Hace poco menos de un mes, exactamente el 11 de febrero, publicábamos en este mismo portal, una columna titulada "Macri: de la reelección asegurada a la reelección probable".

Dicho artículo, concluía con el siguiente párrafo: "El escenario, para este año, no es nada fácil; sin embargo oficialistas por un lado y opositores por otro creen que en los próximos meses comenzará a delinearse el rumbo. Entonces, podremos empezar a ver si la posible reelección de Macri, que en octubre era prácticamente un hecho y ahora es probable, pueda pasar a ser improbable, pero recordemos algo que ya hemos dicho: la caída de la imagen de Macri no está siendo capitalizada por nadie."

El punto es que comenzó marzo y, junto con la inauguración de las sesiones ordinarias legislativas, el presidente Macri inauguró también su agenda política, y con dos temas a tratar que son mucho más propios de una fuerza del sector de izquierda o progresista que de centro derecha, o derecha, como insisten en llamar los opositores a Cambiemos.

Estamos hablando, puntualmente, del tratamiento de sendos proyectos de ley sobre la despenalización del aborto y la paridad de género.

Esto demuestra, a las claras, dos cosas. La primera es que como durante 2017 al oficialismo no le fue muy bien en el congreso, máxime cuando se produjeron los incidentes por el tratamiento y posterior aprobación de la ley de reforma de las jubilaciones y pensiones, sumado al fracaso de la reforma laboral, hoy prefieren tratar temas menos confrontativos con la oposición.

Lo segundo es que en una jugada política muy inteligente e internaste, el Poder Ejecutivo se adelantó a tratar ambos temas que, tarde o temprano, iba a hacer la oposición. Con esto, lo que logra el gobierno es, ni más ni menos, invertir la carga de la prueba.

Vale recordar que en el año 2011, Cristina ordenó retirar de tablas el proyecto sobre despenalización del aborto presentado por el kirchnerismo. Por lo tanto, con el futuro tratamiento de la ley quedará expuesta a una situación, por lo menos, incómoda.

Pero la pregunta fundamental es: ¿Mauricio Macri instala estos dos temas en la agenda política porque en realidad está convencido de que son cuestiones relevantes para los argentinos y no es tan de derecha como se lo califica -y por consiguiente más progresista que los que se autodenominan progres- o en realidad está echando una cortina de humo?

La realidad es que la economía no produjo, por lo menos hasta ahora, los resultados prometidos y esperados, la inflación no cede y tampoco se redujo el gasto público. A esto debemos sumar que todavía no aparece la tan mentada reforma impositiva integral tan mencionada, principalmente, por el presidente Macri, durante 2017.

Algo de cierto hay en que cambiemos tiene cierto interés en tratar estas y otras leyes "progresistas", pero lo real es que no son esos los problemas fundamentales y los que más le interesan al gobierno, y mucho menos a la ciudadanía.

Los problemas de fondo (léase leyes y su respectivo tratamiento en el congreso) vendrán en el segundo semestre, más precisamente después del campeonato mundial de fútbol Rusia 2018. La razón es que en el oficialismo creen que para esa época la economía estará más fortalecida y la inflación habrá bajado, por lo tanto el ánimo de la sociedad será otro.