Diego Lagomarsino fue el último que vio con vida a Alberto Nisman la tarde del 17 de enero de 2015, según se sabe hasta ahora y quien le dio el arma que terminó en la muerte del fiscal de la causa AMIA.
Desde aquella fecha hasta hoy Lagomarsino vive a la defensiva, proclamando su inocencia, aunque no logra que la Justicia le crea.
Hace poco más de un mes le colocaron una tobillera electrónica, con GPS, obligado a informar sus desplazamientos.
En los estudios de Crónica de TV se enteró esta tarde de que el juez federal Julián Ercolini lo procesó como partícipe necesario del asesinato de Nisman. "Habría que leer los fundamentos", dijo ante las cámaras de televisión.
Lagomarsino conoció a Nisman en 2007, cuando el fiscal buscaba un técnico informático que lo ayudara a mantener en buen estado las computadoras de su estudio.
Nisman estaba inmerso en la investigación por el atentado a la AMIA, que causó 85 muertos el 18 de julio de 1994.
La relación fue diaria e intensa, a punto tal que Nisman lo llamaba a veces "treinta veces al día", y "era muy difícil decirle que no", dijo Lagomarsino a la Justicia y sintetizó la relación como la de "amo-esclavo", definición que, aclaró, le dio su psicólogo.
El técnico informático controlaba la computadora de Nisman también a control remoto, a través de un programa "Teamviewer", que le permitía arreglarle algún problema a distancia, pero para hacerlo el usuario tenía que estar conectado y permitirle el acceso.
Lagomarsino también negó una relación con Jaime Stiuso, el espía de la ex SIDE que trabajaba con Nisman para conseguir información sobre la causa.
La que nunca creyó desde el principio en Lagomarsino fue la ex pareja de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, madre de las dos hijas del fiscal.
Arroyo Salgado sostuvo desde un principio que Nisman fue víctima de un asesinato que "está probado científicamente" y dejó en claro: "No tengo dudas de la participación de Diego Lagomarsino por múltiples elementos de juicio, algunos de ellos obrantes en el expediente y otros que la querella procurará acreditar en el momento procesal oportuno, esto es, luego de que la junta interdisciplinaria confirme oficialmente en la causa el asesinato", según lo dijo al diario Perfil, a principios de 2017.
Lagomarsino se defendió, llegó a tildar de "mentirosa" a Arroyo Salgado en una nota al diario La Nación, pero tuvo que explicar, una y otra vez, por qué entregó la Bersa 22 a Nisman. "Me arrepiento del 'quilombo' en el que me metió haberle dado un arma a Alberto", dijo hace pocos días.
"Mi opinión personal es que él tomó la decisión de dispararse, lo que no sé es por qué", dijo en una de las tantas apariciones televisivas y cuando le preguntaron si creía que había sido un suicidio inducido, respondió, "No lo sé".
Narró a media voz: "Por Alberto siento mucha pena. Yo cuando me entero de la muerte de él la mañana del 19 estaba con mi mujer en la cama y nos pusimos a llorar y le dije que yo le había dado un arma el día anterior. Sentí una mezcla de sentimientos: por un lado, se muere una persona por la que sentís aprecio y, por otro, vos le diste el arma, haya pasado lo que haya pasado. Yo no le tengo bronca a Alberto, mi psicólogo no lo puede creer", dijo frente a las cámaras.
Mientras, quedaron cuestiones poco claras a dilucidar, como una cuenta bancaria que, según los investigadores, tenían en Nueva York.
Antes de procesarlo, el juez Ercolini escuchó durante diez horas a Lagomarsino, la semana pasada, quién le contó más detalles de cómo fue la entrega del arma y que sucedió en los días posteriores a la muerte de Nisman.
En su última aparición en televisión, Lagomarsino confeso: "Tengo terror de ir preso".