Ficha Técnica / Artística:
Título original: Band Bang.
Dramaturgia y Dirección: Pablo Alarcón – Género: Teatro de máscaras.
Reparto: Ernesto “Corcho” Segall: guitarra y bajo, Javier Benítez: acordeón, Agostina Alarcón: charango y tabla de lavar, Marcos Rodríguez: batería y piano, Miguel Ángel Sánchez: bajo y guitarra, Mariano Frumento: piano, Juan Eguiguren: percusión, Pablo Alarcón: concertina, Enzo Demartini: acordeón, Alan Barceló, actuación – Producción General: Pablo Alarcón y Daniel Deé.
Realización de las máscaras: Pablo Alarcón y Juan Palavecino.
Coreografía: Mecha Fernández – Sonido: Alan Monserrat.
Producción ejecutiva: Mercedes Mastropierro – Música: Osvaldo Aguilar.
Escenografía: Diego Olmedo – Vestuario: Carlos May.
Iluminación: “Mono” González – Prensa y RR.PP.: Alfredo Monserrat.
Teatro: El Cubo. Zelaya 3053. Tel: 4963-2568 / CABA – Costo localidades: desde $ 250 – País: Argentina – Año: 2018 – Duración: 80 min. – Funciones: viernes y sábados 21 hs. /domingos 17 hs. – Debut: 26 de Enero de 2018.
En el coqueto teatro El Cubo, emplazado en pleno polo gastronómico y cultural del barrio de Once, encontramos la singular oferta de buen teatro de autor: Band Bang (2018). Con dramaturgia, protagónico y dirección de Pablo Alarcón, se presenta por primera vez en la cartelera porteña, un espectáculo de música y humor con estética circense en una divertida puesta de teatro de máscaras. Por la diversidad de registros escénicos, despunta la función de variedades. Una compañía de actores todoterreno, da vida al noble y digno entretenimiento visual sobre las tablas.
Argumento. La pieza es un mix de artistas que trabajan “a la gorra” en el subterráneo de Buenos Aires, junto a “profesionales” en un recorrido de géneros diversos y atractivos. Actores que juegan detrás de las máscaras – teatro gestual – cruzando el circo, el musical, la danza y el “cómic”. El humor y la ternura principian el menú en una carta que no falta la reflexión política sobre la Argentina. Historias en las que el público podrá reconocerse en algún instante. Una partitura musical que ilustra los cuadros y remata con la nostalgia del tango en un relevante concepto de teatro experimental. La puesta ratifica que el actor de nuestro país, es hijo del Circo Criollo. Alma mater, el lugar que mejor le sienta para construir y celebrar narrativa.
Ahora bien, ¿qué características le ofrece el uso de la máscara al actor? La máscara (a la sazón, ícono del concepto «teatro», sinonimia), es un vehículo de transmisión de emociones, sintetizan la personalidad de lo que se desea representar. La máscara como definición del personaje. Tanto la tragedia como la comedia, eran representadas en la antigüedad por dos máscaras y tenía sus musas inspiradoras. (Las máscaras de Talía y Melpómene / Comedia y Tragedia). Al desaparecer el rostro del actor, exonera sus inhibiciones y lo obligan a expresarse con su cuerpo, a exagerar sus movimientos. Al igual que la marioneta, se expresa sin dubitar. La máscara fascina por su paradoja: por lo que oculta, por lo que muestra. Hay que recordar que su eficacia, es proporcional a su sencillez, a la fácil comprensión por parte del público.
La estrategia de Alarcón se pondera en un montaje descriptivo de los disfraces, las caretas y los actores. Hay simetrías de parlamentos y cada personaje posee su momento de explosión: comedia, drama, musical, baile, arte circense, todo en composé con un vestuario muy cuidado. El “cruzado de luces” (evita sombra en el rostro de los actores) es exitoso. La construcción del verosímil no deja nada al azar. El ritmo de entrada y salida de los protagonistas es intenso, como en las comedias de enredo. Hay momentos incluso para el clisé del romanticismo infanto-juvenil en progreso. En una narración espacial inteligente – la encrucijada–, sin clímax que asfixie el relato. El lugar de encuentro entre el autor, el director y el público, aquello que los puristas del cine francés llaman Rendezvous, no aplica a las producciones clásicas ni de manual de estilo. No obstante, muy merecedor por cierto.
Conclusión. El fetichismo que propone las máscaras y disfraces, como valor agregado a toda puesta, se asocia a la escenoplástica potenciándola. Agostina Alarcón, endulza las miradas con su comedia y baile, y el tango lo asume con éxito. La coreografía le sienta bien. Su padre, Pablo, es el director de una orquesta muy peculiar: humor / musical / circo, en clave de comedia. Hasta Ernesto “Corcho” Segall (la mítica voz del “Topo Gigio”, con acento argentino) disfruta de su histrionismo. En fin, sabiamente lo dijo David Garrick, el rey de los actores: “La vida es una breve mascarada”.
“El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto,
y también a llorar con carcajadas”
(«Reír llorando» / Juan de Dios Peza).
Narración espacial inteligente, dan vida a una tierna y deliciosa historia. Máscaras, disfraces y circo como hecho creativo. El público de parabienes.
Gustavo Contarelli
Puntaje de la obra de teatro: 4 Tribunas
Puntaje actor protagónico: Pablo Alarcón 5 Tribunas ¡Excelente!
Referencias:
5 Tribunas: excelente /imperdible
4 Tribunas: muy buena
3 Tribunas: correcta / buena
2 Tribunas: regular
1 Tribunas: mala /pésima