Muy a menudo, más a menudo de lo que querría o creería, aparecen ciertos personajes “indiscutibles”, “dueños de la verdad”, su verdad, y lo que es peor aún, la verdad que muestran los medios.
Esto mismo pasó con el caso AMIA, un caso sumamente complicado, además de delicado por no decir más, donde muchos de los que escribimos en este medio fuimos fuertemente injuriados, ni más ni menos por aquellos quienes, en todo su derecho, deliberan sobre que la pista Iraní, y el encubrimiento por parte de la otrora presidenta, Cristina Kirchner, es indiscutible, y por sobre todo irrefutable.
Lamento decir que es lastimoso que se crea en una Justicia, que no siempre funciona como tal, en vez de observar y analizar las pruebas que existen sobre dicho atentado, que, dicho sea de paso, tiene una trama mucho más complicada de la que se muestra.
Me es oportuno mencionar que existen varios libros que detallan la investigación sobre el atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina, todos ellos llegan a la misma conclusión, la pista Iraní es una mentira, solo sirve para despistar al público sobre los verdaderos responsables, los sirios.
Entre esos libros puedo mencionar el escrito por el Director de Tribuna de Periodista, Christian Sanz, con el queridísimo colega Fernando Paolella, "AMIA: La gran mentira oficial", además de "Cortinas de Humo", escrito por Jorge Lanata, entre otros.
Ya se desmintió la versión de la Trafic-bomba, a la que hasta le habían puesto nombre al conductor, obviamente nunca involucrado, Ibrahim Berro y se demostró que la bomba había sido colocada en un volquete en la puerta de la AMIA.
Si se mintió en un aspecto casi insignificante como éste, ¿Por qué creer el resto de la historia?
Esta es la factura de la bomba, donde se puede observar que fue comprada por el sirio Nassib Hadad.
Además de lo mencionado, el mismo Antonio “Jaime” Stiuso, otrora hombre fuerte de la exSIDE, y quien es parte responsable del desvió judicial, declaró ante los jueces Néstor Costabel, Jorge Gorini y Karina Perilli, que no se profundizó sobre la “Pista Siria”.
Stiuso no desvió la investigación de marras por motu proprio, sino que a pedido de la CIA y el Mossad, los servicios de inteligencia de Estados Unidos y de Israel respectivamente, quienes le exigieron hablar únicamente de la pista Iraní.
Estos son solo algunos datos que se pueden recopilar en los seis libros de investigación que se encuentran hoy en el mercado sobre la AMIA, es recomendable leerlos ya que la información que aparece en ellos esclarece completamente este caso y no solo eso, explica muchas cuestiones que en base a la mentira oficial no pueden explicarse.