre todo de desprestigiar al gobierno de Macri en lugar de intentar convencer al electorado con alguna propuesta medianamente coherente y viable.
Tal es así que crearon la "Operación Maldonado". Sin embargo, Maldonado fue para Cristina Kirchner lo del cajón de Herminio Iglesias a Lúder en las elecciones del '83, sin dudas. Es más que claro que hubo un manejo con la desaparición de Santiago Maldonado por parte del kirchnerismo y eso le jugó en contra.
Pero las incoherencias de Cristina no terminaron con la campaña. Muy por el contrario, cuando salió a hablarle a la militancia después de conocerse los resultados, se despachó con frases que demuestran que solo sigue viviendo su propia realidad.
Más allá de no reconocer la derrota y no decir absolutamente nada de su competidor, presentó la derrota como un triunfo y dijo frases como: "Unidad Ciudadana ha venido para quedarse", "Unidad Ciudadana será la base de la alternativa a este gobierno", "Esto acaba de comenzar, no de terminar", "Los números que salen en pantalla no coinciden con los nuestros, y seguramente no son los reales, pero somos serios y no vamos a hace un show de esto", "Nos hemos enfrentado a la más grande concentración de poder desde que llegó la democracia", "La gente eligió el tipo de oposición que quiere".
Evidentemente, Cristina insiste con la grieta, con el enfrentamiento, la descalificación, y los resultados a la larga se ven. No por casualidad perdió en las últimas cuatro elecciones.
En cuanto al peronismo en general, el futuro no es tan distinto al de Cristina. Sin embargo, quedó perfectamente demostrado que es ella quien más y mejor lo representa, pero el dilema peronista es que, si bien CFK evidentemente es la dirigente peronista con mas votos, en las provincias el kirchnerismo no existe, y muchísimo menos en la Ciudad de Buenos Aires.
Si a este panorama le agregamos la detención de De Vido, y que muy posiblemente ella y muchos integrantes de su gobierno correrán la misma suerte, no hay dudas de que estamos asistiendo al comienzo del final de Cristina y, tal vez, del peronismo.
Ahora Macri depende de Macri.
El dilema de Macri, de aquí en más, es que hacer si Cristina desaparece del panorama político. Hasta ahora, no hay dudas de que los votos de Cambiemos fueron más una suerte de no querer ver más al peronismo/kirchnerismo que por empatía con el gobierno. Gran porcentaje del votante "oficialista" lo hizo más por estar harto del estilo kirchnerista que por adherir al Cambiemos, pero es más que claro que la gente está votando por un cambio. Los resultados están a la vista y hablan por sí mismo.
Antes del 22 de octubre, Macri parecía, y él también lo sentía así, que era un presidente a prueba. No nos olvidemos que perdió en primera vuelta contra Scioli, y eso habla a las claras de que en el balotaje el electorado eligió al "menos malo".
Hoy el panorama es otro, especialmente en el Congreso, y no tenga dudas, estimado lector, que a partir de ahora todo dependerá de las decisiones políticas, sociales, pero fundamentalmente económicas que tome el gobierno.
El Gral. Perón decía: "No es que nosotros hayamos sido tan buenos, es que los demás fueron tan malos que nos convirtieron en óptimos". Y en honor a la verdad, no hay que ser tan buenos como para hacer las cosas un poco mejor de lo que las hizo el kirchnerismo.
Por lo tanto, si Mauricio Macri no comete ningún error grave, y toma medidas medianamente acertadas, no tenga dudas que en 2019 se presentará para un segundo mandato. Si logra ser reelecto, o no, dependerá pura y exclusivamente de él.