En política no suelen existir los años de transición, y menos cuando se avecinan elecciones en las que se ponen en disputa cargos ejecutivos, incluyendo la Presidencia de la Nación, como las que se celebrarán en el país en 2019.
Quienes consideran que 2018 será una mera conjunción de meses de perfil deliberativo en la Argentina antes de que comience la campaña en los albores del año que viene, lisa y llanamente, se equivocan: la "rosca" empieza ahora, aunque irá ganando intensidad una vez que finalice el verano.
Porque a lo largo de 2018 irán resolviéndose las candidaturas y de hecho, el Gobierno ya está en campaña o al menos eso parece: hace apenas horas, el alcalde porteño, Horario Rodríguez Larreta, sostuvo que "lo más natural" sería que tanto él como el jefe de Estado, Mauricio Macri, y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, buscaran la reelección en los comicios de 2019.
En realidad, quienes se desempeñan en cargos ejecutivos y pretenden renovar sus mandatos, como es el caso de Macri, Vidal y Rodríguez Larreta, tres de los principales referentes del frente Cambiemos -junto a Elisa Carrió-, es como que nunca dejan de estar en campaña; es decir, saben que para perdurar dependen casi tanto del éxito de sus gestiones como de la propia capacidad que tengan para promocionarse.
En el caso de Macri, un hombre que históricamente le ha prestado denodada atención a las encuestas y a las mediciones de opinión (desde la época en la que buscaba destronar a la dupla Antonio Alegre-Carlos Heller y llegar a la presidencia del club Boca Juniors, a comienzos de 1990), su imagen se ha desplomado en las últimas semanas y ese declive es muy probable que genere preocupación en la Casa Rosada.
Las reformas impulsadas por el Gobierno, en especial la que involucra a jubilados -si efectivamente la propuesta no es tan nociva como lo asegura la oposición, el macrismo no supo comunicarlo bien ni contrarrestar las críticas que despertó la iniciativa-, más los aumentos de tarifas, de combustibles, del transporte y de medicina prepaga (afecta a la clase media), entre otros, forzaron una baja en la ponderación general de la gestión del Presidente.
Sin embargo, Macri tiene por delante todo un año para tratar de revertir esa tendencia que se inició hacia fines de 2017 y está claro que muy probablemente irá por la reelección en los comicios previstos para octubre de 2019.
El futuro de Cristina, en manos del Poder Judicial
"La Argentina dejó atrás su experimento populista", aseguró el jefe de Estado en el Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza, donde volvió a mostrarse como un líder emergente de la región antes de reunirse en París con su colega francés, Emmanuel Macron, en un nuevo intento por destrabar y sellar finalmente un acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea.
Se trató por cierto de una de las frases más altisonantes de la semana que pasó. Ahora Macri deberá regresar al país para seguir adelante con su gestión y esa suerte de "reforma permanente" del Estado que pretende motorizar, aunque aquí no todas serán palmadas en la espalda, lógicamente, como sucedió durante su cálida estadía en el país europeo, pese al crudo invierno boreal.
Las tensiones entre el Gobierno y el sindicalismo se mantienen en alza, sobre todo después de que el clan Moyano, con Hugo y Pablo a la cabeza, quedaran en la mira de la Justicia en el marco de una investigación por presunta asociación ilícita que involucra al club Independiente y al jefe de la barra brava de la entidad de Avellaneda, Pablo "Bebote" Álvarez.
En este contexto, e incluso con el líder gastronómico Luis Barrionuevo -sí, aquel que llamaba a "dejar de robar dos años" en la Argentina allá por la década de 1990- amenazando con que Macri podría no terminar su mandato si decide avanzar contra el gremialismo, el Gobierno en lo inmediato deberá terciar en unas negociaciones paritarias que se presentan como cruciales si es que la Casa Rosada pretende cumplir, o al menos aproximarse, a su meta de inflación para 2018, del 15 por ciento.
Además, las discusiones salariales se desarrollarán en momentos en los que el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, quedó debilitado tras verse envuelto en un escándalo por el despido de su empleada doméstica.
El funcionario regresará este lunes de sus vacaciones y si bien Macri le brindó su respaldo, llamó la atención que el Club Político Argentino, una asociación que mantiene cordiales relaciones con el Gobierno, saliera a cuestionar con dureza lo sucedido con el jefe de la cartera laboral.
Dentro del propio Gobierno, incluso, existe quienes consideran que el futuro de Triaca, un dirigente de orígenes peronistas, pende de un hilo por este incidente, pero también porque quizá para liderar las paritarias que se avecinan sea necesario recurrir a un ministro con otro perfil, menos simpático con los líderes gremiales: "No todos los sindicalistas son malos", había comentado el funcionario a comienzos de año, en un acto que compartió con el ex líder cegetista Hugo Moyano.
A estas negociaciones por aumentos de haberse se sumará la discusión en torno de la reforma laboral que aún queda pendiente de tratamiento y eventual aprobación en el Congreso, desde donde la ex presidenta Cristina Kirchner buscará promocionarse a lo largo de 2018 y robustecer sus posibilidades de competir por la primera magistratura en 2019.
Con el peronismo no kirchnerista aún en proceso de reconstrucción, de igual modo que el radicalismo no macrista (salvando las distancias), Cristina apuesta al fracaso del Gobierno para ungirse como la eventual abanderada de la oposición, tanto de aquellos que jamás pintarían su voto de "amarillo" como de quienes sí respaldaron a Cambiemos en las urnas, pero se sienten decepcionados: tal como lo vienen marcando las recientes mediciones de opinión.
De cualquier modo, es el líder del PRO el que continúa guardando un "as" bajo la manga.
Porque claramente el futuro de Cristina dependerá de lo que ocurra con el Gobierno -y su gestión- en 2018 y sobre todo en la antesala de los comicios del año que viene; las aspiraciones de la ex jefa de Estado muy probablemente se verán supeditadas al éxito que puedan tener las políticas que se impulsen desde la Casa Rosada y a las decisiones estratégicas que vaya a tomar Macri en busca de su reelección.