Estimado Christian:
Molesto su atención para ofrecer por su intermedio a nuestros científicos y a la población en general, una idea que si prospera podría contribuir a enaltecer algunas profesiones muy deterioradas por la apatía o el desinterés con que las ejercen quienes (nunca más acertado el término) las detentan.Conocido por todos es el avance de la genética, esa disciplina microscópica, que mide sus pasos en milésimas de micrones, y sin embargo ha avanzado leguas en el quehacer de la naturaleza:Tomates resistentes a las heladas, ovejas clonadas sin intervención de macho, a partir de células de los progenitores, obtención de células madre, etc. todo configura un progreso relevante en la mejora de la calidad de vida y mas aún, en la creación de condiciones sanitarias óptimas, lo que además está demostrando que la biología en determinado momento podrá terminar con, por ejemplo, la carencia de órganos para los trasplantes, en aquellos casos en que los donantes sean escasos o directamente no existan. Argentina ha contribuído, a través de tres premios Nóbel, al desarrollo de la biología, la fisiología y en general la medicina, con tres nombres relevantes: Milstein, Leloir y Houssay, cuyos aportes aún hoy son ejemplos de lo que puede la aplicación, el trabajo honesto y la posesión de metas, ideales, objetivos claros, conocimiento, disciplina.En esto se cifra mi propuesta:
¿Será posible, quizás mediante acuerdos entre las diversas universidades, las FFAA y de Seguridad, los Partidos Políticos mayoritarios y menores, la ciudadanía que quiera aportar lo suyo, etc, obtener mediante los procesos biológicos que sean menester, semillas de testículos?
Se podrían sembrar en los canteros del Congreso, en los jardines de los cuarteles, bases navales y terrenos aledaños a las pistas de la Aeronáutica, en macetas ad hoc en las sedes de los partidos políticos, en fin, en un sinnúmero de lugares donde el órgano está faltando o es escaso.Las glándulas así obtenidas, mediante implantes, injertos o extrayendo sus jugos y filtrándolos para obtener una mejora de los que existen pero padecen de disfuncionalidad, quizá contribuirían mediante la puesta en marcha de las glándulas afectadas a iluminar un poco las esperanzas de nuestra alicaída patria. Es una idea, Sr. Director, que espero que su medio publique, como una contribución a la esperanza de conseguir una Argentina mejor. Que nadie vea en esta propuesta una agresión machista ante la asunción de la Sra. Garré o Micelli como secretarias de Estado. La Madre Teresa tenía lo que hay que tener, y no llegó nunca a ministra, pero la humanidad la reverenciará para siempre. Un Argentino que quiere colaborar.
Vicente Alberto De Tommaso
detosar@fibertel.com.ar